Coder Dojo: la tecnología como herramienta de cambio social
En el marco de la semana TIC, este sábado se realizó en el Pabellón Argentina la tercera edición de Hackatón Córdoba, un encuentro de programadores y diseñadores que elaboran software, aplicaciones o páginas de manera colaborativa.
Integrando los conceptos de maratón y hacker, el evento alude a una experiencia que persigue la meta común de desarrollar aplicaciones de forma colectiva en una jornada completa de trabajo.
En esta ocasión, el encuentro se denominó Hack(at)ong, porque la intención era que los especialistas brindaran soluciones tecnológicas que cubrieran demandas de instituciones sociales de Córdoba.
En ese contexto, conocimos el trabajo de Coder Dojo.
Comunidad-Tecnología-Comunidad
Coder Dojo es un movimiento mundial de clubes de programación gratuitos para jóvenes donde técnicos guían a los chicos en sus primeros pasos en el mundo de la programación.
A cinco años del primer Coder Dojo que se creó en Irlanda, ya hay en todo el mundo más de mil escuelas. En Argentina existen sólo dos y están en Córdoba: en el Parque Educativo Zona Sur de la ciudad y en la UTN. Allí, todos los sábados, una treintena de niños y adolescentes participan de clases y talleres con diferentes contenidos que empiezan y finalizan ese mismo día.
Leonardo Ludueña, uno de los dinamizadores del espacio, nos contó que el principal objetivo de CoderDojo es ser una herramienta de cambio social.
«Siempre existió el problema, o la limitación, de que hay países que son productores y países que son consumidores. Pasa lo mismo con la tecnología. Coder Dojo plantea una democratización, un acceso temprano a la tecnología, para que ellos sean productores, y que sea una herramienta auxiliar para lo que ellos deseen ser «, indicó Ludueña, quien señaló que la inquietud surgió por la demanda de sus propios hijos.
La idea de Coder Dojo está más ligada a lo comunitario que a lo académico. No propone apilar conocimientos para cuando los niños sean adultos, sino al revés, pretende enseñar herramientas prácticas que les sirvan ahora. Además, contribuye a la formación de comunidad. Desde los voluntarios que van los sábados, hasta gente que traduce materiales y madres que llevan la merienda para la tarde. «Se creó una comunidad como si fuera el club de un barrio», apreció el programador en diálogo con La Tinta.
“Se creó una comunidad como si fuera el club de un barrio”
En Córdoba la asociación civil recibe escasa (o nula) atención del estado municipal, provincial o nacional. Aún así, la organización se las arreglan para articular el trabajo de un grupo de profesionales con más de 30 chicos de 7 a 17 años.
«Siempre se habla mucho de fomentar y demás, pero yendo a lo práctico, es bastante difícil conseguir cosas mínimas. Se nos hace difícil porque todo es voluntario. No hay un respaldo real ni un seguimiento», expuso.
Este sábado, los chicos volcaron sus conocimientos en el Hack(at)ong para brindar una solución tecnológica al Jardín Botánico. La institución de la UNC planteó la necesidad de tener más contacto con la ciudadanía y Coder Dojo propuso una aplicación para celulares que plantea un «ida y vuelta» para identificar plantas y flora autóctona.
La aplicación se llama Planta Net y estará disponible a partir de la semana próxima.
Cinturón blanco
Emulando a las escuelas de karate, CoderDojo entrega a sus alumnos una escala de cinturones que responden a su conocimiento en la materia.
Aprovechando el acto en el Pabellón Argentina, este sábado se hizo entrega de cinturones blancos por asistencia a una decena de niños y adolescentes.
Cómo participar
La institución necesita tanto de docentes que quieran acercarse a la tecnología, cómo de técnicos que quieran acercarse a la educación. También pueden contribuir al proyecto gente que sepa de idiomas (inglés, italiano, francés o alemán) y sobre todo, gente que pueda garantizar un lugar público dónde se puedan dar los talleres.
