Pizzería 1893 está en proceso de recuperación: la patronal intentó vaciarla
Trabajadores de 1893, local gastronómico del barrio porteño de Villa Crespo, permanecen en el lugar resguardando sus fuentes laborales. Formaron una cooperativa. Llevaban tres meses sin cobrar. Una consigna policial tras la denuncia de usurpación les impide trabajar.
Por Ansol
Trabajadores de la pizzería 1893 permanecen en el local de Scalabrini Ortiz y Loyola resguardando sus fuentes de trabajo.
Después de dos meses sin cobrar y un intento de vaciamiento patronal, conformaron una cooperativa de trabajo para dar cauce a la continuidad laboral, con la ayuda de la UTEP, el referente de los gastronómicos recuperados Andrés Toledo, presidente de la cooperativa Alé Alé; Eduardo Amorin, responsable de la rama de recuperadas de UTEP Evita de CABA, militantes de la comuna de la UTEP y el abogado Adrián Albor, junto a su colega Marcelo Treleani, integrantes del Grupo de Litigio Estratégico.
La firma Maridani SRL (“Mari” por Mariana Ferraz y “dani” por Danilo Ferraz) acumulaba deudas anteriores a la cuarentena, de tres meses de salarios, además de retrasos con vacaciones y aguinaldo, que terminó de pagar en marzo. También debían más de cien mil pesos a proveedores.
Danilo Ferraz, además, es propietario de Hell’s Pizza y Morelia.
En cuanto el gobierno nacional propuso el pago del 50 por ciento de los salarios de pymes, Ferraz formalizó la situación de los tres empleados que estaban ocultos a la fiscalización del Estado. Lo hizo con un una fecha de inscripción falsa y con montos de sueldos inferiores a los reales.
“Va a ser muy interesante cuando Ferraz tenga que explicar por qué tomó personal en pleno aislamiento social obligatorio”, sugirió Adrián Albor, del Grupo de Litigio Estratégico, en la fiscalía 5 en lo Penal, Contravencional y de Faltas, a cargo de Miguel Ángel Kessler.
“Siempre fueron gente de patear las cosas. Las cargas sociales nunca estaban pagas. Cuando teníamos reuniones con el dueño, nos decía que estaba en plan de pago”, contó a ANSOL Ernesto De Arco Soloaga, camarero de la pizzería y flamante tesorero de la cooperativa.
Activar la producción para sobrevivir
Entre el 15 de abril y el 12 de mayo, los trece trabajadores de 1893 propusieron al dueño retomar las actividades suspendidas por el Aislamiento Social Preventivo Obligatorio en cuanto se abrió la posibilidad de hacer delivery.
Ferraz, propietario real de la firma, aunque legalmente sea su madre, Esther Delia Pozzo, les dio permiso, pese a que nunca se acercó.
“Nos autorizó, pero siguió desde su casa. Nosotros compramos la mercadería con nuestros ahorros para poder trabajar esos días y nos fuimos autogestionando porque el dueño estaba borrado”, explicó a ANSOL el camarero.
Tenían toda la experiencia para realizarlo. Un promedio de ocho años de antigüedad en la pizzería, un maestro pizzero con 25 años de experiencia en el mismo lugar, los encargados y los mozos.
Al principio, recibían muy pocos pedidos y apenas podían retirar algo de dinero para sustentarse. “Trabajamos tres semanas bajo esa modalidad. Los últimos días, cada vez más clientes sabían que estábamos abiertos y funcionaba mejor. Algunos días, nos llevábamos 200 pesos cada uno. Otros días, no podíamos retirar nada”, relató De Arco Soloaga.
El sábado, una nota del diario La Capital de Mar del Plata sobre la situación de las pizzerías durante la cuarentena incluía su voz y concluía que transformaría a 1893 en una cooperativa para mantener las fuentes de trabajo.
Hizo esa propuesta a sus empleados, pero estos se informaron y le respondieron que si Ferraz fuera parte, constituiría un fraude laboral.
Ernesto De Argo contó a ANSOL que, en esa reunión en la pizzería, el dueño, que se había sentado a comer un pedido de la parrilla de en frente, tomó una botella y media de vino y fue elevando la violencia hasta gritarle en la cara a empleadas e invitar a pelear a un trabajador. Entonces, decidieron iniciar una asamblea, pedirle que se fuera y bajar las persianas.
Esa noche, él les dijo que se llevaría cosas como sillas y el horno, pero no se lo permitieron, por lo que volvió con una abogada, una escribana y la Policía de la Ciudad, tras iniciarles una demanda por usurpación. Desde entonces, una consigna policial permanece en la puerta y no deja ingresar a nadie ni que el local esté abierto.
Flamante cooperativa
El jueves 14 de mayo, los trabajadores, con el apoyo de UTEP y del restaurante recuperado Alé Alé y Eduardo Amorin, responsable de la Rama de recuperadas de la UTEP EVITA de CABA, y compañeros de la comuna realizaron la asamblea constitutiva de la flamante cooperativa de trabajo 1893 que puede darles la continuidad laboral.
“Sin la ayuda de Alé Alé, no sé si hubiera sido posible, porque su información fue clave para poder avanzar. Todavía nos pasan a ver, se fijan si necesitamos algo. Realmente, Andrés Toledo es un capo que nos acompaña en esta lucha”, concluyó De Arco Soloaga.
El contrato de alquiler está vencido, pero los trabajadores ya hablaron con los dueños del inmueble para manifestar su deseo de seguir trabajando.
*Por Ansol / Imagen de portada: Ansol.