Un paso más cerca del Melli
Este lunes 6 de agosto comenzó en Paraná un nuevo juicio oral que pretende juzgar y condenar la los cómplices civiles de la última dictadura. Los imputados son cuatro médicos acusados de la apropiación y sustitución de identidad de los hijos mellizos de Raquel Negro y Tucho Valenzuela. Sabrina recuperó su identidad en 2008 y del Melli se perdió todo rastro. Con esta nueva instancia se espera que a través de los testimonios surjan nuevas pruebas para dar con él.
Por Carina Toso para enREDando
“…
—¿Me querés conocer?
—Y, más vale.
—Mirá, tengo que ir a Rosario por trabajo. Si querés, nos encontramos.
—Bueno, sí, más vale.
—¿Y querés que nos encontremos en un bar?
—No, no. Vení a mi casa, vení a mi casa.
—Bueno, dale la dirección.
—Pero venite solo, no vengas con un montón de gente.
—Sí, voy solo. Dame la dirección.
En menos de tres horas, el hijo mayor de Raquel Negro tocaba el timbre. Llevaba en la mochila un cargamento de fotos, de los abuelos de los tíos, de todos. Se los presentó a Sabrina …”.
Así fue, aquel 22 de diciembre de 2008, la primera conversación por teléfono, seguida del primer encuentro, entre Sebastián Álvarez y Sabrina Gullino Valenzuela Negro, relatada por Alfredo Hoffman en el libro Reencuentro. Seguramente Sebastián se imaginó otra cosa para ese momento. Es más pensaba que su hermana había sido criada por una familia militar y conservadora y temía que lo rechazara. Después de un rato con ella se dio cuenta que no había sido así. Por eso hoy Sabrina tiene en claro que ese futuro encuentro con el Melli todavía no tiene rastros en su imaginación. “Sé que va a ser totalmente distinto a cómo me lo imagino, sé que me va a sorprender”, aseguró a pocos días de que se inicie el juicio oral a los médicos del Instituto Privado de Pediatría de Paraná (IPP) por el caso de la sustracción y sustitución de identidad de los mellizos de Raquel Negro y Tulio Valenzuela, nacidos en el Hospital Militar de Paraná, el 3 o 4 de marzo de 1978.
Esta causa lleva siete años investigando la participación de los dueños del IPP acusados de ser partícipes necesarios del robo de los bebés que después de nacidos fueron derivados a esa institución. Sabrina Gullino fue dejada por los represores Amelong y Pagano en el Hogar del Huérfano de Rosario desde donde fue dada en adopción legal y recuperó su identidad en diciembre de 2008. De su hermano mellizo no se supo nada más.
“Estoy transitando estos días con mucha ansiedad pero con expectativas de que se dé la posibilidad de que algún testigo, durante el juicio oral y público, pueda aportar algún dato que nos lleve a encontrar al Melli. También con muchas ganas de que se genere esta instancia tan esperada desde hace muchos años, de poder juzgar a los cómplices civiles, los responsables y partícipes necesarios de las sustituciones de identidades tanto mía como del Melli. Estamos llevando este momento con mucho optimismo, con mucha fuerza porque por supuesto tomamos el ejemplo de las Madres, de las Abuelas, y de los otros hermanos que buscan. De todos los que luchan”, dijo Sabrina a enREDando.
Las audiencias comenzaron el lunes en los Tribunales Federales de Paraná y se tomará testimonio a unos 87 testigos. El tribunal que estará al frente de este juicio tiene la característica de ser unipersonal y estará a cargo del juez Roberto Manuel López Arango. En representación del Ministerio Público Fiscal estará José Ignacio Candioti. Los querellantes son los siguientes: por parte de Abuelas de Plaza de Mayo intervienen Natalia Moyano, Luciana Torres, Sofía Barro Fosin y Santiago Bereciartua (Pertenecen a la filial Rosario de la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo); por HIJOS Regional Paraná, Sofía Uranga, Sabrina Gullino Valenzuela Negro estará representada por Marcelo Javier Boeykens; Sebastián Álvarez por Irene Esquivel y, finalmente la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación estará representada por la abogada Ana Lucía Tejera.
Los imputados son los médicos Miguel Alberto Torrealday, David Vainstub y Jorge Eduardo Rossi. Había un cuarto imputado, Ángel Schroeder, también dueño del IPP, que falleció en el año 2014.
Durante el primer semestre de 1978, Torrealday, quien fue socio fundador del IPP, cumplía presuntamente funciones como Jefe de la Sección de Neonatología y fue quien coordinó, junto a Vainstub, Rossi y Schroeder, el ingreso de los mellizos de Raquel Negro y Edgar Valenzuela, ambos militantes de la organización Montoneros, que fueron detenidos en enero de ese año en la ciudad de Mar del Plata. Según se pudo recabar, Raquel dio a luz en el Hospital Militar de Paraná entre los últimos días de febrero y primeros de marzo. Desde allí fueron trasladados los bebés al IPP. Torrealday fue quien firmó el alta médica y egreso administrativos, entregándolos a personas extrañas sin dar aviso a ningún Juzgado de Menores. Por muchos años se pensó que el varón había nacido sin vida, según la versión de los imputados, pero con el tiempo y gracias a la investigación impulsada por la familia y los organismos de derechos humanos, se supo que el Melli estaba vivo.
Sabrina fue llevada hasta Rosario el 27 de marzo de 1978 y dejada en el Hogar del Huérfano bajo el nombre de NN María Andrea. Del Melli se perdió todo rastro.
Un punto importante a remarcar, es que tras la realización del juicio oral por la Causa del Hospital Militar Paraná, se recopiló una gran cantidad de pruebas documental para abrir esta nueva causa y dar con el hermano mellizo de Sabrina.
Las palabras de Raquel
“…Cuando uno se lastima muchas veces sobre un mismo lugar, que se forma un callo, entonces duele menos, bueno en esto es… pasa lo mismo. Y yo creo que no es que duela menos, sino que el ser humano tiene una capacidad de…de… recibir los hechos dolorosos, de asimilarlos y de seguir viviendo….Por ahí parece que uno no va a seguir viviendo, que uno no puede, que el dolor es muy grande… (Pausa) que a uno lo… lo ahoga, lo agobia. Pero después siempre hay motivos para vivir; y las fuerzas salen desde adentro con mucho….con mucho trabajo a veces, con un gran esfuerzo que uno pone, pero hay fuerza siempre hay fuerza…. Hay objetivos por los cuales vivir. Y hay un montón de personas a las que queremos mucho y por las cuales siempre somos necesarios y por los que vale la pena vivir y seguir viviendo las cosas con la mayor intensidad, cada minuto… Yo quiero que sepan que aún dentro de… de esta situación yo soy feliz, y quiero decírselos a ustedes para que dentro de la desesperación que pueden vivir a veces, cuando yo no llamo o…. o en otras oportunidades, sepan que yo pude recuperarme…que bueno… si bien nunca uno es igual que antes, porque las cosas no se olvidan, porque uno tiene memoria y porque todo deja una huella; aún a pesar de eso… yo he vuelto y he podido, he tenido la suerte de poder ser feliz de nuevo. De poder volver a mirar…qué sé yo…desde…desde el río hasta… un árbol, hasta la luna!…volver a mirarla con… con alguna esperanza o con… Mirarla con ganas de vivir!…”
Estas palabras las dejó grabada Raquel Negro en una cinta dirigida a sus padres. La cinta fue entregada en una caja con muchas otras cosas a Sabrina después de que supiera quienes habían sido sus padres biológicos. Quizás, estas palabras la ayudaron, acompañaron y apoyaron en momentos difíciles de su vida, en los que todos los caminos parecen allanados. Momentos como los tramos previos a este juicio, porque llegar a esta instancia judicial no resultó ni fácil ni rápido. “Tuvimos muchos vaivenes, sobre todo por parte de los mismos jueces. En la etapa de instrucción nos vimos obligados a enfrentarnos a ellos, por ejemplo uno nos dijo que él solo era un ave de paso y que nosotros teníamos que ser los motores de la causa. Otro juez, el juez Ríos, siempre en connivencia con los sectores poderosos de Paraná, que fue el que dictó la falta de mérito a nuestro pedido de procesamiento a Torrealday, desistió a la causa y el caso, eso demostró el poco compromiso para poder llegar a la verdad. Tras esa falta de mérito apelamos y la Cámara de Apelaciones dijo que no sólo había pruebas suficientes para procesarlo a Torrealday sino también a los otros tres médicos” explicó Sabrina y agregó: “En ese sentido, haber podido llegar a este juicio nos da muchas expectativas sobre todo porque ellos estaban ahí, fueron los que nos ingresaron al IPP y los que nos atendieron”.
Cuando los mellis llegaron al IPP no hacía más de seis meses que se había inaugurado y se había convertido en la clínica privada de mayor prestigio de la zona. “Los cuatro socios se habían endeudado muchísimo para poder llevarlo a cabo y Torrealday también tenía dominio en el ámbito público porque era el director del Sanatorio de Niños. Era un tipo de mucho poder”, aseguró Sabrina.
Quienes van a ser testigos claves durante la causa son las enfermeras que trabajaban en ese instituto. Fueron ellas las que dieron datos importantísimos durante el juicio por la Causa Hospital Paraná para avanzar hacia este nuevo proceso. “Gracias a ellas se pueden llevar adelante estas causas, porque se enfrentaron al pacto de silencio de sus superiores para poder participar de este acto de justicia”, concluyó la joven.
Por Carina Toso para enREDando