Chile: la defensa del ngenko Truful Truful en Melipeuco

Chile: la defensa del ngenko Truful Truful en Melipeuco
29 abril, 2022 por Redacción La tinta

La central hidroeléctrica El Rincón es una amenaza latente para los habitantes mapuche de Melipeuco, Chile. La comunidad se organiza para frenar una inversión que irrumpe con el caudal natural del río Truful Truful, considerado un espacio de sanación espiritual, protagonista de historias mitológicas y fuente de agua medicinal en el Wallmapu. 

Por María Jesús Cardemil para La tinta

“Es muy importante llegar ahí, ponerse de pie y meditar. Te envuelve, te limpia. Tú lo sientes: cada sonido que trae es muy fuerte, muy fuerte. Y, en ese momento, tu cuerpo se limpia, te acoge, reingresa de nuevo la energía”. La machi Rosa Barbosa visita el río Truful Truful en luna llena, luego de tener un pewma (sueño revelador). Cuando llega al lugar donde abundan árboles como el lleuque, ciprés y maqui, conversa con el ngen, a quien le explica con qué objetivos va y pide autorización para sacar las hierbas y agua que utiliza en la preparación de medicinas que pueden tratar todo. “Porque en el lugar está todo”, afirma.

La machi explica que el universo requiere de vida, de energía. Y eso está en la Madre Tierra. “Necesitamos la lluvia, el río, el mar, el viento. Todo. Porque, si no tenemos naturaleza, no vamos a poder funcionar”. Por eso, cada lugar se protege, se cuida. Se conserva cada planta y no se intervienen los espacios. “Nosotros, como mapuche, cuidamos la naturaleza. Nosotros, como mapuche, amamos la naturaleza”, enfatiza.

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(Imagen: Gonzalo Melillán)

El Truful Truful es uno de los cuatro ríos que le da el nombre ancestral a la localidad de Melipewunko (“junta de cuatro aguas”). Nace entre los volcanes Llaima y Sierra Nevada, y su afluente se abre paso por antiguas rutas de lava, recorre el Parque Nacional Conguillo y hay segmentos donde incluso fluye de manera subterránea. Se extiende por más de 20 kilómetros hasta llegar al valle de Melipeuco, donde se une con el río Sahuelhue para dar origen al emblemático río Allipén, que, a su vez, es parte de la cuenca del río Toltén, ubicado en la región chilena de La Araucanía.

El agua sanadora

“Cuando cae el agua, se levanta una especie de neblina, a eso se le llama txuful txuful, ese es el nombre original”, explica Gonzalo Melillán, vocero de la organización Txuful Txuful Ñi Keyuwun. Cuenta que, cada cierto tiempo, va en búsqueda de lawen (remedios) que le solicitan diferentes machis. Principalmente en la mañana, porque a esa hora del día hay mucha buena energía. “Hago rogativas antes de ingresar y busco el remedio”.

Detalla que no es llegar y levantar una medicina: primero, se debe pedir permiso. Se toma solo lo necesario y no se saca más. “Siempre se hace con ese cuidado. Lo mismo que para ir a buscar trayenko, le decimos nosotros, que es el agua. El agua pura, el agua sanadora que hay en el río”.

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(Imagen: Gonzalo Melillán)

La agrupación Txuful Txuful Ñi Keyuwun reúne a comunidades mapuche y autoridades tradicionales que defienden la no intervención del río Truful Truful, por el significado que tiene para la conservación de su cultura y el territorio que habitan. El ngenko Truful Truful considera físicamente al río, pero involucra mucho más. “Es fuente de sabiduría; fuente de alimento; de experiencia, historia, remedios, ceremonias, nguillatun, encuentro, pensamiento filosófico, distensión, conversación. Ordenamiento territorial, jurídico, social, geopolítico”, puntualiza Lautaro Melillán.

El iniciado en lawen mapuche (persona de remedios y de vinculación con las plantas) afirma: “Uno se comunica con este río, con este ngenko, que le decimos nosotros, como los dueños de la montaña, de los seres que viven en los cerros, en los ríos, en las juntas de los ríos, en los bosques. De todo esto, el mapuche saca aprendizajes y saca una comunicación espiritual, emocional, mental y física. Entonces, transgredir estas cosas conlleva consecuencias bastante negativas y eso el mundo mapuche, el mundo indígena, lo sabe. Cuando se pasa a llevar el orden natural de las cosas como es un río”.

Detener la amenaza

El proyecto de Pasada El Rincón busca construir una central hidroeléctrica con una potencia total de 11 megavatios (MW). Las obras civiles contemplan la construcción de bocatomas, canal de aducción subterráneo, cámara de carga, tubería de presión, casa de máquinas, canal de restitución de caudales al río y obras de devolución.

En febrero de 2018, la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región de la Araucanía rechazó el proyecto presentado por Manuel Enrique Madrid Aris, a través de la RCA Nº55/2018. En el documento, detallan que no se hace cargo de “la intervención de carácter permanente en un sitio natural de significación cultural”. Además, explicita que “no presenta medidas idóneas para abordar el impacto asociado a los sitios naturales con presencia de hierbas medicinales y su recolección”.

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(Imagen: Pablo Omar Iglesias)

Frente a la decisión de este organismo, la empresa Ingeniería y Construcción Madrid S.A. presentó un recurso de reclamación. En la solicitud, la compañía informa que la central busca construirse en el Fundo El Rincón, aproximadamente a 3 kilómetros de Melipeuco. “La superficie total afectada por las obras del proyecto, tanto permanentes como temporales, es de 4,62 hectáreas. Todas las obras de aducción o conducción de aguas, desde la bocatomas a la casa de máquinas, serán de tipo subterráneas”, puntualizan.

En julio de 2021, el Comité de Ministros —cuya función es conocer y resolver los recursos de reclamación— resolvió a favor de la construcción. En su informe, certifica que la inversión cumple con la “normativa ambiental aplicable” y “los requisitos de carácter ambiental contenidos en los permisos ambientales sectoriales”. Asegura que la central hidroeléctrica “se hace cargo adecuadamente de los efectos, características o circunstancias establecidos en el artículo 11 letra b), c), d), e) y f), al proponer medidas de mitigación, reparación y compensación adecuadas a tal efecto”.

Frente a la situación, el alcalde de Melipeuco presentó un recurso de protección contra el Comité de Ministros por aprobar la construcción. En la denuncia, solicita que se deje sin efecto la autorización de la central y expone la vulneración del Artículo 19 de la Constitución de Chile. Específicamente, en los apartados 1º, que tiene relación con el derecho a la vida y la integridad física y psíquica de las personas; el 8º, que se vincula al derecho a vivir en un medioambiente libre de contaminación y establece que es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado, junto con tutelar la preservación de la naturaleza; y el 24º, relacionado con el derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes corporales e incorporales.

Unos meses más tarde, en agosto de 2021, la acción presentada por el edil Alejandro Cuminao fue declarada admisible por la Corte Suprema. Actualmente, el máximo órgano jurisdiccional está estudiando el caso, para entregar una resolución final y definir si se aprueba o no la central hidroeléctrica en la zona.

Conservar el equilibrio

“Si se destruye ese lugar, se destruye una parte de nosotros, porque somos parte de eso, somos parte del río, del agua, de la cordillera, del cerro. Ahí está nuestra historia, nuestra visión, nuestra identidad, nuestra forma de entender las cosas”, expresa Gonzalo Melillán.


Para él, es fundamental que se reconozcan los derechos que tienen como pueblo originario y que, a partir de eso, se logre entender la vinculación que, como cultura, tienen con la naturaleza. “La necesidad de nosotros mismos de defender un lugar no es porque se nos ocurre nomás, es porque hay una historia, es porque hay una identidad, es porque hay una vinculación especial con un lugar”.


En el curso del río que sería intervenido por el proyecto energético, se contempla el trayenco Truful Truful. Lo que corresponde a los saltos de agua o cascadas “reconocidos como lugar propiciatorio, esto es, lugares donde se realizan oraciones para pedir por el bienestar personal y de la comunidad. La fuerza del trayenco estaría dada por su tamaño y por el newen que se le reconoce. Su eficacia estaría explicada por el hecho de ser una agua que se renueva, que empieza otra vez, que cae de continuo. De esta forma, las comunidades consideran que también allí se puede recomenzar”, explica el informe “Proyectos de inversión en tierras y territorio indígena mapuche” del Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile.

“Ya no hay nada sagrado”

Lautaro considera que la construcción de una central hidroeléctrica en la zona “rompe todo orden natural, todo equilibrio entre las distintas culturas o naciones que estamos viviendo actualmente en el territorio”. Es una manifestación de que en la cultura no mapuche “ya no hay nada sagrado”, advierte. “Y nosotros consideramos que el río sí es sagrado”.

Mülfen Melillan también es vocera de la agrupación Txuful Txuful Ñi Keyuwun y, al igual que Lautaro y Gonzalo, pertenece a la ascendencia de Mariano Melillán, uno de los primeros mapuche que habitaron el valle del Llaima. Explica que, en su cosmovisión, tienen una relación distinta con los espacios, con la naturaleza, porque no esperan sacar ganancias de ella. “Existe la idea no mapuche de aprovechar. El agua es recurso, el campo es recurso, los árboles. Todo sirve para algo, todo se puede usar para algo desde esa lógica. Pero, desde la lógica mapuche, los espacios tienen vida, los espacios nos permiten aprender y cada vez que hacemos uso de estos espacios, nosotros devolvemos lo que ocupamos o usamos. Por lo menos, esa es la enseñanza que culturalmente hemos recibido”.

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(Imagen: Gonzalo Melillán)

Como organización cuenta, han decidido seguir la línea del aprendizaje, de trabajar mucho la conversación, las visitas a las comunidades, de seguir estudiando los protocolos tradicionales. “Hemos estado dándonos ese tiempo de poder conversar con las autoridades ancestrales, los lonkos de otros territorios y hacer alianzas. Entendiendo y escuchando que hay mucha gente en otros lugares que está en la misma situación”.

Mülfen comenta que, como agrupación, están trabajando para regular el tipo de intervención que existe en el río: desde que haya un cuidado en la cantidad de fotos que se toman en el lugar hasta la actitud con la que se va a conocer la zona. “Nos definimos como hijos e hijas de este río y, por lo mismo, tenemos ese rol o tarea de protegerlo, de cuidarlo. Entendiendo que el Truful Truful es parte de la familia de nosotros y nosotras”.

El camino, considera, es hacia una interacción más sana con los espacios. “Yo creo que de eso se trata. Porque, en verdad, tampoco queremos que el río esté cerrado. No se trata de que la gente no pueda ir. Pero sí, cuando tú vas, ir con una actitud distinta. Ir con una actitud de respeto y obviamente que no tenga ninguna intervención con estas centrales de paso ni nada de eso”, expresa.

Derechos territoriales

Sobre los derechos territoriales de los pueblos indígenas y la nueva Constitución, Mülfen asegura: “Vemos a personas mapuche en espacios donde nunca antes habían estado, después de situaciones que han sido dolorosas para mucha gente. Pero, estamos en un lugar donde se nos ha permitido estar hablando de ciertas cosas, que antes no se hablaban. Entonces, creo yo que es un camino nuevo que debiera, en algún momento, tener resultados positivos. No creo que sea todo inmediato, porque es un trabajo de años. Y tiene que ver con un tema cultural”.

Por su parte, Lautaro considera que se debe respetar el autogobierno de cada comunidad indígena. “Por una parte, la autonomía para decidir y tomar determinación de acuerdo a su derecho propio. Al derecho propio mapuche, a las costumbres. Pero sin que esto pase a llevar distintos ordenamientos jurídicos, ya sea tanto nacional o internacional”.

Gonzalo, a su vez, espera que, dentro del escenario político actual en Chile, “pueda salir algo bueno y se pueda entender, y se puedan respetar nuestros derechos. Los que tenemos como pueblo mapuche”. Añade que, igualmente, continuarán insistiendo: “Vamos a seguir acá defendiendo nuestra tierra, defendiendo nuestra agua, defendiendo nuestros cerros. Vamos a seguir haciéndolo. Siempre lo hemos hecho. Por eso, por la vinculación especial que tenemos nosotros con la naturaleza”.

*Por María Jesús Cardemil para La tinta / Imagen de portada: Magdalena Fuenzalida.


Este artículo es parte de COMUNIDAD PLANETA, un proyecto periodístico liderado por Periodistas por el Planeta (PxP) en América Latina, del que La tinta forma parte.

En el caso del presente artículo, este también fue producido con el apoyo de Climate Tracker – América Latina. Licencia Creative Commons con mención del autor/es.

Palabras claves: chile, mapuche, pueblos originarios

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«Es cuestión de tiempo hasta que haya empresas involucradas legalmente por su colaboración con Israel»

«Es cuestión de tiempo hasta que haya empresas involucradas legalmente por su colaboración con Israel»
12 febrero, 2025 por Redacción La tinta

Lydia de Leeuw, investigadora del Centro de Investigación sobre Corporaciones Multinacionales, se ha centrado en los últimos meses en la responsabilidad de las empresas en el genocidio contra el pueblo palestino. En esta entrevista, habla de las características de ese trabajo de documentación.

Por El Salto Diario para La tinta

El 17 de diciembre, Frank Barat mantenía esta conversación con Lydia de Leeuw, quien lidera el litigio estratégico de SOMO, el Centro de Investigación sobre Corporaciones Multinacionales, por el que el objetivo es conectar la investigación con el trabajo de cientos de organizaciones de la sociedad civil y juristas. En esta entrevista, De Leeuw presenta las principales conclusiones del informe “Alimentando la injusticia. Explorando las consecuencias legales para los Estados y empresas que participan en el suministro de energía a Israel”. En el informe, se examina cómo el comercio exterior y la inversión en el sector energético de Israel pueden contribuir a las graves violaciones del derecho internacional perpetradas por Israel en el territorio palestino ocupado, incluida Gaza. Considera las obligaciones de los Estados y las responsabilidades de las empresas involucradas en el suministro de energía a Israel.

Esta entrevista forma parte de una serie de diálogos que Frank Barat lleva manteniendo desde octubre de 2023 y que pueden encontrarse en su canal de YouTube subtituladas al castellano por el colectivo Viva Palestina Libre – Subtítulos contra la ocupación, que se encarga, además, de su edición en formato texto para este medio.

Frank Barat: Hola, Lydia. Me alegro de verte. Quería hablar contigo hoy porque SOMO, el Centro de Investigación sobre Corporaciones Multinacionales, la organización para la que trabajas, ha publicado un nuevo informe titulado «Powering Injustice«, que analiza las consecuencias legales para los Estados y las empresas involucradas en el suministro de energía a Israel. Diriges el litigio estratégico de SOMO y, por lo tanto, eres una de las principales personas detrás de este informe. Mi primera pregunta es: este informe se enmarca en torno a dos resoluciones hechas por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en 2024. ¿Puedes decirme cuáles son exactamente y por qué fueron relevantes para empezar a trabajar en el informe?

Lydia de Leeuw: Sí. Gracias, Frank. De hecho, son dos resoluciones tomadas por la Corte Internacional de Justicia apenas este año. La primera fue en enero de este año, donde la Corte determinó en sus medidas provisionales que era plausible que Israel estuviese cometiendo genocidio en Gaza. Y la relevancia de eso para todo el mundo, para las empresas, para los Estados, para todo el mundo que tenga una conexión, que tenga cualquier forma de influencia, es que ponen sobre aviso que se está desarrollando un genocidio potencial. Eso significa que los terceros Estados tienen una obligación —no es algo que puedan elegir, hacer o dejar de hacer—, es una obligación activa de tomar todas las medidas razonablemente disponibles para prevenir el genocidio en Gaza. De hecho, puede que ya tuvieran el conocimiento o la información necesarios antes de la decisión sobre las medidas preventivas de la CIJ, pero, sin duda, deben tener ese conocimiento e información desde entonces. Y para nosotras, también fue una información relevante ver que ahora tenemos que mirar, todo el mundo tiene que mirar, más allá de los suministros de armamento que van a Israel, más allá de los bienes estrictamente militares. Tenemos que mirar de manera más coherente y holística qué tipos de cadenas de suministro permiten a Israel continuar con este genocidio.

La segunda resolución que creemos que es realmente relevante para el suministro de energía a Israel es la que se hizo en julio de este año, el 19 de julio. Esa fue una opinión consultiva, pero es una opinión muy autorizada del más alto tribunal del sistema de la ONU. Encontró que toda la ocupación, toda la presencia militar de Israel en la Franja de Gaza y Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este, es ilegal y debe terminar. Y lo mismo ocurre con la presencia de colonos, es ilegal y hay que acabar con ella. Con respecto a los asentamientos, eso ya se estableció o determinó en la opinión consultiva de 2004 de la Corte Internacional de Justicia, pero lo que la Corte también hizo esta vez fue detallar, muy explícitamente, todas y cada una de las obligaciones que tienen los terceros Estados de garantizar que sus Estados o las entidades dentro de su Estado, como las empresas, como no ofrecer ayuda para mantener esa situación ilegal creada por Israel. Así que, como acabas de decir, es importante para nosotras mirar holísticamente lo que está sucediendo y lo que está permitiendo a Israel, con total impunidad, cometer un genocidio en Gaza.

Frank Barat: Entonces, ¿cómo la energía, o el combustible para producir energía, juega un papel importante en la acción de Israel y en los crímenes de guerra y contra la humanidad en Gaza?

Lydia de Leeuw: Bueno, creo que un hecho clave a tener en cuenta es que Israel es extremadamente dependiente de la importación tanto de petróleo como de combustible. El 98,6% del petróleo de Israel se importa realmente del extranjero. Por tanto, esto nos dice algo acerca de la dependencia que el país tiene de las importaciones para permitir el abastecimiento de combustible de sus aviones, de sus tanques y otros vehículos del ejército que se utilizan en crímenes de guerra y en el genocidio contra el pueblo palestino. Así que uno de los ángulos que hemos analizado es de dónde proviene el petróleo y de dónde provienen los diferentes tipos de combustible, incluyendo el diésel y la gasolina. Y cuáles son las diferentes cadenas de suministro que podemos descubrir, que permiten establecer el vínculo con el ejército.

Luego, el segundo ángulo que examinamos en términos de suministro de energía son los diferentes recursos energéticos que contribuyen a la generación de electricidad en Israel. Y la razón por la que esto es importante es porque la red eléctrica a la que están conectados los asentamientos es la misma que la red eléctrica israelí dentro de las fronteras de 1948. Así que no hay distinción. Si estás exportando carbón a Israel que se utiliza para generar electricidad en una central eléctrica de carbón, ese carbón se va a utilizar para generar electricidad para toda la red. Así que, inevitablemente, va a alimentar una red contaminada por la ilegalidad.

Frank Barat: Y, durante la elaboración del informe, ¿qué países dirías que son los mayores proveedores de Israel, ya sea en armas o en energía?

Lydia de Leeuw: No hemos analizado las armas. Hemos mirado… quiero decir, lo más cercano a las armas sería el combustible para aviones militares porque eso sólo tiene un tipo de uso. Sólo puede ser utilizado por el ejército. La única cadena de suministro que encontramos es la que viene de los EE. UU. Se trata de contratos del Departamento de Defensa de EE. UU., por los cuales las empresas estadounidenses como Valero y Saltchuk Resources están exportando, o transportando, combustible militar a Israel, al ejército israelí. Otras cadenas de suministro desde el extranjero que hemos analizado son, obviamente, las de petróleo, debido a la gran dependencia. Y los principales proveedores de los principales exportadores de petróleo crudo son Azerbaijan, Kazajstán y Gabón. Pero también hay cantidades relativamente menores procedentes de Brasil, Nigeria y la República Democrática del Congo. No sólo nos hemos fijado en cuáles son los países exportadores, sino también cuál es el trayecto. Y ahí vimos que Turquía es un país de tránsito muy importante para el petróleo, por cuyos puertos se exporta el petróleo de Azerbaiyán, y el petróleo kazajo suele pasar por Rusia.

También es importante mencionar el papel de los Estados intermediarios, por así decirlo. Hemos visto diferentes tipos de combustible; diésel, gasolina, etc., que pueden ser utilizados en vehículos militares. Los mayores proveedores son Rusia y EE. UU., y, luego, cantidades mucho más pequeñas vienen también de Brasil, Grecia y Albania. Creo que es importante volver a mencionar el carbón. Esto está ligado a los asentamientos, no tanto al genocidio, y, en este caso, los proveedores son Rusia y Sudáfrica. Es bastante importante. Mucha gente se sorprende cuando escuchan Sudáfrica, debido a los increíbles esfuerzos que están haciendo para tratar de que Israel rinda cuentas por el genocidio. Pero sí, estamos viendo esto en un sentido más amplio. Tenemos que considerar la ocupación ilegal y la campaña genocida de forma holística. Luego, cuando se trata de otras cadenas de suministro de energía que están contribuyendo a la generación de electricidad, las energías renovables con inversiones extranjeras y el gas natural con inversiones extranjeras, también hemos analizado el papel de las empresas extranjeras.

Frank Barat: Entonces, ¿cuáles dirías que son las obligaciones de los Estados, pero también de las empresas, a la hora de suministrar energía a Israel?


Lydia de Leeuw: La obligación de los Estados es una obligación muy seria, especialmente, cuando se trata de la prevención del genocidio, porque el requisito que deben cumplir los Estados es que tomen todas las medidas razonablemente a su alcance para prevenir el genocidio.


Defendemos que, si desde su territorio se exporta petróleo o se exportan combustibles que podrían acabar en manos del ejército, o si empresas bajo su jurisdicción participan en esa cadena de suministro, deben tomar todas las medidas razonablemente disponibles para garantizar que sus cadenas de suministro no están, de hecho, alimentando crímenes de guerra y actos de genocidio. Y si no pueden afirmarlo al 100%, entonces, eso no es hacer tal contribución. Deben tomar medidas para detener esa cadena de suministro. Eso en relación a la prevención del genocidio. Pero, con respecto a la ocupación, de nuevo, de forma holística, la Corte Internacional de Justicia fue muy clara en su opinión consultiva del 19 de julio. Dijo que “los Estados deben abstenerse de hacer tratos económicos o comerciales con Israel, que puedan afianzar su presencia ilegal en el territorio”. Podríamos argumentar que, si van a garantizar el suministro de electricidad a los asentamientos, eso afianzaría la presencia ilegal. Hay otro requisito u obligación establecido por la Corte Internacional de Justicia que dice que “los Estados deben tomar medidas para evitar las relaciones comerciales o de inversión que ayuden al mantenimiento de la situación ilegal creada por Israel en los territorios ocupados”. Entonces, eso significa que los Estados están obligados por el derecho internacional a tomar medidas contra sus empresas para impedir esas relaciones comerciales, esas relaciones económicas, que contribuyen a la presencia ilegal de colonos y militares. Porque debo decir que, en relación con la ocupación ilegal, se trata tanto de los asentamientos como del ejército. Además, el ejército se abastece de combustible por todo Israel y los territorios ocupados. De manera que las estaciones de servicio en las que los jeeps militares y los camiones cisterna pueden repostar están esparcidas por todas partes. También se encuentran en los asentamientos. Están localizadas por todo Israel dentro de las fronteras de 1948. Es una misma reserva, es una red, es un mismo suministro que se está alimentando o, más bien, que las empresas están alimentando.

Las responsabilidades de las empresas… las empresas no se adhieren a los convenios ni a los derechos humanos ni a los instrumentos del derecho internacional, pero las normas y parámetros que se aplican a las empresas, como los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos, y las directrices de la OCDE para empresas multinacionales, obligan a las empresas a actuar con la debida diligencia y, especialmente, en las zonas afectadas por conflictos, tienen que actuar con la debida diligencia, lo que significa que tienen que identificar los riesgos, prevenir y mitigar los riesgos, y poner remedio cuando hayan causado un impacto. Y si no pueden hacer mitigación, si no pueden prevenir impactos perjudiciales y no pueden detenerlo, entonces, deben desvincularse responsablemente de esa relación comercial.

Entonces, yo diría que antes, del 7 de octubre del año pasado, los Estados tendrían que pensárselo muy bien para no contribuir a ninguna violación en el contexto de la ocupación. Pero con el genocidio en curso y la determinación explícita de que tanto los colonos como la presencia militar es ilegal, se vuelve, creo, muy, muy difícil para las empresas tener cualquier participación allí porque está manchada con la ilegalidad vinculada a la ocupación.

Frank Barat: Entonces, ¿cuáles son vuestras conclusiones? ¿Cuáles son las conclusiones de vuestro informe en relación a los Estados y en relación a las empresas? Y mi segunda pregunta sería, ¿pueden las empresas tomar medidas independientemente de los gobiernos? ¿O tienen el deber de actuar independientemente, incluso, si los gobiernos no toman las medidas adecuadas?

Lydia de Leeuw: Bueno, voy a empezar con los Estados. Los Estados tienen la enorme tarea de, como ya he dicho, examinar de forma holística la implicación que las empresas y los empresarios en su jurisdicción tienen en la ayuda al mantenimiento de la ocupación ilegal, los asentamientos, pero también en la contribución a que Israel pueda seguir cometiendo crímenes de guerra y genocidio. Los Estados son los principales titulares de obligaciones. Y creo que lo que debe ocurrir, a nivel nacional, es que estas obligaciones tienen que empezar a cumplirse. La gente protesta, la gente hace lo que puede para presionar a sus Estados, pero también creo que los tribunales tienen que empezar a tomar decisiones sobre si las cadenas de suministro se pueden mantener o si, de hecho, los Estados deben ser obligados a intervenir y tomar ciertas medidas políticas para detener, por ejemplo, las exportaciones de carbón, para detener la exportación de petróleo, para detener las exportaciones de varios combustibles.

Creo que estamos en el nivel que… las palabras sobre el papel son hermosas y estas opiniones consultivas y las medidas provisionales son hermosas, pero ahora se trata de traducir eso en acción y poner a prueba las políticas nacionales. Las empresas no tienen que esperar a que un tribunal les diga: “No pueden hacer esto”. Tienen su propia responsabilidad y se enfrentan a sus propios riesgos legales. Porque, por ejemplo, una empresa como Valero ha sido un proveedor constante de combustible para aviones militares a Israel. Han estado proporcionando ese combustible que se envía casi cada dos meses, creo, con pleno conocimiento de lo que está ocurriendo en Gaza y en Palestina en general. Así que esto plantea cuestiones relativas a la responsabilidad penal individual de los ejecutivos involucrados. Hemos escrito a la empresa y no han respondido a nuestras preguntas. Pero yo diría que es cuestión de tiempo hasta que ciertas empresas se vean involucradas en cuestiones de responsabilidad legal por su participación.

Frank Barat: Traes a colación mi última pregunta: ¿y si no se toman medidas? ¿A qué tipo de repercusiones podrían enfrentarse los gobiernos extranjeros —aunque quizá deberíamos centrarnos más en las empresas— y desde dónde?

Lydia de Leeuw: Voy a hablar muy teóricamente, porque dependerá de la capacidad y la voluntad de los sistemas jurídicos para actuar. Así que va a depender de la legislación que exista en determinados países y de lo que se pueda probar. Pero cuanto más se pueda probar sobre el conocimiento que estas empresas o sus ejecutivos tenían, y cuanto más se pueda probar sobre la naturaleza y la escala de su contribución a la comisión por parte de Israel de crímenes internacionales, crímenes de guerra, genocidio, crímenes contra la humanidad… Cuanto mayor sea la cantidad de pruebas, mayor será la posibilidad de que, en algún momento, los individuos tengan que rendir cuentas. Y realmente estoy pensando en, por ejemplo, empresas como Valero, que están enviando este combustible para aviones militares a Israel como si estuvieran enviando zapatos o calcetines. En ciertas jurisdicciones, las empresas también pueden ser consideradas responsables por su papel en crímenes internacionales. Así, por ejemplo, en los Países Bajos, tenemos una legislación que permitiría procesar a las empresas por su participación en crímenes internacionales. Ese tipo de legislación no existe en todas partes, por lo que debe estudiarse caso por caso.

Y luego creo que, como decirlo… me gustaría llamarlo “futuro idílico”, yo también esperaría y contribuiría con mi granito de arena para poder ver que los ejecutivos también estén en el foco de la Corte Penal Internacional. No hay nada en el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional que impida a la Corte perseguir a los actores corporativos, líderes corporativos individuales. Al igual que lo que sucedió después del Holocausto, donde líderes corporativos individuales fueron procesados y condenados por su papel en el genocidio de la Segunda Guerra Mundial. El Estatuto de Roma lo permite, pero, por desgracia, hasta ahora, el enfoque de la Corte Penal Internacional se ha centrado únicamente en el liderazgo militar y político. Pero creo que crímenes de esta envergadura no pueden producirse sin la complicidad de las empresas. Así que me gustaría que, en algún momento en el futuro, eso también se convierta en realidad.

Frank Barat: En realidad, ahora tengo otra pregunta. Supongo que lo que estás diciendo es que vuestro informe, y supongo que el informe de Amnistía Internacional, también son muy útiles porque si se puede demostrar que lo que la empresa está haciendo, si se puede demostrar que saben que está mal y que saben que podrían enfrentarse a consecuencias, este es uno de los aspectos más importantes, ¿verdad?

Lydia de Leeuw: Sí, exactamente. Como has dicho al principio, es difícil saber y ver que lo que estamos haciendo no está salvando vidas en este momento, ¿verdad? Creo que todo lo que todas estamos haciendo es tratar de asegurar que este genocidio se detenga lo antes posible. Cada día que se consiga que este genocidio se pueda detener antes, se salvan vidas. Pero también, el punto que acabas de mencionar. Para el futuro, para la rendición de cuentas, para el ajuste de cuentas, para la búsqueda de los hechos y la verdad, es crucial que sepamos quién sabía qué y quién hizo qué y quién debería haber hecho qué. Lo que siempre hacemos en SOMO cuando investigamos y antes de publicar información es ponernos en contacto con las empresas mencionadas, con todas las empresas nombradas en el informe, y les escribimos una carta indicando lo que hemos encontrado. Pero también exponiendo nuestro análisis sobre ciertas cuestiones. Por ejemplo, cuando publicamos conclusiones sobre la posible responsabilidad legal, se lo planteamos a la empresa y le damos derecho de réplica. También lo hemos hecho con este informe. Sólo hubo una empresa que respondió con una pequeña elaboración de los hechos. Pero, además de garantizar que la investigación que publicamos es objetivamente correcta y está revisada por las personas que escriben sobre ello, también se trata de más tarde poder decir: «Les informamos en las fechas X e Y de tales y tales implicaciones, que estaban implicados en relación con el genocidio o los crímenes de guerra que Israel está cometiendo”. Así que se trata de reunir documentación, de reunir archivos, si no es para la acción legal ahora, para el futuro. Creo que esa es también una de las razones por la que estamos haciendo esto.

Frank Barat: Gracias, Lydia. Ha sido muy esclarecedor y, obviamente, animo a todo el mundo a leer el informe. Y sí, como dices, creo que todas lo estamos haciendo lo mejor que podemos. Todas nos esforzamos al máximo. Quiero decir, no todas, tal vez, pero muchas de nosotras. Y creo que, a pesar de que la situación sobre el terreno es catastrófica, horrible y paralizante, si miramos con perspectiva, no creo que Israel haya estado nunca en una posición tan mala. Nunca hemos tenido a la CIJ, a la CPI, las principales organizaciones de derechos humanos y de ayuda humanitaria publicando informes sobre el apartheid israelí, el genocidio israelí, las órdenes de arresto, un caso de genocidio en la Corte Internacional de Justicia. Por desgracia, no está trayendo acciones directas concretas para salvar vidas en Gaza, pero en el futuro, esperemos, podría permitir cambiar esto.

Lydia de Leeuw: Sí. Y creo que Francesca Albanese, la relatora especial de la ONU, también advirtió que la situación en Cisjordania está ahora en un continuo, que podría… que corre el riesgo de convertirse en un genocidio también. Esto es relevante para, creo, toda Palestina, el trabajo que se está haciendo ahora, pero también… ¿qué quedará del orden jurídico internacional o del sistema legal internacional cuando esto termine? Porque esto es la destrucción paralela del pueblo palestino en Gaza y del orden jurídico que supuestamente fue diseñado para garantizar que nunca más pudiera ocurrir un genocidio. Así que creo que estamos en un momento sin precedentes, un genocidio en directo, con los tribunales emitiendo conclusiones decisivas, mientras el genocidio sigue ocurriendo. Así que el nivel de aviso y el nivel de posibilidad y las obligaciones de los Estados para actuar e intervenir no creo que haya sido nunca más obvio y fuerte. Así que, sí, tenemos que seguir presionando.

*Por El Salto Diario para La tinta / Imagen de portada: A/D.

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Palabras claves: Franja de Gaza, genocidio, Israel, Palestina

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