Violencia psicológica, verbal y acoso sexual: las más frecuentes en la UNC
La mayoría son ejercidas por estudiantes varones hacia sus compañeras y por los docentes hacia las alumnas. Cada vez hay más consultas de docentes universitarias que han atravesado situaciones de violencia de género con sus pares y de personas que fueron discriminadas por su identidad de género u orientación sexual. Los datos provienen del último informe desarrollado en el marco del “Plan de Acciones para prevenir, atender y sancionar las violencias de género en la UNC”, que sistematiza las consultas y denuncias sobre esta temática realizadas en 2019.
Por Candela Ahumada para UNCiencia
Un informe publicado recientemente por la Universidad Nacional de Córdoba da cuenta de algunas cifras y estadísticas que aportan información acerca de cuáles son los tipos de violencia más recurrentes en el ámbito universitario, dónde y entre quiénes ocurre.
Los datos surgen de la sistematización de las consultas y denuncias vinculadas a situaciones de violencia de género que fueron realizadas en 2019 por integrantes de la comunidad universitaria ante el “Plan de acciones y herramientas para prevenir, atender y sancionar las violencias de género en la UNC”. Además de la recepción de estos casos, el Plan ofrece asesoramiento, contención y escucha confidencial a quienes lo requieren a través de un equipo de profesionales especializado en género.
Los registros indican que, entre enero y diciembre del último año, se receptaron en total 122 consultas (incluyen denuncias, manifiestos, y la orientación y contención), lo que marca un aumento sostenido del número de personas que acuden a este espacio institucional desde que se puso en marcha, en 2017.
La gran mayoría (90%) de las denuncias corresponde a mujeres y, de ellas, casi la mitad son estudiantes, que han atravesado situaciones de violencia de género ejercidas por hombres, principalmente, de sus compañeros y docentes.
Las violencias que aparecen con más frecuencia son la psicológica (36%), la verbal (25%), y el acoso sexual (18%), seguidas por el abuso sexual, la discriminación por identidad de género y la violencia física.
“El denominador común en toda la universidad es el tipo de violencia que se practica, que es claramente psicológica. También, la violencia simbólica por parte de quienes detentan el poder académico”, explica la defensora de la Comunidad Universitaria, Liliana Aguiar, quien integra la comisión coordinadora del Plan de Acciones, junto con representantes de la Unidad Central de Políticas de Género, y la Secretaría de Asuntos Estudiantes.
Aguiar advierte sobre las particularidades y características propias que presentan las casas de altos estudios en temas de violencias de género y desigualdades. “Hay fuertes jerarquías académicas y burocráticas, y se compite por el reconocimiento académico. Eso otorga cierta especificidad al tipo de violencia de género que predomina en este ámbito. La violencia psicológica y simbólica están directamente relacionadas con la clase de institución que es la universidad”, explica.
Un dato que se destaca es el aumento de docentes mujeres que requieren atención y realizan consultas vinculadas a hechos de violencia sucedidos con sus propios pares. El docente es, además, el claustro que más denuncias recibe en la UNC y por el que más se consulta (38%), quedando en segundo lugar el estudiantil, que el año anterior había motivado la mayor cantidad de acciones legales.
La coordinadora de la Unidad Central de Políticas de Género, Analía Barrionuevo, vincula el incremento de docentes que apuntan a sus pares “con el mayor acceso y conocimiento que hay en la comunidad universitaria acerca del espacio institucional destinado a la atención y asesoramiento sobre violencias, y a que cada vez hay más conciencia social sobre esta temática”.
Por su parte, la defensora de Comunidad Universitaria precisa que estas estadísticas deben ser leídas teniendo en cuenta la gran heterogeneidad existente entre las 15 facultades de la UNC en materia de conocimiento y sensibilización sobre violencias de género, y que en algunas dependencias aún no se registran casos.
En ese sentido, Aguiar destaca que el informe ofrece “una buena base” para saber qué está pasando y dónde se están denunciando estos hechos, pero que es necesario realizar investigaciones cuanti y cualitativas más profundas y exhaustivas.
La identidad de género, todavía motivo de discriminación
La orientación sexual de una persona continúa siendo causa de discriminación y una de las formas de violencia que más crecimiento registró en la población universitaria. En la UNC, en el último año, se duplicó el número de consultas y denuncias de personas que fueron discriminadas por su identidad o expresión de género.
“Hechos y actitudes discriminatorias hacia las personas basadas en su condición de género son recurrentes en el ámbito universitario”, afirma la defensora, y señala que el aumento de denuncias por este motivo se debe, en parte, a que las generaciones más jóvenes “se animan más a denunciar episodios de este tipo”.
La negativa de un docente de dirigirse a un o una estudiante mediante su identidad autopercibida, o comentarios violentos y transfóbicos hacia personas trans en espacios comunes universitarios, son situaciones que todavía siguen ocurriendo en las aulas y dependencias de la Universidad Nacional de Córdoba.
Ello, pese a que desde hace nueve años la casa de estudios fue pionera en el país al establecer legalmente (ordenanza n° 9/11) que todas sus dependencias académicas y administrativas deben reconocer la identidad de género adoptada y autopercibida de cualquier persona (a su sólo requerimiento y aun cuando ésta no coincida con su nombre y sexo registrales), y tratarla conforme a ella. A partir de 2012, es, además, un derecho reconocido a toda la ciudadanía argentina mediante la Ley de Identidad de Género (n° 26.743).
Actividades realizadas en el marco del
“Plan de acciones y herramientas para prevenir, atender y sancionar las violencias de género en la UNC”
Quiénes denuncian y de qué facultades
En los tres años de relevamiento del Plan de Acciones, las unidades académicas que aparecen en los registros no varían demasiado, y algunas facultades siguen sin ser significativas estadísticamente. Así, quienes realizaron consultas y denuncias provienen principalmente de Artes, Ciencias Médicas y Psicología -que estuvieron también entre las que más concurrieron en 2017 y 2018-, seguidas por Ciencias de la Comunicación, Filosofía y Humanidades, y Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (área Ciencias Naturales).
En 2019, se obtuvieron los primeros registros de unidades académicas y dependencias en las que no se habían iniciado demandas anteriormente, como Lenguas y el Instituto de Virología.
Acerca de las facultades en las que se observa mayor demanda y consulta sobre casos de violencias, la coordinadora de la Unidad Central de Políticas de Género apunta: “Hay facultades que vienen trabajando con equipos especializados en abordaje de violencias y deconstrucción de estereotipos desde hace mucho tiempo, y posiblemente allí esté más habilitada la palabra y la problematización sobre estos temas. Otras facultades han tenido situaciones de violencia que trascendieron y se visibilizaron, y a partir de ello, se conformaron espacios y comisiones vinculadas a esta temática”.
De la relación entre quiénes consultan y a quiénes se denuncia, surge que tanto docentes como estudiantes inician acciones y procedimientos legales principalmente contra pares de su claustro, y en segundo lugar, las estudiantes lo hacen contra los profesores.
Sobre este último dato, Aguiar comenta: “Cuando se puso en marcha el Plan de Acciones, la mayoría de las denuncias eran entre estudiantes, pero anualmente y de a poco viene aumentado la cantidad de estudiantes que acusa a sus profesores. Lo lento y difícil de este crecimiento revela el ejercicio del poder en la universidad”, y agrega que la violencia de género, en distintas formas e intensidades, está presente en toda la población universitaria, con independencia del claustro o sector de la comunidad.
Las imágenes corresponden a las actividades convocadas por varios colectivos de mujeres y espacios feministas
de la UNC, durante la jornada del 8 de marzo de 2019, en el marco del 8M Paro Internacional de Mujeres.
La concentración tuvo lugar en el Monumento a la Reforma, en Ciudad Universitaria;
y luego se sumó a la marcha general convocada por el Movimiento de Mujeres.
“Podríamos suponer que las relaciones entre estudiantes, por ejemplo, son más igualitarias y que no hay vínculos de poder de unos sobre otros. Sin embargo, en los casos de violencia de género y otros tipos de violencias, esto no necesariamente es así. Por ejemplo, las chicas que vienen del interior a estudiar a la universidad suelen ser vulnerables a la violencia psicológica ejercida por el estudiante de la ciudad”, grafica.
Acerca del tipo de consulta más frecuente, los registros muestran que la personal, vinculada al asesoramiento, orientación, escucha sobre la situación del violencia atravesada, es la de mayor demanda (40%) entre quienes se acercan al Plan de Acciones. Le siguen los manifiestos (24%), recurso que permite dejar asentada la situación de violencia y, a la vez, accionar administrativamente, pero sin llegar a la instancia de sumarios, y en tercer lugar, las denuncias (20%).
La utilización de los manifiestos como instrumento legal creció fuertemente en el último año (de 17 en 2018, trepó a 29 en 2019), y de acuerdo a las especialistas, funciona como “una herramienta de contención estratégica”, que posibilita adoptar medidas que ayuden al cese de la situación e impidan el contacto con el acusado, como cambiar horarios de cursado, o de cátedras.
“En la universidad, hay mucha más violencia de la que se denuncia. Lo que registramos a través del Plan de Acciones es una pizca en un universo de unos 136 mil estudiantes, 10 mil docentes y 4 mil nodocentes, y graduados. Es la cultura sobre este tema lo que tiene que cambiar y los cambios culturales llevan tiempo”, explica Aguiar. En ese sentido, subraya la importancia de trabajar primero y fuertemente en la sensibilización y capacitación en toda la UNC, en segundo lugar, en la sistematización de datos y la investigación sobre esta temática, y utilizar la sanción como último recurso. “Pero la sanción y el punitivismo no cambian cabezas”, cierra.
Fuerte crecimiento de áreas de género en las facultades
En los últimos dos años, y particularmente en 2019, las unidades académicas y colegios preuniversitarios de la UNC vienen conformando espacios institucionales de género, bajo la forma de programas, comisiones, mesas de trabajo o prosecretarías.
Actualmente, la mayoría de las facultades cuentan con espacios de este tipo que, en cada caso, promueven diversas iniciativas y ofrecen servicios de distinto alcance, que van desde la organización de actividades informativas, de sensibilización y capacitación, a la atención y el asesoramiento de consultas ante casos de violencia. De hecho, el 20% de las consultas que llegan al Plan de Acciones son derivadas de estas áreas de género constituidas en las unidades académicas (otro tanto proviene de la Defensoría de la Comunidad Universitaria, de la derivación entre pares (11%), materiales de difusión (10%) y actividades de sensibilización(9%) organizadas por el Plan, entre otras fuentes).
A ello se suman grupos y espacios de género asentados en otras dependencias de la UNC, tales como museos universitarios e institutos de doble dependencia UNC-CONICET, así como diversos centros de investigación de larga trayectoria, como el Doctorado en Género (Centro de Estudios Avanzados de la UNC), el FemGeS – Área de “Feminismos, Género y Sexualidades” del Centro de Investigación María Saleme de Burnichón (Facultad de Filosofía y Humanidades), y el Programa de Derechos Sexuales y Reproductivos (Facultad de Derecho), entre otros.
Por otra parte, a nivel central, la Unidad Central de Políticas de Género diseña e implementa políticas que buscan eliminar las disparidades de género en el ámbito de la UNC, con fuerte eje en la capacitación y sensibilización de la comunidad universitaria, a través de la construcción de redes de acompañamiento, la formación de estudiantes promotores por la no violencia, y la aplicación de la Ley Micaela para docentes y nodocentes, entre otras iniciativas. Trabaja, además, en articulación con las áreas de género de las distintas facultades, colegios preuniversitarios y otros espacios de esta casa.
Dónde consultar y denunciar durante el confinamiento
Habitualmente, ante situaciones de violencia o desigualdad de género sucedidas en el ámbito de la UNC, se debe recurrir a la Defensoría de la Comunidad Universitaria, en la oficina del Plan de Acciones (consultorio 133 de la obras social Daspu, sede Ciudad Universitaria), donde se reciben consultas y se receptan y tramitan denuncias. Whatsapp: 351 6521473.
Durante la cuarentena, se garantiza la atención de estos casos de manera virtual, a través del correo electrónico violenciasdegenero@rectorado.unc.edu.ar, para la toma de denuncias y realización de manifiestos. Además, en la nueva cuenta de IG del Plan de Acciones (@plandeaccionesunc), habilitada ante la contingencia, se responden inquietudes y preguntas frecuentes en relación al Plan de Acciones.
La atención está destinada a toda la comunidad universitaria: estudiantes, docentes, nodocentes, egresados, investigadores, becarios y personas vinculadas a las distintas unidades académicas y dependencias de la UNC.
Las denuncias son confidenciales, pero no anónimas. El Plan de Acciones asesora y orienta sobre aspectos legales relacionados con la violencia de género, pero no ofrece patrocinio legal.
Desde 2019, además, se brinda atención psicológica en consultorio.
*Por Candela Ahumada para UNCiencia.