¿Por qué me pintás la cara con corcho?
Por Marcela Lorenzo para Revista Amazonas
Las personas que, como yo, crecimos de este lado del Río de la Plata jamás nos preguntamos por qué pintamos las caras de nuestros estudiantes de negro –Black face- en fechas conmemorativas específicas como el 25 de Mayo y el 9 de Julio. En Argentina, es una práctica común en las instituciones educativas y se considera aceptable que se pinte de negro la cara de lxs niñxs y se les vista con trajes tradicionales (polleras y pañuelos rojos con lunares, camisa blanca o pantalón ¾ y un cesto con comida). Esta es una caracterización utilizada por ese “folclore escolar popular” que se ha extendido por todo el territorio y se presenta como un tipo de expresión, erróneamente llamada artística; se usa para hacer visible la presencia y participación de los afrodescendientes en la historia.
Pero, como docentes, ¿alguna vez nos preguntamos o cuestionamos si este tipo de representación está bien? Fue la escuela la que, con orgullo, reforzó esta manera de estereotipar la presencia de la comunidad afrodescendiente esclavizada en eventos que se fueron institucionalizando (es el racismo institucional) así como lo hicieron también los discursos racistas que acompañan a este tipo de fiestas nacionales que, como ya sabemos, utilizan la tradición y la cultura como escudo. Está en nosotrxs, futuros y actuales maestros, no seguir defendiendo y maquillando esas tradiciones escolares que aceptamos de manera inconsciente y romper con ciertas normas de representación de la presencia africana y afro-argentina, la cual está conectada solamente con una historia que ocurrió en el pasado, que aún hoy sigue invisibilizada y que solamente resurge el día 25 de Mayo mostrándonos como vendedorxs de mazamorra, velero, aguatero o el 9 de Julio como soldados.
Ya que la escuela ha jugado un rol importante en la representación de los afrodescendientes y el “Black face” aún hasta el día de hoy se usa en los actos escolares, consideré importante poder escuchar la opinión de colegas, amigas docentes, sobre cómo estos profesionales de la educación buscan trabajar, tanto en la clase como en la escuela, a los personajes de la colonia, pues estos personajes están muy presentes en esos actos nacionales y hacen parte de lo que muchos entienden como cultura popular o folclore.
Les hice unas preguntas concretas: 1. Como docentes, en algún momento de su carrera durante la preparación de las celebraciones del 25 de mayo y del 9 de julio, ¿sugirieron pintar de negro los rostros de lxs estudiantxs para representar a lxs afrodescendientes? 2. ¿Se sigue usando esta práctica? 3. Ustedes como docentes, ¿qué opinan sobre esta forma de representación para visibilizar la presencia africana y afrodescendiente?
Patricia Rossi – profesora de nivel inicial con 25 años de carrera. Aborda hace 3 años la temática afro con alumnos/as/es de sala de 4 y 5 años en el JII N°4 DE4° Tomas Liberti del barrio de La Boca
Personalmente, cuando ingresé a la docencia en el año 89, muchas maestras proponían que, para el 25/5 y/o 9/7, los chicos se pintaran la cara de negro con corcho (Black face)… esto lo vi tanto en educación inicial como en la primaria. Si yo alguna vez lo propuse a mis alumnos, no tengo registro de eso; la razón, simplemente porque nunca me fijé o me preocupé en plantearlo, pero sí tengo el recuerdo de compañerxs que lo sugerían o, cuando los profesores no lo pedían, las propias familias lo hacían.
Del mismo modo, recuerdo que, como alumna, que esta práctica sucedía. De acuerdo al color de piel, eran elegidxs los alumnxs para interpretar a las clases sociales de la época colonial: tez oscura eran los vendedores y tez blanca los “criollos”… esto lo viví como alumna (de 1973 a 1981) y como docente desde el año 89 hasta hoy, aunque, desde el 2005 aproximadamente, se hizo menos visible esa elección.
En cuanto a si se sigue usando [el Black Face], creo que aún se da porque todavía ves pintados con corcho a los chicxs; no sé si por indicación del docente o por una cuestión internalizada en las propias familias. Pero se ve menos… Me ha pasado que las familias de estos niños quieren pintarlos de negro y que los propios chicos, con quienes venimos trabajando desde hace 4 años un proyecto anual sobre el protagonismo de los afro desde la época colonial hasta la actualidad en la construcción de nuestra identidad nacional, les han contestado a sus mamás: «No necesito que me pintes, no soy afro, juego a ser ellos».
En cuanto a qué me parece esta forma de representación para visibilizar la presencia afro, no la veo relevante o necesaria y sí la comparo con estereotipos que tenemos internalizados sin sentido. Considero más importante el protagonismo de ellxs que aún continúa invisibilizado o no caer en la trampa, porque muchas veces en el sistema educativo puede ocurrir y veo cómo una de las cuestiones de la modernidad es tratar o darle el lugar a los afro que muchas veces les hemos negado u ocultado. Para abordar la presencia afro a lo largo de nuestra historia nacional, no es necesario caer en «gestos simbólicos» sin sentido, sino realmente tomar conciencia y conocimiento de los valiosos aportes que nos han hecho y siguen haciendo, y, obviamente, enmarcarlo dentro de la ESI[3], de la educación de valores y respeto hacia el/la otro porque sabemos que aún hoy son foco de discriminación y/o marginalidad, sobre todo en los niveles primario y secundario.
Y otra cosa, lo bueno es que las compañeras que saben que venimos trabajando este tema desde hace dos años nos consultan sobre cómo abordarlo: por dónde empezar, nos piden ideas y/o materiales… ¡vamos bien, Marce!
Laura Ivenzic- docente nivel primaria quien aborda el 8 de noviembre hace dos años en una institución privada.
Cuando vos ingresaste a la institución, comenzamos a hablar y me contaste sobre tu activismo y sobre el 8 de noviembre que es el día Nacional de los/as Afroargentino/as y afrodescendientes, comencé a trabajar sobre la identidad y la presencia afroargentina y afrodescendiente en el aula y desde distintos lugares intentando no caer en la representación o el folclorismo escolar como lo es el 25 de Mayo. Y la verdad es que noté un gran interés de mis alumnxs en conocer, en escuchar que en Argentina también hay una comunidad afrodescendiente, desmintiendo de esta manera el discurso equivocado que siempre escuchamos y con el que crecimos.
No me pinté nunca de negro ni hice pintar a los chicos. Algunos sí se maquillaron con base más oscura para cantar un candombe.
No me gusta cómo se ven con la cara pintada, parecen que trabajan como mecánicos o son carboneros.
Después de escuchar estos testimonios de lxs docentes, es necesario que en todos los niveles escolares, en los profesorados, en la sociedad civil (además de las agrupaciones y movimientos afrodescendientes) debamos abordar de otra manera y cambiemos nuestra visión sobre la historia nacional, donde la construcción de este conocimiento sea trabajar la diversidad, el respeto y la formación étnico-racial en la construcción social del país.
Es necesario trabajar de manera diferente el legado afrodescendiente en nuestra historia, basta de sostener estereotipos negativos y primitivos estancados en el siglo XIX.
*Por Marcela Lorenzo para Revista Amazonas / Imagen de portada: Sebastián Freire.