La comunidad mapuche Lof Paicil Antriao lucha contra el despojo de sus territorios
Se conoció un nuevo fallo judicial en Neuquén que despoja de su territorio a una familia de la comunidad mapuche del Lof Paicil Antriao, en Villa La Angostura.
Por Vivian Palmbaum para Marcha
Tras un conflicto que parece de intereses entre privados, se esconde más de un siglo de despojos a la comunidad mapuche Lof Paicil Antriao, en Villa La Angostura. En un diario local, se conoció la noticia: la Cámara Provincial de Apelaciones en lo Civil y Comercial había declarado “desierto el recurso de apelación sobre la sentencia judicial que en primera instancia ordenaba la restitución de un terreno lindero a La Posada”. Marcha dialogó con Lorenzo Loncón, werken (mensajero) del Lof Paicil Antriao.
Loncón relativizó la noticia y afirmó que la sentencia no está firme, al tiempo que expresó que los medios locales reciben mucha publicidad de los privados para publicar estas cosas. “Nuestro abogado Luis Virgilio Sánchez está revisando los expedientes porque hay otra instancia de alegato, no es un fallo firme”. Además, anticipó un conflicto en otra zona de la costa de Lago Correntoso. “Con la hermana Sofía Antiao, también están queriendo empezar una causa civil a la que también va a responder un abogado de la comunidad”.
A fines de marzo de este año, la vecina Elma Quiroga, propietaria de Puerto Elma, junto a la comunidad mapuche Paicil Antriao, apelaron el fallo por el cual el Poder Judicial obligaba a restituirle un terreno a la empresa TIJE, propietaria de La Posada, un emprendimiento lindero a los terrenos en disputa. Loncon afirmó que, con el fin de apropiarse de la tierra, “es como la tercera o cuarta venta que hacen de La Posada, es como un pasamano”.
En la causa judicial, no figura un dato que es sustancial para definir un fallo sobre el derecho a la tierra: “La señora Elma Quiroga nació en ese lugar, no fue al hospital, nació ahí. Su hija Sandra Quiroga también nació en ese lugar ayudada por una partera de la comunidad”.
La historia del Lof Mapuce Paichil Antriao es la historia de una usurpación sobre la que se construyó la ciudad de Villa La Angostura. Hoy, la comunidad habita sobre unas 125 hectáreas que quedan de las 625 originarias.
Villa La Angostura, igual que otras regiones de la Patagonia, periódicamente es noticia por los conflictos entre las comunidades mapuche y quienes intentan apropiarse de las tierras que hoy habitan para desarrollar negocios turísticos e inmobiliarios. También sucede en otros lugares del país, aunque cobraron especial importancia con la profundización de las políticas represivas del gobierno, tal como lo testimonian los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.
La Constitución Nacional Argentina de 1994 reconoce en su artículo 75 “la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas” y señala que debe garantizarse “la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que ocupan, y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano”.
Tras décadas de conflictos, los y las descendientes decidieron constituir la comunidad mapuche Paichil Antriao que fue reconocida por el Estado a través de la inscripción de su personería jurídica en el Registro Nacional de Comunidad Indígenas (Renaci). La defensa territorial ha sido y es la base fundamental de su lucha partiendo de la necesidad de recuperar y sostener el territorio perdido para el desarrollo de la vida y subsistencia comunitaria.
El werken Lorenzo Loncón denunció las demoras y el incompleto relevamiento territorial en toda la Argentina: de un total aproximado de 1600 comunidades originarias, sólo 650 comunidades culminaron la tarea. Ante el reclamo, la respuesta provino de Juan Cruz Testa, del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), que dijo que “esperan tenerlo terminado lo antes posible”. Sin embargo, agregó, “faltan muchas comunidades que aún están en tareas de conseguir su personería jurídica”, tal como exige la ley para ser sujetos de derechos a su tierra.
Ley 26.160 | Declárase la emergencia en materia de posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas originarias del país, cuya personería jurídica haya sido inscripta en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas u organismo provincial competente o aquéllas preexistentes.
Huellas y Senderos
En el año 2014, el Observatorio de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas (OPDHI) presentó el libro Huellas y Senderos que da cuenta de una investigación de la historia del Lote Nº9. “En 1902, el Estado argentino reconoció la presencia de las familias Paichil y Antriao en la zona del Río Correntoso, otorgando por decreto la titularidad del Lote Pastoril N° 9. Esas familias habitaban allí desde muchos años antes que llegara la Comisión de Límites y por ello pudieron ayudar como baqueanos en la delimitación de la frontera con Chile. De las 625 hectáreas iniciales, hoy sólo habitan en 125, y todas están a nombre de terceros extraños”. En el libro, dan precisiones sobre el hostigamiento de parte del Poder Judicial, particulares interesados en las tierras mapuche, el Estado Municipal y Provincial.
Más de 370 millones de personas indígenas viven en 70 países alrededor del mundo. Su cultura e identidad están estrechamente vinculadas a sus territorios y perderlos significaría la pérdida de la misma.
“Llegaron a nuestro territorio a colonizar espacios; a explotarnos como objetos para sus negociados y especulaciones, para sus emprendimientos comerciales, madereros, inmobiliarios y turísticos; a robarnos nuestra sabiduría para sus propios intereses; a imponernos conocimientos e ideas occidentales, haciendo un atropello y un despojo a nuestra forma de ser, de conocer, vivir y pensar desde nuestra cosmovisión”, concluyó Loncón.
*Por Vivian Palmbaum para Marcha.