Dejemos que el Diego juegue para Venezuela

Dejemos que el Diego juegue para Venezuela
11 agosto, 2017 por Redacción La tinta

Mientras Maradona se pronunció plenamente en apoyo al gobierno de Nicolás Maduro, en medio de un evidente cerrojo mediático, los detractores del chavismo salieron a cruzarlo y cierta ala progresista le endilga sus contradicciones. ¿Tiene algún sentido pensar en ello ante esta coyuntura? Diego sabe que su voz siempre hace ruido y una vez más las hace estallar contra la derecha acechante, como lo hace desde 2005 junto a Chávez y contra el ALCA. Aprovechemos que el 10 aún juega para nosotros.

Por Gonzalo Reyes para La tinta

En medio del cerrojo mediático contra el gobierno venezolano, Diego Maradona rompió su silencio y salió a bancar a Nicolás Maduro. Mientras algunos se detienen en las contradicciones del 10, uno de los personajes más influyentes en la opinión pública mundial toma postura y obliga, como lo hacía en la cancha, a que los defensores de la derecha salgan a cruzarlo de a montones.

«Somos chavistas hasta la muerte. Y cuando Maduro ordene, estoy vestido de soldado para una Venezuela libre, para pelear contra el imperialismo y los que se quieren apoderar de nuestras banderas, que es lo más sagrado que tenemos. Viva Chávez!!!! Viva Maduro!! Viva la revolución!!! Vivan los venezolanos de pura cepa, no los venezolanos interesados e involucrados con la derecha», dijo Maradona en su cuenta oficial de Facebook en otra semana de permanentes ataques a la gobernabilidad del chavismo. A la que incluso se sumó el Papa, ese otro argentino que cierta ala progresista a veces se olvida que antes de llamarse Francisco era Jorge Bergoglio.

La maquinaria mediática no perdió oportunidad de elegir a su abanderado deportivo y argento para cruzarlo: «Como puedes apoyar la muerte de 124 jóvenes, por defender la libertad y Democracia de su País!! NO A LA DICTADURA!», escribió Mario Kempes vía Twitter. Los adalides de la liberación venezolana que reprodujeron las palabras del Matador hasta el hartazgo, no supieron decirnos si las escribió desde su residencia en Miami o desde alguna computadora de la redacción de la señal norteamericana ESPN.

Y hasta uno de los referentes políticos más importantes de la afrenta anti-chavista eligió responderle: «Son gente que se dice de izquierda y al final viven como millonarios. Le preguntaría a esa gente que se dice de izquierda, que se dice progresista, que dice defender a Maduro, si ellos viven con 15 dólares al mes. Si es así, que lo sigan defendiendo», disparó Henrique Capriles, el alcalde de Miranda.

Maradona no tardó en responder: «Capriles, conmigo no te victimices. Yo sé muy bien lo que es vivir con 7 hermanos y no tener nada para comer. Ojalá hubiésemos tenido esos 15 dólares!!! La diferencia entre vos y yo, es que yo no me vendí nunca. #VivaMaduro!!!»

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La contradicción coherente

Si algo resulta difícil para el ser humano es poder explicar sus propias contradicciones. Y el Diego no es más que un humano con el don extraordinario de jugar al fútbol como un dios. Es dios en eso que muchos intentan ser buenos o incluso extraordinarios. Y sucede que ser dios en el deporte más conocido y practicado del planeta, hace que un simple mortal, con nombre, apellido y fecha de nacimiento, se transforme en algo similar al papa… solo que con más fieles. Millones más. Un “influencer”, como le dicen ahora.

A estas alturas no hace falta explicar que su posición ideológica ante cualquier acontecimiento mundial puede ser una patada al termostato de cualquier humor social. Su palabra, puesta en el platillo izquierdo o derecho, modifica el equilibrio de la balanza. Y él lo sabe. Si no, no se explica que salga a bancar a un gobierno jaqueado por el imperialismo, por más que lo haga desde una lujosa torre de Dubai.

Este apoyo explícito de Diego llegó un día después de que el gobierno venezolano consiguiera dominar un intento de golpe de Estado militar. Una veintena de uniformados en Valencia, la tercera ciudad del país, decidió sublevarse contra el gobierno bolivariano. Hacía solo una semana el secretario de Estado de EEUU reconocía estar estudiando la forma de derrocar a Maduro.

¿Realmente deben importarnos las contradicciones de Maradona mientras esté dispuesto a realizar declaraciones como éstas, en medio de un cerrojo mediático anti-chavismo a nivel regional? Un solo estado de Facebook hizo que la voz de apoyo a Maduro por parte del 10 se viralizara en redes sociales y canales de TV. Un único escrito hizo que los dardos ahora apunten contra él y hasta Capriles salga a criticarlo. Nadie puede ignorar lo que dice y sus palabras están condenadas a estar en «los temas del día».

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En tiempos virales, de hiperconectividad y sobreabundancia de mensajes, entre tanto caos comunicativo gobernado por un puñado de empresas, siempre es mejor que Diego juegue por la izquierda. Detenernos en sus contradicciones, hoy, es una forma de tirarla afuera.

“Nada es definitivo en la vida de Maradona. Lo que muchas veces le llaman contradicciones en la vida de Diego es justamente su coherencia”, teorizó en revista Polvo Daniel Arcucci, periodista deportivo que produjo los únicos dos libros que llevan la firma del exfutbolista hasta el día de hoy (“Yo soy el Diego de la gente” y “México 86. Mi mundial. Mi verdad”).

Pero hay que ser justos: Maradona se ha mantenido fiel a su posición política a nivel latinoamericano. Guste o no guste. Desde su paso por Cuba y la relación que entabló con Fidel Castro, Diego fue tajante y no dio lugar a matices en plena decadencia de los gobiernos progresistas de la región ante el avance de la derecha. Desde el histórico «No al ALCA» de 2005, en plena Cumbre de las Américas en Mar del Plata, ha mostrado públicamente su apoyo a los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Lula y Dilma Rousseff en Brasil, Rafael Correa y Lenín Moreno en Ecuador y, por supuesto, a los de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela. Y vale decir que todos ellos eligieron que él se quedara ahí, de este lado de la batalla política y simbólica.

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Emir Kusturica, con su ojo documental, no duda de que Maradona es revolucionario por naturaleza: «Este afable rechoncho parecía un actor de una película sobre la revolución mexicana más que el mejor jugador de todos los tiempos», reflexiona en su documental «Maradona by Kusturica» mientras Diego le habla del partido contra los ingleses en México 86. «Es como si entrara a una habitación esparciendo olor a revolución. Y estoy seguro de una cosa: si no hubiera sido jugador de fútbol, se habría convertido en revolucionario. A Maradona no le hace falta los incentivos para lanzarse a la lucha. Es revolucionario por dentro».

Quizá el fanático le haya ganado la pulseada al documentalista. Pero Diego sigue pateando en estos temas con la zurda, con la que más goles hizo. Que me disculpen los tibios, pero en tiempos de ambidiestros a nosotros nos sirve tenerlo en nuestro equipo.

* Por Gonzalo Reyes para La tinta.

Palabras claves: Diego Maradona, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Venezuela

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