Transformando el conocimiento: trayectorias educativas de mujeres trans
Candelaria Sajama es la primera activista trans egresada de la Licenciatura en Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba e integra la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Córdoba (ATTTA). En diálogo con La tinta, relata cómo fue su proceso de investigación, los desafíos y alegrías que transitó, así como las observaciones y reflexiones que hizo en su tesis centrada en las trayectorias educativas de personas trans de un CENMA de la Ciudad de Córdoba.
Por Redacción La tinta
Un trabajo de investigación es un proceso en el cual se ponen en juego saberes personales, metodológicos y teóricos. A veces, se presenta como un camino con ciertos pasos a seguir. Uno de los primeros es la selección del tema. Candelaria barajó que fuera uno que le gustara, que la hiciera sentir bien y, a su vez, la interpelara. Si bien tuvo sus dudas en investigar otro tema que no fuera sobre personas trans, hubo un impulso que fue decisivo: “Si yo no lo hago, no lo hace nadie porque es un tema poco investigado”. Eligió investigar cómo construyen sus proyectos de vida las personas trans con conceptos que provienen de la orientación vocacional y ocupacional, y de las Ciencias de la Educación; en el CENMA N° 70: Compañero Hugo Estanislao Ochoa.
Cuenta que fue un tema que la apasionó y menciona que tomó todos los recaudos para tomar una distancia metodológica, ya que no era una extraña al tema. Pero, posicionada en el lugar de investigadora implicada, reflexiona: “También puede pensarse de otro modo, ya que, al estar cerca del tema, puedo construir datos que una persona que es foránea o extranjera al tema no haría del mismo modo”.
Para la investigación, entrevistó a estudiantes mujeres trans y, mientras las entrevistaba, notaba que emergían otros temas vinculados con las historias de vida. Sin embargo, supo bordearlos y realizar el recorte del tema: “Tenía mucha información y ese era otro desafío como investigadora, para no perderme del foco de estudio que era las trayectorias educativas de las personas trans y la proyección que hacían con el mundo laboral”.
Terminar la tesis le llevó 3 años atravesados de ansiedades, dudas y, en algún momento, pensó en abandonarla, pero, con la convicción que la caracteriza, continuó. Reconoce haber pasado por momentos difíciles en su vida personal. Siente que las marcas de su historia de vida y de las experiencias de la militancia han sido un impulso para estudiar psicología y aportar al campo acompañando a otras personas trans. Todo estos procesos, en la actualidad, la llenan de herramientas.
Estudiar en un CENMA
Los Centros de Educación de Nivel Medio para Adultos (CENMA) dependen de la Dirección General de Educación de Jóvenes y Adultos. Es una modalidad que tiene como objetivo principal garantizar el cumplimiento de la obligatoriedad escolar para lxs jóvenes y adultxs que no lo hayan realizado en la edad establecida reglamentariamente. Además, brindan capacitación técnico profesional. Puede cursarse bajo la modalidad presencial o semipresencial a distancia.
En Córdoba, desde el 2016, está vigente en toda la provincia el Programa de Terminalidad Educativa “Claudia Pía Baudracco”, elaborado con la participación de ATTTA Red Nacional; el Ministerio de Educación y la Comisión Interministerial de Diversidad Sexual y Derechos Humanos para facilitar el acceso administrativo a la escuela y garantizar la permanencia de las personas trans en el sistema educativo. Candelaria cuenta que, en el CENMA N° 70, se han concentrado, por la difusión del boca en boca, más estudiantes trans que en otros. Es un lugar de referencia para habitarlo y terminar el secundario.
La investigadora realizó entrevistas semidirigidas a 8 mujeres trans estudiantes de entre 28 y 54 años. Confeccionó una ficha y registró si habían realizado el cambio registral; dónde habían estudiado antes; hasta qué año del secundario habían llegado y si, aparte del trayecto escolar, habían realizado otra formación educativa. Luego, consideró la trayectoria laboral de lxs entrevistadxs y registró en qué habían trabajado o trabajaban.
Luego de analizar esas entrevistas, concluyó que, en las trayectorias educativas, las mujeres trans habían sufrido discriminación y bullying por su identidad de género. Todas habían abandonado sus estudios por diferentes situaciones, siendo la discriminación la más repetida. Ella compara cómo eran las trayectorias escolares antes, cuando no existía la Ley de Identidad de Género, con la actualidad que existen nuevos marcos legales como la Ley de salud mental y convenios educativos para la inclusión.
«Ahora, en las escuelas, se respeta más la identidad de género de les alumnes, ya no se patologiza como antes. Ahora, somos visibles, podemos transitar las aulas con nuestros nombres, nuestra vestimenta. Podemos expresar libremente nuestro género y estudiar”, recalca Candelaria, en relación a tiempos anteriores cuando la invisibilización era mayor y muchas personas trans abandonaban sus estudios, antes de los 17 años.
Si bien identifica avances en relación con otros tiempos, cree que aún en las escuelas falta una ESI con perspectiva de género y de diversidad sexual: “Hay temas que no quieren hablarse en las aulas y se debe hacer porque, mientras más lo ocultás, más generás estigmas y discriminación hacia la población invisibilizada. Hay que dejar de ocultar temas porque el desconocimiento en les estudiantes genera miedo y, luego, eso se traduce en rechazo y discriminación”.
Terminar el secundario
Para lxs estudiantes del CENMA, terminar el secundario está ligado con sus proyectos de vida vinculados con el mundo laboral. Candelaria cuenta que las entrevistadas querían terminar el secundario y conseguir un trabajo que les permita mejorar su calidad de vida: “Apuestan a la inclusión social porque, en la actualidad, si vas a buscar un trabajo y no tenés terminado el secundario, se te cierran la mitad de las puertas”. Estaban abriendo su paraguas de conocimientos para insertarse laboralmente o para seguir estudiando en la universidad.
De las trayectorias laborales, la mayor parte de las entrevistadas ejerció o ejerce el trabajo sexual; también realizaron otros trabajos como mozas, estilistas, ventas, cuidadoras domiciliarias, trabajo doméstico o cocineras. “Se visualizan en trabajos ligados con atención al público y de cuidados. Ninguna, a largo plazo, se proyecta como trabajadora sexual, o no me lo explicitaron”, aclara Candelaria.
Además, pudo observar que, dentro de la división sexual del trabajo, las entrevistadas se visualizan en profesiones o trabajos que están socialmente catalogados como feminizados: “Veo un tinte patriarcal, en tanto los laburos a los que pudieron acceder están ligados a lo femenino como son los cuidados a enfermos o limpieza”.
En las conclusiones de su tesis, a modo de reflexión, Candelaria plantea: “¿Cuál va a ser el lugar de las personas trans en el mundo del trabajo? ¿Van a seguir ocupando una esquina o van a lograr ocupar otros puestos laborales?”. En el imaginario colectivo, hay una fuerte asociación entre personas trans y trabajo sexual, el posicionamiento de Candelaria es interpelar las políticas públicas respecto del trabajo sexual y la inclusión laboral trans; se pregunta: “¿Qué políticas públicas van a garantizar derechos para las personas que quieran ser trabajadoras sexuales y para las que no quieran ejercer dicho trabajo?”.
En este momento, en el Congreso de la Nación, hay diferentes propuestas para aprobar una Ley de cupo e inclusión laboral travesti trans. Candelaria marca la importancia de una Ley Integral Trans por tantos años de olvido por parte del Estado: “La mirada y la respuesta debe ser integral. El cupo laboral sólo aborda una pata de toda la problemática”, sostiene. Para ella, es necesario efectuar una reparación histórica para las personas trans mayores de 40 años que, desde la última dictadura en adelante, han sufrido discriminación social e institucional. Además, una Ley Integral Trans plantea el acceso a la vivienda, mayor capacitación en las escuelas y formación del personal médico sobre cuerpos trans, entre otros aspectos.
A Candelaria aún le dura la alegría de haberse recibido como psicóloga. Está muy contenta y con nuevas proyecciones a futuro como publicar su tesis en un libro, abordar y trabajar temas de la diversidad sexual, géneros, feminismos y sexología clínica. Quiere seguir formándose en estos temas y, a fin de año, también se recibe de profesora en psicología, por lo que también se proyecta dando talleres y disertaciones. Agradece a sus asesores Valentín Peralta y Mariana Marengo, y al Tribunal de tesis, Carmen Clark, Claudio Barbero y Diego Mansilla, como a la asesora metodológica Débora Imhoff.
*Por Redacción La tinta.