El abandono de la competencia
Un resultado deportivo, una decisión de equipo, un título en un diario y la entereza deportiva de una joven jugadora de fútbol vuelven a poner en foco el estado en el que se desarrolla el fútbol femenino en Córdoba. Luego de eliminar la obligatoriedad para los clubes, la mayoría de los planteles que continúan en la Liga Cordobesa lo hacen a duras penas. Pocas jugadoras se animan a hablar. El 15 a 0 de Belgrano a Las Flores refleja la brecha existente en una competencia injusta que no se intenta equilibrar. No son las jugadoras, son los dirigentes quienes abandonan este partido.
Por Gonzalo Reyes para La tinta
El pasado fin de semana se jugó la 5º fecha del Torneo de Fútbol Femenino de la Liga Cordobesa. Luego de la jornada del sábado, un periódico resaltó lo que parece un título de los primeros años del profesionalismo en el masculino, o incluso de antes, en pleno amateurismo: «El fútbol femenino de Belgrano ganaba 15 a 0 y sus rivales se `retiraron´ en el entretiempo». Ese rival es el plantel de Las Flores. Tan invisibilizado en el título como la situación que atraviesa este conjunto de deportistas y la mayoría de los equipos del femenino de la Liga.
El dato estadístico del título cumple con la necesidad de destacar lo increíble y superficial de una situación, pero bien puede servir de muestra para analizar las razones. El dato es ideal para atraer clicks o para promover memes, pero se queda en una goleada y en un abandono sin preguntarse el «por qué». Con tan sólo 15 años, Naara Bengolea, jugadora de Las Flores, reclamó esa pregunta. Con la misma energía y temeridad de la juventud, respondió la pregunta que se omite: «Sí, nos hicieron 15 goles en 35 minutos, yo estuve presente disputando el partido y fui una de las que apoyó la decisión de no seguir jugando…«, se hizo cargo como pocxs en una situación similar, sea profesional o de barrio. Desde su cuenta de Twitter, continuó: «Eramos 10 jugadoras dentro de la cancha dando la cara por el club, aun sabiendo que éste dio un paso al costado totalmente en cuanto el fútbol femenino».
El hilo de Naara se extiende inapelable. Ella jugó el partido, sufrió una derrota aplastante y admitió haber apoyado la decisión de no jugar más. La entereza deportiva obliga a escucharla, a leerla.
Naara habla desde el dolor y la bronca: «El club no nos da un espacio para entrenar con equipos de once, tenemos que pagar nosotras los gastos de cada partido y no tenemos ni conos… usamos mochilas para entrenar y lo hacemos en espacios reducidos», le dijo a La tinta. ¿Qué resultados puede obtener un plantel que entrena así y sólo puede esperar formar 11 jugadoras en una misma cancha el día de la competencia?
(Imagen: Liga Cordobesa de Fútbol-Femenino / Fanpage Facebook)
Como la mayoría de los clubes, Las Flores tuvo que tomar una decisión a final del año pasado luego de que la Liga Cordobesa de Fútbol (LCF) decidiera que ya no es obligatorio tener un plantel femenino para poder competir con uno masculino en la Liga. Algunos clubes decidieron abandonar, otros más grandes, con perspectivas de competir en AFA -tarde o temprano-, lo profundizaron y otros clubes siguen compitiendo en las planillas, pero abandonaron en el vestuario, los entrenamientos, las herramientas, etc.
En Las Flores, como en la mayoría de los clubes, las chicas se topan a diario con un implícito: «El club no puede, arréglenselas con lo que hay». Así, muchos planteles tienen poco o nada. El 15-0 en 35 minutos no es más que el fiel reflejo del choque de dos mundos. La pregunta que nos invita a hacer Naara ahora es: ¿A quién le sirve competir así? Protagonistas de este partido en cuestión e integrantes de otros planteles le respondieron a La tinta lo mismo: «A nadie».
A nadie que le interese y le convenga desarrollar la disciplina como a jugadoras, entrenadoras, preparadoras física y muchas futuras profesionales que saben que el avance del femenino puede significar una apertura laboral en un ambiente históricamente reservado para hombres, pero que, al mismo tiempo, dependen de las decisiones de otrxs. Incluso, su continuidad en un plantel o en su actividad dentro del club pende del humor de quien se banque una crítica pública en medios o redes sociales. ¿Cómo expresarlo entonces? ¿Cómo darlo a conocer públicamente?
Luego de los tuits de Naara, una jugadora de otro club que participa del torneo le escribió contándole la situación que ellas viven a diario: «Yo sé que hay clubes como ustedes Las Flores que antes estaban mejor que ahora. También sé que hay clubes que ya sacaron el femenino y de ellos no se supo más. Pero nosotras siempre estuvimos igual, desde hace seis años», se oye el mensaje de audio que acompaña el texto: «Entrenamos en un playón durante mucho tiempo y en diversos lugares del Parque Sarmiento. Nunca nos duró un DT y eso que tuvimos un montón. Hicimos rifas, vendimos comida para poder comprarnos el uniforme y las cosas para poder entrenar«. No son las únicas que deben utilizar el principal espacio verde del centro de la ciudad. Quien tenga oportunidad de transitar con frecuencia esa zona puede prestar atención y verán también a jugadoras de azul y blanco: son del plantel de General Paz Junior entrenando.
¿Entonces, a quién le conviene esta situación? Cuando uno busca respuestas en la dirigencia de los clubes, casi todos apuntan a la Liga: «Eso se lo tenés que preguntar a Emeterio». El año pasado, Farías, titular de la LCF, se lo dijo claro a este medio: “Los clubes no pueden bancar todo. Bancan las inferiores, bancan la primera y bancan a las mujeres. Van a tener que buscar recursos. Las mujeres van a tener que involucrarse y trabajar para que el club donde juegan ellas pueda cumplir. Porque la verdad es que no va gente a verlas”.
Para Farías, mandamás del fútbol cordobés, la igualdad implica que una jugadora tenga la misma obligación de un dirigente, es decir, buscar recursos y generar políticas de desarrollo. Los clubes y la Liga no deben «bancar», deben «promover» el deporte, fieles a su razón de ser: dar respuestas a la sociedad o comunidad que habitan y por la que son habitados. El contexto social dice que el fútbol femenino está en su mayor auge y lo confirma la última decisión política (aún escasa, pero, al fin, algo) que tomó AFA el 16 de marzo respecto a una apertura hacia la profesionalización. También existe un proyecto de ley en la Cámara de Diputados de la Nación que se está debatiendo en comisiones para aprobar una Ley de Igualdad de Género en el Fútbol, a través del cual el Estado Nacional deberá apoyar económica y políticamente el desarrollo de este deporte en todo el país, en clubes y en la educación inicial y secundaria.
Sergio Frías, presidente de Las Flores, le aseguró a La tinta que las jugadoras del fútbol femenino «cuentan con las mismas condiciones que las inferiores del masculino». Si bien cuesta creer que los padres de los pibes estén dispuestos a pagar 800 pesos la cuota mensual para entrenar sin conos y tener que viajar hasta Camino a 60 Cuadras para realizar las prácticas semanales, lo que el dirigente plantea es que los problemas que padecen son estructurales y que afectan a varias disciplinas además del fútbol femenino: «Somos un humilde club de barrio», expresó, dando a entender que difícilmente las condiciones cambien a futuro. También dijo que piensa proponer una idea que parece intentar tapar el sol con las manos: establecer por reglamento que un partido se suspenda cuando el resultado alcance el 7 a 0.
Encontrar caminos para el desarrollo de esta disciplina ya es una demanda social que los clubes, chicos o grandes, no pueden esquivar. Sí pueden y deben generar posibilidades, o demandarlas en conjunto si es que los problemas son estructurales y superan sus capacidades.
Si a los dirigentes del fútbol, como Las Flores y la mayoría, les es difícil crear estrategias, ¿cuánto les costará a sus jugadoras entrenar sin cancha, sin conos, pagando los médicos de cada partido con plata de sus bolsillos amateur y tener la entereza de reconocer una derrota implacable en la que el esfuerzo y el amor por la pelota no alcanza ni para terminar el encuentro?
Este martes, la agrupación Futboleras Organizadas de Córdoba expresó su apoyo a las jugadoras de Las Flores y de todos los planteles en condiciones similares. También repudiaron las críticas y ataques que recibió Naara en sus redes tras su publicación: «El ataque no demoró en llegar responsabilizando a las jugadoras. Parece que les diera miedo repensar el estatus quo. Parece que el fútbol y el periodismo fueran intocables. Parece que debemos esperar un milagro sin decir nada que mejore las condiciones en las que vamos a desarrollar el fútbol femenino. Si esperan eso de nosotras, se equivocan. Hasta que cada chica, en cada club, tenga las mismas posibilidades de entrenarse, no vamos a dejar de decir que es urgente otra perspectiva en el fútbol», dice el comunicado.
¿Quién se «retiró» del juego el pasado sábado? ¿Realmente se puede pensar que fueron las jugadoras de Las Flores? ¿O la culpa fue de los 15 goles de Belgrano? Increíblemente, Bengolea lo tuvo que responder luego de tantos tuits que recibió donde desacreditaban a las jugadoras piratas por falta de sororidad o el poco espíritu competitivo de su equipo: «El problema no son los 15 goles de Belgrano, el problema es el abandono de los clubes hacia este deporte».
Eso. Quienes abandonaron antes y hoy son los dirigentes del fútbol cordobés, por omisión, obediencia debida, falta de voluntad, incapacidad para visibilizar las problemáticas particulares de cada entidad o el simple y llano desinterés. Los clubes y la LCF son los que están abandonando el partido.
*Por Gonzalo Reyes para La tinta