Chile: “Nosotras hablamos de un feminismo de los pueblos”

Chile: “Nosotras hablamos de un feminismo de los pueblos”
8 marzo, 2021 por Tercer Mundo

Entrevista a la activista social y antropóloga Francisca Fernández Droguett, integrante del Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT), que habla sobre la lucha de las mujeres en Chile.

Por Javiera Pizarro para Kaos en la Red

En pleno ajetreo de la preparación de las actividades conmemorativas por el 8 de marzo de este año, hizo un pequeño alto y conversó con nosotras la activista social y antropóloga Francisca Fernández Droguett, integrante del Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT), académica universitaria con estudios en Psicología Social, Estudios Americanos y vocera del comité socioambiental de la Coordinadora Feminista 8M. Hoy, también, es candidata Constituyente por el Distrito N° 10, bajo el lema: “¡Somos parte de la construcción colectiva, somos rebeldía en marcha que fluye por una vida digna. Somos alternativa feminista, plurinacional y eco-constituyente!”.

—Nuestro país vive una profunda crisis dentro de la cual la emergencia climática es de especial relevancia. Situación que se ve amplificada por la desigualdad social, como por ejemplo la falta  de agua y utilización discrecional del elemento vital en los territorios, potenciado por políticas extractivistas que favorecen al empresariado y terratenientes. ¿Compartes esa visión?

—Chile y los países del mundo se inscriben en una crisis social, sanitaria y ecológica producto de un modelo de explotación a escala mundial, que es el capitalismo, que a su vez se ha consolidado mediante la explotación y el despojo de cuerpos y territorios en continentes como América y África. El extractivismo es la modalidad colonial de acumulación de riquezas mediante la explotación ilimitada e intensiva de los bienes naturales comunitarios para las ganancias de las grandes corporaciones, así que comparto la visión planteada.

—Este 8 de marzo se conmemora un nuevo aniversario de las luchas por la emancipación femenina a nivel nacional, latinoamericano y en el resto del mundo. Asimismo, el movimiento feminista en Chile es especialmente protagonista y transgresor. ¿Qué opinas?

El 8 de marzo nos recuerda que el feminismo que aspiramos es de clase. Nosotras hablamos de feminismo de los pueblos, un feminismo que se sostiene desde la lucha de nuestras ancestras contra el colonialismo, la dictadura cívico-militar y la violencia actual estatal, pero sobre todo contra el patriarcado y el capitalismo, entendiendo que la transformación que buscamos es desde lo colectivo, lo comunitario, y en Chile en el marco de dar fin a décadas de neoliberalismo. Las feministas somos un referente y parte de la lucha por la emancipación de los pueblos.

Chile 8 de marzo movilizacion de mujeres la-tinta

—Desde la perspectiva ecológica y feminista en nuestro país ¿qué proponen en cuanto a plataforma de lucha, estrategia y accionar político?

—Nuestro accionar político gira en torno a tres ejes: contra la violencia estructural, las políticas de precarización de nuestras vidas y contra el extractivismo. Desde nuestro feminismo territorial y socioambiental, específicamente buscamos la derogación del código de aguas, que ha privatizado este bien comunitario, y contra la mercantilización del orden de todas las cosas, sosteniendo la necesidad de ir consolidando economías territoriales feministas y solidarias desde la agroecología, la soberanía alimentaria y la gestión comunitaria de las aguas.

—A grandes rasgos, ¿podrías ilustrarnos sobre las diferencias que ves entre el feminismo tradicional y el eco-feminismo?


—El feminismo liberal ha posicionado como elemento central reivindicativo sólo la dimensión de género, en tanto búsqueda de igualdad de oportunidades. Sin embargo, no hace referencia a las otras opresiones que nos cruzan a los pueblos ni tampoco asume una mirada crítica al capitalismo, nosotras sí. Creemos en un feminismo para y desde los pueblos, tomando como referente las historias, demandas y reivindicaciones de los territorios, y siempre desde un horizonte utópico para transitar más allá del capitalismo y el extractivismo.


—Fue especialmente relevante que el movimiento del 8 de marzo en conmemoraciones pasadas, rescatara a dirigentas y comandantas del espectro revolucionario, al “renombrar” las calles y estaciones del metro de Santiago. Como por ejemplo, la “rebautización” de la “Estación Metro Comandanta Cecilia Magni, Violeta Parra  y Norma Vergara”. ¿Qué reflejó esta acción y/o expresión cultural?

—Para nosotras, las mujeres, niñas y disidencias que han sido parte de la historia de resistencias y de memorias en rebeldía, son nuestros referentes desde donde construimos la huelga feminista del 8 de marzo, y qué mejor renombrando calles y estaciones del metro para visibilizar desde lo público nuestras rutas trazadas.

—Este 2021, en nuestro país se augura un contexto político especialmente “movido” por la protesta social en las calles y el proceso constituyente, acompañado de una cruenta y desembozada represión policial que da cuenta de un tiránico Estado policíaco traducido en persecución a la cultura, a la disidencia política y criminalización de la protesta social en general. ¿Compartes esta visión?

—Compartimos absolutamente esta visión. La violencia estatal ha sido sistemática contras los pueblos movilizados, y desde la revuelta esto se ha visto intensificado mediante el uso de la fuerza y represión, además de la criminalización de la protesta.

—¿Qué puedes decirnos de las posibilidades reales de éxito de lograr una nueva Constitución democrática que deje atrás la Constitución pinochetista? No obstante de que sabemos que el proceso convencional se ha llenado de trabas y artilugios que asfixian los ímpetus genuinos de cambio. Como, por ejemplo, que la élite política y las cúpulas de los partidos políticos tradicionales, muchos de ellos de derecha, no renuncian a ser protagonista en el proceso imponiendo sus candidatos, el SERVEL discriminando candidaturas independientes, el Consejo Nacional de TV dejando fuera y sin cobertura informativa al electorado a cerca del 40 por ciento de las y los candidatos constituyentes independientes, etc. ¿Esto no es un vicio o “falla de origen” del proceso convencional que le resta legitimidad?

—Lo potente del proceso ya lo estamos viviendo y no está delimitado exclusivamente en torno a lo constitucional. Vivimos un momento constituyente desde los pueblos, las comunidades, los territorios y los movimientos sociales, emergiendo como un actor clave los vecinos y las vecinas. Me refiero a lo constituyente como posibilidad de construcción y de incidencia en lo político desde nuestras propias miradas y reivindicaciones. Sabemos que el proceso constitucional tiene trabas, límites muy claros, y de igual forma decidimos incidir, desbordar, pero teniendo la absoluta claridad que todo lo que podamos realizar y cambiar será producto de seguir sosteniendo las movilizaciones. Lo que queríamos y seguimos queriendo es una asamblea constituyente plurinacional, feminista y socioambiental, y a pesar de ello vamos a disputar en la convención nuestros programas y propuestas de futuro, insistiendo que será en las calles donde se genere realmente esa posibilidad.

Chile movilizacion 8M la-tinta

—Ustedes están llamando abiertamente a jornadas de protesta comenzando este 8 de marzo. Al parecer no poseen contradicción o dilema alguno para complementar estas dos ópticas de lucha que pugnan por una genuina emancipación femenina: la “institucional” y la “protesta en la calle”. ¿Qué opinas?  

—No lo vemos como contradicción, de hecho ha sido parte de nuestro actuar, organizándonos desde lo local, territorial, en el marco de la autodeterminación de los pueblos, y su vez interpelando a lo institucional y en ese sentido al propio Estado, y como todo movimiento social hay personas y colectividades que se sienten más cercanas a una estrategia que otra, y justamente la potencia transformadora está dada en la pluralidad de visiones y acciones.

—¿Tienen datos de compañeras encarceladas en el marco de las luchas acontecidas desde la revuelta del 18 de octubre, que cuenten con su solidaridad y reivindicación por su libertad inmediata?

—Dentro de la CF8M existe un comité de derechos humanos y grupo de apañe por la libertad de los presos y presas por luchar. De hecho, es uno de los ejes programáticos del 2020 y 2021, además de ser un elemento central de nuestro accionar. Semana a semana, acompañamos a familiares, amistades y organizaciones sociales en las afueras de los tribunales, además de ir trabajando una perspectiva feminista anticarcelaria. No poseemos un catastro de compañeras encarceladas sino más bien nos ligamos como red de apoyo en articulación con las organizaciones ya existentes de presos y presas de la revuelta.

—Por último, Francisca, ¿deseas reafirmar lo planteado en otros medios y redes sociales, en cuanto a no ser pasivos y reflexionar a propósito de los últimos trágicos sucesos en Panguipulli, en el sur del país?

Estos últimos días, nuevamente nos encontramos con el horror del asesinato de una lamien trans, producto de varios disparos ejecutados por guardias del condominio Riñimapu, Panguipulli. Su nombre era Emilia Milén Herrera Obrecht, quien fuese parte del Lof Llazkawe, que se encuentra en proceso de recuperación territorial. No son sólo años, sino siglos de injusticia ante un Estado colonial y racista que ha sostenido como política expansiva la usurpación territorial de Wallmapu, desde la Caja de Colonización Agrícola, empresas forestales, agronegocios, represas, hidroeléctricas de paso, y ahora a través de la presión de inmobiliarias, que han condenado al territorio mapuche como espacio de la política extractivista, arrasando y despojando territorios y cuerpos.

Cómo no recordar el asesinato de otra lamien, Macarena Valdés Muñoz, quien en agosto del 2016 fue encontrada por uno de sus cuatro hijos en su casa en Tranguil, Panguipulli, colgada supuestamente a causa de un suicidio, pero donde su familia y comunidad tienen la certeza de que fue asesinada por oponerse a la construcción de una hidroeléctrica de paso por parte de RP Global, hoy RP Arroyo, lo que ha sido corroborado por peritajes forenses. Macarena fue asesinada y luego colgada.

Y el horror sigue, y es así que hace unas semanas fuese asesinado, siendo acribillado, en plena vía pública de la ciudad de Panguipulli, Francisco Martínez, malabarista, por el simple hecho de oponerse a la realización de un control de identidad por parte de Carabineros de Chile, quien finalmente le da muerte.

La rabia se acrecienta ante la indolencia de los malos gobiernos, o por ser más precisa, criminales, que han fomentado la militarización constante de Wallmapu además de la criminalización de las diversas movilizaciones y la persecución en torno a la defensa territorial. Hoy adquiere carácter de urgencia exigir el fin de la violencia estatal y de los crímenes de odio, donde el reconocimiento de las territorialidades ancestrales, de las economías territoriales y las formaciones políticas propias del pueblo mapuche sean elementos centrales para transitar hacia una efectiva autodeterminación, dando fin a siglos de injusticia y muerte. La autonomía y el reconocimiento territorial del pueblo mapuche nos coloca ante el desafío de pensar nuestros propios procesos de autodeterminación de otros pueblos, territorios y colectividades.

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*Por Javiera Pizarro para Kaos en la Red / Foto de portada: A/D

Palabras claves: 8M, chile, Mujeres

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Los pueblos indígenas acampan en Brasilia y muestran una salida al desastre global

Los pueblos indígenas acampan en Brasilia y muestran una salida al desastre global
11 abril, 2025 por Redacción La tinta

Desde el lunes en la capital brasileña, el Campamento Tierra Libre, que es organizado desde 2004 por la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), se convoca en defensa de su derecho ancestral a la tierra de la que fueron despojados en el proceso colonial y que se reactualiza. Desde Brasil, Pablo Ramos nos comparte esta crónica sobre el tema.

Por Pablo Ramos para La tinta

Nuevos hallazgos científicos indican que la vida en el planeta pende de un hilo, como un cometa en manos de un niño rico y aburrido. Al mismo tiempo, la supervivencia forzada de dos astronautas en una estación espacial durante casi un año revela que el deterioro físico progresivo se intensifica en la estructura ósea y muscular, provocando un envejecimiento multiplicado por diez veces. El sumidero azul del mar caribe frente a las costas de Belice, un agujero de gran profundidad donde las aguas no contienen oxígeno y los sedimentos descansan imperturbables por cientos de siglos, nos alerta sobre un acelerado presente-futuro de huracanes que se repetirán a un ritmo vertiginoso.

Hace un mes, estamos en clan familiar, en Aracajú, una ciudad nordestina de Brasil, cuya costa es una larga franja, casi recta, sobre el Atlántico, de amplias playas de arenas suaves, interceptada por grandes cursos de aguas que bajan desde regiones amazónicas. Es un exilio autoproducido ante el ascenso de la extrema derecha al gobierno del país que habitaba. La gente de aquí, al menos, los círculos académicos donde nos movemos, comprenden la ansiedad en los movimientos más elementales, la densidad intelectual para abordar cualquier evento, la alegría que desborda ante los gestos habituales de empatía. Es que pasaron por situaciones similares hace apenas unos años y lograron salir, algunos emigraron, otros resistieron, pero el nuevo fascismo del siglo XXI cayó, aunque late todavía.

Es la primera fuga corpórea que emprendo, por un tiempo indeterminado, sin planes a largo plazo. Por eso, intento trazar estas crónicas en la piel, que las huellas del trayecto sean señales de una historia, no una anécdota de vacaciones o una escapada fútil, sino la experiencia de un nomadismo recuperado ante las crisis recurrentes de una civilización enloquecida. 


El lunes comenzó un acampamento de pueblos indígenas en la capital; una ciudad que es símbolo arquitectónico de la modernidad tropicalizada, ha sido recuperada, por unos días, por la ancestralidad precolonial. Brasil cuenta con una diversidad impresionante de comunidades que preceden históricamente la corta historia de su Estado republicano, posterior a la conquista, constituido a fines del siglo XIX.


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Imagen: Alass Derivas APIB.

De las vastas avenidas de concreto diseñadas por Niemeyer, brotan colores, corporeidades y sonidos que expresan presencias humanas en un contraste maravilloso con la monotonía de un gris occidental que se asentó sobre el verde de la floresta autóctona. Es un movimiento de reterritorialización, una vuelta a un pasado que es el futuro. Los pueblos originarios de este continente imparten esa lección ante la desesperante falta de reacción del capitalismo colonial. No hay salida sin el recuerdo vivo de un camino del que fuimos desviados durante un puñado de siglos. 

Ancianos, jóvenes y niños son la presumida vanguardia que desborda la planificada estructura de una ciudad que parece agotada por el peso de la ambición civilizatoria. La periferia insubordinada ocupa el corazón de la metrópoli, grita, canta, danza, ritualiza, dando señales materiales y simbólicas de una deriva indetenible. Hoy, estamos acá, porque nunca nos fuimos, porque no nos exterminaron como quisieron los mariscales europeos, los marines yanquis, las elites urbanas, los hambreadores, sus ejércitos, los pastores con sus pieles de cordero, las maquinitas del progreso suicida.

En este territorio donde el Estado brasileño asienta sus poderes administrativos, hace apenas tres años, el neofascismo comandado por un capitán desquiciado intentó llevar a cabo un golpe institucional. Miles de camisetas verde-amarelhas, apropiadas por un régimen autoritario disfrazado de nacionalista, asaltaron el centro de la democracia, intentando desconocer los resultados de unas reñidas elecciones donde Lula da Silva, un tornero, dirigente sindical de raíces marxistas, retornaba al poder luego de dos presidencias que torcieron el rumbo político y abrieron nuevas convergencias en América Latina.


Por supuesto, el Campamento Tierra Libre de los indígenas brasileños no intenta tomar el poder centralizado ni disputa directamente en las internas partidarias. Es un llamado urgente para un gobierno que no se permite desobedecer la ideología capitalista, por más popular y de izquierda que pretenda ser, ni desea salir del mandato antropocéntrico que deviene del régimen colonialista. Es una lucha que excede los preceptos de la democracia representativa occidental, que impugna la experiencia vital del consumismo, que fuerza a poner en tensión las dualidades conceptuales que dividen las múltiples existencias que habitan el planeta.


Amanece sobre el mar turquesa de Sergipe, más allá de las olas, se divisan las torres de las plataformas que extraen petróleo de la cuenca marítima. A miles de kilómetros de Brasilia, las pantallas exponen la persistencia de los originarios, con sus atuendos coloridos, lenguas surreales, pellejos curtidos. No buscan la integración a un plan civilizador, nos muestran la salida.

*Por Pablo Ramos para La tinta / Imagen de portada: Raissa Azeredo.

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Palabras claves: Brasil, Brasilia, derecho a la tierra, pueblos originarios

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