«La desaparición de López es una responsabilidad del Estado»

«La desaparición de López es una responsabilidad del Estado»
19 septiembre, 2016 por Redacción La tinta

“Con la desaparición de Julio buscaban aterrorizar a la comunidad de los juicios, querellantes, abogados y jueces, y a través de eso aterrorizar y aleccionar al conjunto de la sociedad para que no se siga avanzando en el camino de verdad y justicia”, afirma Carlos Zaidman, ex-preso e integrante de la Multisectorial La Plata, Berisso y Ensenada.

Por Mario Hernández para Anred.

En un nuevo aniversario de la desaparición de Jorge Julio López. ¿Qué hace singular esta desaparición?

En principio de singular tiene, creo yo, la nueva utilización de la desaparición forzada como elemento político. No es que antes de Julio, durante la democracia, desde el ´82 hasta el 2006 no hubo desapariciones. Sí hubo. Pero no con un objetivo claramente político. Eso es lo primero que tiene de singular. Luego vinieron las desapariciones de Puthod y Martínez, entre otros, el asesinato de Silvia Suppo, etc. Lo nuevo, a partir del 2006 es que se instala la desaparición forzada como elemento político.

¿Cuál fue, a tu entender, el objetivo de hacer desaparecer a Jorge Julio López?

Yo creo que el principal objetivo fue el de hacernos saber que todavía están, que están organizados, que pueden y que lo hacen. Yo creo que el intento fue el de frenar los juicios y atemorizar al conjunto de la comunidad que se mueve alrededor de los juicios. Creo que es parte de la utilización de lo que nosotros llamamos “las consecuencias del genocidio”.

El genocidio tiene antecedentes, efectos en el momento y efectos posteriores. Uno de los efectos posteriores es la utilización de la desaparición forzada como elemento de terror, no solo hacia el que lo sufre y su familia, sino hacia el conjunto de la sociedad. Interpela al conjunto de la sociedad.

Esto es lo que creo que en principio intentaron hacer con Julio López. Más allá de que surgieron luego distintas hipótesis, entre ellas que le habían hecho cambiar el testimonio, lo cual a esa altura ya no tenía sentido porque ya había declarado una parte. Más que un efecto psicológico o político no podría haber tenido, a efectos legales ya había declarado, el día que lo desaparecen era el día de los alegatos.

Creo que el efecto fundamental que buscaban era el de aterrorizar a la comunidad de los juicios, querellantes, abogados y jueces, y a través de eso aterrorizar y aleccionar al conjunto de la sociedad para que no se siga avanzando en el camino de verdad y justicia.

¿Existe algún indicio de quiénes fueron los responsables de esta desaparición?

El indicio lo da el propio López. Hay que escuchar su testimonio. Evidentemente no se han investigado las pistas de la Policía Bonaerense, ni se ha investigado a los que denunció López en su declaración. Obviamente hay que empezar por ahí y nunca se hizo. Se hizo un allanamiento buscando una agenda que tenía en ese momento Etchecolatz, se dio con ella y nunca se investigó.

El Estado no tiene que presentarse como querellante, tiene que investigar qué es lo que pasó con López

No recuerdo exactamente cuántos, pero alrededor de 50.000 llamados, en la causa hay 17 pistas que se abandonaron. Hay muchas que no se siguieron bien y otras ridículas que se siguieron como manera de naturalizar tanto la desaparición como el hecho de no encontrar a los culpables. Se desperdició tiempo, pistas verdaderas y se siguieron pistas falsas. Hoy en la causa hay una gran cantidad de papeles amontonados en distintas carpetas y tomos que no conducen a nada. Las verdaderas pistas fueron abandonadas.

Después de una década existe la posibilidad de que el Estado argentino se presente como querellante.

Sí. Salieron dos noticias en Clarín del domingo pasado. Una es ésta que mencionás y la otra es una vuelta a una cosa que ya había sucedido, que es la intención del abogado de la familia de López de volver con el tema de la autopsia psicológica.

En cuanto a lo primero, el Estado no tiene que presentarse como querellante, tiene que investigar qué es lo que pasó con López. Presentarse como querellante es una bomba de humo para hacer de cuenta que se están ocupando del tema. El objeto del Estado es el de investigar, encontrar al compañero, dar con los culpables, llevarlos a juicio y castigarlos. No es participar como querellante. ¿Qué sentido tendría hoy que el Estado que es quien no hizo nada en los últimos 10 años, se siente entre los querellantes? Y digo “siente” hipotéticamente porque juicio no hubo ni habrá hasta que se encuentre a los culpables. Realmente no tiene ningún sentido, es una bomba de humo para la gilada, que para ellos vendríamos a ser nosotros, el conjunto de la sociedad.

En segundo término está el tema de la autopsia psicológica, que es un estudio psicológico sobre la persona que haya sido asesinada, estudiando el entorno y la actuación personal durante los últimos días que hubiera tenido la víctima. Esto nunca se utilizó en casos de lesa humanidad, porque implica desconocer el entorno político y social que había alrededor.

El caso de López no es un secuestro por rescate, no es que mataron a alguien en medio de un ilícito. Se lo llevaron como parte de un delito que continúa, que es el de lesa humanidad. Al llevarse a López en esta circunstancia, ninguna autopsia psicológica hacia la víctima, porque no hace otra cosa más que re victimizarlo. ¿A qué van a llegar? ¿Lo secuestró la familia? ¿Estaba loco? ¿Se fue solo?, como dijo Aníbal Fernández en su momento.

Ya hubo un intento de eso y, en su momento, personalidades muy importantes de la psicología dieron un dictamen que fue elevado al Juez, que en este caso, ese tipo de autopsia no serviría para nada. Y políticamente, serviría igual que en el caso anterior que mencionábamos, del Estado presentándose como querellante, para desviar la atención.

La desaparición de López no está escondida en el propio López ni en su círculo cercano. La desaparición de López es una responsabilidad del Estado. Hay que investigar a la policía, a Etchecolatz, a aquéllos que aún a diez años de la desaparición de López le siguen diciendo “jefe” a Etchecolatz. Entonces, ¿qué es lo que van a investigar? ¿Se secuestró solo López?

Por Mario Hernández, para Anred.

Palabras claves: desaparecidos en democracia, Dictadura Cívico-Militar, Jorge Julio Lopez, memoria, Miguel Etchecolatz

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