La Diez ya no es sólo del Diego

La Diez ya no es sólo del Diego
8 marzo, 2018 por Redacción La tinta

En La tinta, desde hoy, El Diego ya no será el portador de La 10. La 10 lo portará a él, como podría haber sido portada por otros, por otras, por otres, que quizás no llegaron porque se toparon con un mundo machista que lo impidió. El Diego nos quedó chico, ya no nos alcanza, ya no nos representa. Tras un largo camino recorrido, hoy creemos que no necesitamos héroes sino causas. Y La 10, es la nuestra.

Por Gonzalo Reyes para La Diez

Un centenar de niñas, adolescentes y jóvenes gimnastas, entre ellas Simone Biles, estrella del equipo norteamericano en los Juegos Olímpicos de Río 2016, fueron abusadas durante años por Laurense Nassar, un médico especialista en lesiones que gozaba del prestigio que le daba el mundo del deporte. En febrero fue condenado a 125 años de prisión. En 2017, Mayra Gómez recibió una trompada por parte de su promotor, en una habitación de hotel de Finlandia. Reclamaba los ocho mil euros que decía su contrato por pelear contra una boxeadora local. Denunció el hecho; la Federación Argentina de Boxeo no la escuchó y hoy vende ropa: «Soy la primera neuquina en la historia que levantó un título mundial», recuerda. El pasado fin de semana, un grupo de mujeres organizó en Sierras Chicas el primer Festival de Fútbol para conmemorar el #8M. Le preguntamos a Soledad Ceballos, parte de la organización, qué se disputa desde la lucha feminista cuando juegan al fútbol: «Me parece que se trata de esto, de ocupar espacios. Un espacio que antes no era nuestro y que poco a poco sí se va construyendo como lugar que podemos habitar las mujeres. Se trata de eso, de entenderlo como un espacio de militancia«. Esa idea queda dando vueltas: «Ocupar espacios» para construir otros “espacios de militancia”.

Cuántas historias conocemos de épica deportiva donde las protagonistas fueron mujeres. Cuántos suplementos especiales y tapas de diarios guardamos de ellas. Poco habrá en hemerotecas olvidadas a comparación de los relatos sobre glorias masculinas.

Pienso y me doy cuenta que no tengo a ninguna heroína. De chico, antes que existiera internet, me asomaba a la vidriera de un quiosco de diarios y revistas de mi pueblo para leer las tapas y ahora no recuerdo ninguna con cara de mujer. Ni sus glorias, ni sus derrotas fueron cronicadas. Mucho menos sus injusticias. No están, no existieron. A lo sumo, un pequeño espacio que sumaba líneas en los Juegos Olímpicos. Alguna campeona de reparto cuando lograba llegar precisamente a ser la mejor.

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El lunes 1 de agosto de 2016 se publicó por primera vez La tinta. Entre sus secciones apareció El Diego. La idea calzaba. A Maradona sólo le queda su apellido desde hace muchas décadas. Su primer nombre de pila, Diego, fue culturalmente expropiado y embebido de muchos sentidos. Contrahegemónico, contestatario, rebelde, joven. Como aquel día en el que, recién llegado a Napoli, desoyó al presidente Corrado Ferlaino, juntó a sus compañeros y fue a jugar un picado solidario en las afueras de la ciudad, donde abundaba el barro en el potrero y en la mirada de la gente. Como a Eva, como al Che, sólo les dejamos el apellido. Sus nombres se hicieron banderas, se hicieron remeras, se hicieron camisetas.

Así, el «Diego» fue la sección de deportes de La tinta, mientras que “Maradona”, pasó a ser un personaje archiconocido que utilizábamos cuando sus actos o declaraciones apoyaban al gobierno de Maduro en Venezuela o cuando pidió por la aparición de Santiago Maldonado. Pero también repudiable cuando hace gala de su machismo verbal, cuando es acusado de violencia contra su pareja o al formar parte de la FIFA que prometió combatir.

Hace un año y medio nos propusimos ocupar desde El Diego un espacio en el cual utilizáramos de excusa al deporte para «hablar de otras cosas». Construir un espacio rebelde y creativo para hablar de las luchas y de las alegrías, de las historias máximas y de las historias mínimas, de cultura, de política y hasta de sociología. Para hablar de la última dictadura o la crisis del 2001; sobre la función del periodismo hoy o la posverdad; los reclamos por Santiago; la violencia en las canchas; el hit #MMLPQTP y el final del FPT.

A medida que avanzamos y en concordancia con la agenda periodística de La tinta, la lucha feminista y de géneros también nos interpeló. Los abusos padecidos y los derechos reclamados atraviesan todo. Al deporte también. Las historias abundan en cada disciplina, tanto como los vicios estructurales del patriarcado. De a poco El Diego -la sección- empezó a ser ocupado por la voz, los ojos y la letra silenciada de las mujeres.

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Marta da Silva, considerada una de las mejores jugadoras de fútbol de la historia.

Una muestra fue la columna semanal que nos comparten todas las semanas nuestras amigas futboleras y escritoras del taller literario «La música de los Domingos». Para quienes disfrutamos esos textos, el fútbol ya no se ve ni se siente igual. Y tampoco el nombre de nuestra sección nos representa.


Nunca lo creí posible pero «Diego» quedó chico, ya no abarca todo lo que esperamos del mundo deportivo. Le exigimos otras cosas, como se las exigimos a la Sociedad y a nosotrxs mismxs. En sólo 20 meses el proceso de aprendizaje (y desaprendizaje) que iniciamos quienes hacemos La tinta nos llevó hasta aquí: El Diego ya no nos alcanza, ya no nos representa.


Encolumnarnos detrás del héroe ya no nos convence. Optamos por lo colectivo, por la idea que aglutina las razones de nuestras luchas. Optamos por la camiseta. Como jugador, Maradona nos supo obnubilar dentro de las canchas con la belleza de su arte y su irreverencia deportiva dentro y fuera de las canchas. Metiendo goles, gambetas y hasta embistiendo al poder en su intento por formar el primer sindicato de jugadores de fútbol. Él fue un portador de esos valores. En su tiempo, como a nadie, la casaca 10 le calzaba a la perfección.

Pero hoy ¿es nuestro 10? Creemos que no. Tampoco se lo vamos a reclamar. Algo de esto nos decía Dario Sztajnszrajber en septiembre pasado: “Uno puede ser hincha de Maradona como futbolista y no compartir con él posiciones políticas. El problema es que una cosa contamine a la otra. La obra excede al autor, diríamos si hablamos de arte. No le pertenece ni tiene que ver siquiera con su biografía. Yo creo que la clave es no mezclar ámbitos y aceptar la fragmentación propia de lo humano que de algún modo se proyecta como fragmentación propia de todas nuestras prácticas. Me parece que no sólo es necesario sino que sería fundamental que no haya una continuidad de criterios en todo lo que hacemos. Porque si no una de nuestras facetas de esa multiplicidad de fragmentos que nos constituyen se terminaría imponiendo sobre el resto”.

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Lionel Messi junto a Carli Lloyd en 2015. El 10 de la Argentina y la 10 de EEUU elegidos como los mejores del mundo.

Si el Diego fue lo que fue por ser rebelde ante lo constituido, hoy esa rebeldía la ocupa el feminismo. Hoy lo contrahegemónico, contestatario, rebelde y joven está ahí. Hoy la 10 demanda otros intérpretes y mañana necesitará de otros. Pero la pelota… la pelota siempre irá a quien porte la 10, y la 10 la pedirá.


En otro orden de cosas quizá la 10 en la espalda que vieron los ingleses en 1986, ya revolcados y derrotados en el piso del Estadio Azteca, podría haber sido portada por otros, por otras, por otres. Quizá no llegaron, quizá se toparon con un médico abusador, una estructura dirigencial cómplice, un DT golpeador, con compañeros prejuiciosos. Quizá se toparon con un mundo machista.


Así como Diego se escapó de la marginalidad de Villa Fiorito, millones de mujeres hoy gambetean al patriarcado, gritan sus goles y reclaman que sus historias también sean contadas.

En La tinta desde hoy El Diego ya no será el portador de La 10. La 10 lo portará a él. Como también a Mayra Gómez y sus sueños de ser campeona otra vez, a Simone Biles junto al centenar de niñas y jóvenes abusadas por Nassar, a las chicas del Festival de Fútbol «Vamo las pibas» de Sierras Chicas, a las colaboradoras de nuestra columna de los jueves del Taller La Música de los Domingos. Tras un largo camino recorrido, hoy creemos que no necesitamos héroes sino causas. Y La 10, es la nuestra.

*Por Gonzalo Reyes para La Diez

Palabras claves: Diego Maradona, feminismo

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