Educación en Traslasierra: las casas han sido tomada por las aulas
Propuestas curriculares que debieron ser tiradas por la borda de la pedagogía pandémica. Un ciclo lectivo planificado que no va a suceder en 2020. Horarios, formas, dispositivos escolares que debieron ser improvisados. ¿Qué pasó con las tizas, los pizarrones, las carpetas, las fotocopias, los recreos, los comedores escolares en el valle de Traslasierra? En este segundo informe de la situación en el oeste cordobés, hacemos un repaso por los puntos críticos de cómo se ha visto afectada la educación pública en el contexto del aislamiento.
Por Débora Cerutti para La tinta
Un transcurrir con mucho desconcierto en los primeros días de la cuarentena. Un deseo urgente de entablar puentes comunicacionales entre estudiantes, familiares, docentes y directivos a escasos días del comienzo del ciclo lectivo 2020. Plataformas virtuales que empezaron a operar como canales de comunicación casi oficiales por descarte, por necesidad y por urgencia. Whatsapp apareció como la red social donde las tizas se convirtieron en emoticones, los mensajes de texto en explicaciones de fórmulas, los audios en adivinanzas sonoras de estados anímicos.
La escuela está dividida en todas las casas de quienes antes confluían de lunes a viernes a un espacio común. Los diálogos entre docentes y estudiantes suceden a través de la virtualidad. Los usos tecnológicos educativos vinieron a marcar la tremenda desigualdad en el acceso a la tecnología en el valle. Una calidad de contenidos que se ha visto inevitablemente golpeada.
¿Cómo es la situación de docentes, directivos y estudiantes en Traslasierra? ¿Qué implica el escenario pandémico continuado durante estos cuatro meses a nivel educativo y formativo? ¿Qué ha implicado para las corporalidades todo el cambio de estrategias de enseñanza y aprendizaje? ¿Qué de las deficiencias del sistema público de educación se ponen sobre el tapete en este contexto de aislamiento con mayor presencia?
“Esta nueva forma de hacer escuela se está llevando puesto el principio de certeza, la tecnología utilizada, los horarios y el trabajo de estudiantes y docentes. Ha trastocado todo. Estamos en el medio del partido, no hay un resultado final”, me dice Carlos Ibarra, el director del C.E.N.M.A. Mina Clavero, espacio de educación para adultes en modalidad presencial y semipresencial que abarca varias localidades del valle transerrano.
El C.E.N.M.A. Mina Clavero cuenta con alrededor de 400 estudiantes de distintos lugares del valle. Tanto en esa localidad como en la Extensión Áulica en Villa Cura Brochero, la modalidad de cursado es presencial. Hay, también, seis sedes a distancia con cursado semipresencial, abarcando un territorio que va desde Las Calles hasta Salsacate.
En los C.E.N.M.A. de Traslasierra, al igual que en el resto de la provincia, las actividades habían comenzado el 3 de marzo. Por las particularidades que adquiere la educación de adultes en el valle, los primeros días, no hubo una concurrencia significativa, porque la mayoría de les estudiantes estaba todavía con actividades laborales vinculadas a la temporada turística de verano.
Por eso, el 19 de marzo, cuando comenzó la cuarentena, les estudiantes que habían ingresado a las clases presenciales o que habían presentado su documentación para la inscripción definitiva eran muy escases. Eso trajo graves inconvenientes, manifestó Carlos: “No de papelería, que es importante, pero no definitivo, sino que el problema es que no contábamos con sus datos, teléfonos y lo peor es que ellos no nos conocían, no nos habían visto y ni siquiera conocían las características de la modalidad”.
En la primera semana y media, lograron comunicarse con casi todos los estudiantes. Se pudieron organizar grupos de WhatsApp con elles y les docentes de cada área y por cada año. Además de un grupo con preceptoría, con quienes coordinan las sedes y otro con la Dirección. Trabajo muy arduo, remarca Carlos.
Pronto, el aislamiento social, preventivo y obligatorio fue el contexto donde se visualizó con nitidez la desigualdad que existe en torno al acceso a la tecnología: la mayoría de les estudiantes y muches docentes cuentan con planes de telefonía celular sin datos suficientes para afrontar una educación virtual. Con el poco o nulo ingreso existente en cada economía familiar, adquirir datos o acceder a una conexión satelital domiciliaria se vuelve una tarea difícil, ya sea por los altos precios existentes en los servicios que se brindan en el valle, porque no hay señal de teléfono o porque directamente no hay posibilidades físicas de instalar internet en algunas zonas de Traslasierra.
Muches estudiantes y docentes sólo cuentan con un teléfono en sus núcleos hogareños. El esfuerzo es enorme: realizar trabajos prácticos, corregir lo realizado, intentar mantener un vínculo pedagógico mediatizado por la tecnología. «Todo sin ninguna preparación previa”, afirmó Ana Bruna, directora del IPEM 135 Félix Recalde Sarmiento de Nono, que posee varios Anexos: Las Calles, Las Rabonas, Los Hornillos.
“Nos convertimos en asistencia social en un principio. Hemos estado buscando celulares usados para repartir por medio de campañas. De a poquito, los municipios se fueron poniendo a tiro y fueron las escuelas las que se pusieron ahí. Las familias la están pasando mal. El tema económico está siendo muy grave”, narra Ana remarcando que el esfuerzo y las voluntades vienen siendo enormes para sostener la educación pública por la que tantas personas luchan día a día.
Nadie duda en afirmar que las exigencias hacia el cuerpo docente han sido terribles. Mucha exposición en una escuela que se trasladó de las aulas a los comedores de las casas. Al respecto, manifestó Ana Bruna: “A veces, las familias participan cuando les parece que un trabajo es muy largo. Nos llaman y nos dicen cuando una profesora, según ellos, se desubica con un tema. Y es que están las familias mirando los trabajos, haciendo un intercambio con la escuela. La exposición de los docentes es enorme, los chicos tienen los celulares de todos los profesores y los chicos tienen horarios que son insólitos. Tenemos profes recibiendo tareas a las dos de la mañana. La escuela pasó a ser tarde y noche. Los docentes tienen afectado todo el día, cualquier hora. La sensación es que estás disponible 24 horas por día. Muchos docentes que, además, están acompañando las tareas de sus hijos e hijas”. Todo en el mismo espacio, con el agotamiento del encierro y la sobreexplotación laboral.
“Te puedo asegurar que todos los docentes en esta etapa de excepción han realizado un trabajo excepcional. Sin ellos, esta nueva forma de hacer escuela no hubiese podido existir. Ya que llevaron el aula a su casa, pusieron sus recursos al servicio de la escuela e, igual que los estudiantes, no cuentan con un gran ingreso que les permita tener acceso a mucha tecnología”, dice Carlos.
La cuestión es delicada en los hogares. Hay casos de familias con cinco niñes trabajando todos con un teléfono celular que la mamá o el papá se llevan cuando tienen que ir a trabajar fuera de la casa. Decenas de trabajos escolares en una sola pantalla. Una Asignación Universal que se va en datos para tareas y comunicaciones virtuales. Dato importante que remarca Ana Bruna: el esfuerzo que están haciendo las familias para sostener la escuela y su valor en un mundo donde la educación laica, pública, gratuita y de calidad sigue siendo una construcción política a sostener.
Ana Bruna afirma que, si bien existen las plataformas por el Estado para trabajar en casa, las mismas no contemplan la necesidad de conectividad. Esto ha marcado ritmos distintos de trabajo entre les estudiantes, cuestión que siempre existió en los establecimientos educativos, pero que hoy se ve potenciado por los accesos diferentes que hay a la tecnología y que, al decir de la directora del IPEM 135, marca también la desigualdad: “Si bien está funcionando el sistema educativo y todos hacemos un esfuerzo enorme, por las condiciones de infraestructura y materiales y de vida de las familias de Traslasierra, tenemos un grupo grande de chicos cuyos derechos no están siendo garantizados por el Estado”.
Ana hace un aproximado del porcentaje de estudiantes que están “al día” con las actividades propuestas en pandemia. Un diez por ciento de elles están prácticamente sin conexión con docentes y con la institución. Del resto de estudiantes, hay un grupo que lleva adelante las tareas escolares, en parte, gracias al acompañamiento de las familias; alrededor del sesenta por ciento. Y un treinta por ciento que van cumpliendo con las tareas de manera más lenta. Ana explica que este grupo tiene menos apoyo, no porque la familia no quiera, sino porque están trabajando, tienen hermanitos que cuidar, tienen que ayudar con el trabajo de la familia, etcétera: “Yo no creo que esto sea tan diferente de lo que pasa normalmente en la escuela que teníamos antes, que ya no creo que exista nunca más”, afirma Ana.
El plano anímico y afectivo de les jóvenes es una cuestión que están considerando desde los equipos directivos y docentes. Es importante destacar el enorme impacto que esta cuarentena está teniendo sobre los cuerpos de aquelles que se encuentran en edad escolar. Angustias de no verse, de no abrazarse, de no poder cerrar un ciclo, de situaciones familiares violentas, de vulnerabilidad económica, de la incertidumbre que tenemos todes, potenciada en el ciclo vital adolescente: “Los chicos están muy angustiados, sobre todo, los más grande, en situaciones de depresión importantes. A veces, los ambientes familiares, que ya no estaban buenos, y ahora bastante encerrados, se les ha puesto bastante difícil a los chicos”, dice Ana Bruna.
La movilidad en colectivos es una cuestión clave en el valle de Traslasierra. Este es un corredor por el que, durante los ciclos lectivos, transitan estudiantes y docentes de un pueblo a otro para los encuentros en las instituciones educativas. Hoy, por más que se habilitase la presencia de grupalidades en las mismas, quedaría supeditado a las condiciones del transporte público, que lleva 90 días de paro sin resolución a la vista: “Si no hay transporte, no hay regreso posible”, manifiesta Ana. Además, hay que ver qué pasa con docentes que viajan de una zona a otra dentro del mismo valle, teniendo en cuenta que existen restricciones interdepartamentales por zonas afectadas por COVID-19.
El permiso último va a estar dado por las autoridades locales comunales o municipales, y el protocolo de bioseguridad no está listo todavía. La incertidumbre reina. La soledad de directivos, docentes y estudiantes se vuelve insostenible en el hacer cotidiano, cuando la corporalidad no se manifiesta, pese a las buenas voluntades de compartir herramientas, miradas y pulgares para arriba en grupos de Whatsapp. Bronca, cansancio, impotencia.
En el nivel medio, no ha habido nombramientos de cargos suplentes en toda la provincia y el valle no está exento de ello. Hay muchas horas vacantes que el Ministerio de Educación no está decidiendo cubrir. Falencias, suspensión de las inscripciones para cargos educativos en la Junta de Clasificaciones, un gremio docente que poco escucha los reclamos de les trabajadores de la educación y un golpe que dejó en estado de knock out a todes les docentes: con tratamiento express, la emisión de la ley de Reforma Jubilatoria que propuso Schiaretti y que los legisladores aprobaron potenció la bronca, la impotencia y el cansancio de les trabajadores de la educación que la vienen remando en dulce de leche.
*Por Débora Cerutti para La tinta / Imagen de portada: A/D.