“Acá estamos, acá estuvimos siempre”

“Acá estamos, acá estuvimos siempre”
7 marzo, 2019 por Redacción La tinta

Integrantes de la Comunidad indígena de Chavascate y la Comunidad Comechingón Timoteo Reyna informaron sobre el hallazgo de restos óseos y de cerámica en la zona de “Los morteros” sobre el río Chavascate, en la localidad de Cerro Azul. Las comunidades denuncian la destrucción de los sitios arqueológicos ancestrales y exigen la restitución.

Por Redacción La tinta

¿Qué es el territorio? La pregunta da vueltas por la ronda y comienza a responderse tímidamente: “Identidad”, dice alguien. “Identidad”, se repite. Como una sola voz, las y los integrantes de la Comunidad Indígena de Chavascate y la Comunidad Comechingón Timoteo Reyna construyen las respuestas: “Territorio es reconexión con la esencia, con la madre tierra. Todo lo que tiene que ver con la cuestión del territorio significa recuperar autonomía, no solo en el espacio físico sino también en mí, ahí está la identidad de una. Es la posibilidad de sanar, reconectar después de 120 años sin territorio”.

El territorio ancestral del Chavascate está en las Sierras Chicas de Córdoba, en Villa Cerro Azul. Las comunidades informaron que el pasado 28 de febrero, el recorrido de una pala mecánica -que no tenía la autorización de las comunidades- desenterró restos óseos y de cerámica de sus antepasados.

Cuentan que el hallazgo de restos de sus ancestros “era algo absolutamente previsible por todos los sueños, por todo lo que venía ocurriendo, ya venimos ceremoniando, pidiéndole a los abuelos”. Si bien no fue una sorpresa, sí se sienten conmovidxs: “Es un llamado de los ancestros a cuidar, a luchar porque se los vuelva a traer al lugar. Viene a demostrar que acá estamos los muertos, ellos están hablando por nosotrxs, con toda la responsabilidad que eso implica. Vienen de acá, acá estamos, acá estuvimos siempre”.

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También hay dolor por la necedad del humano, “de no querer creer hasta no ver, es doloroso que tengan que salir estos cuerpos, la muerte misma, a demostrar que estamos vivos por siempre. Fue una demostración de la vida”.


En esta larga lucha, la compañía de los ancestros, ahora materializada en sus restos óseos y cerámicas, es fundamental. “Salir a contar esto despierta algo en la gente, hay una conexión que se estaba produciendo de antes con algunas personas, pero al haber algo material es más fácil. Que se manifieste el espíritu de los ancestros a un mundo que solo cree lo que ve, abre la posibilidad de una construcción colectiva, retomando el hilo que dejaron ellos”.


Las y los comuneros denunciaron en un comunicado público la destrucción de sitios arqueológicos ancestrales que utilizan usualmente para reuniones y celebraciones. En este marco, instan a las autoridades locales y provinciales a establecer políticas de cuidado y preservación de la zona hasta que se realice el relevamiento que la Ley de Emergencia Territorial Indígena prevé (Ley 26160).

A su vez, denuncian que por el desinterés respecto a la preservación del lugar, “no sólo no se está teniendo respeto por la memoria y los cuerpos de nuestrxs antepasadxs, sino que se está infringiendo normativa supranacional”, citando un cuerpo de normativas internacionales (Convenio 169 de la OIT ratificado por Argentina mediante la ley 24051), nacionales (el artículo 75, inc.17 de la Constitución Argentina y leyes nacionales 25743/03 y 26.160), provinciales (ley 10.316 y 10.317), y finalmente comunales (Declaración de Patrimonio Cultural Comunal en 2013, Resolución Nº 11/2013; y “Carta de intención” octubre de 2018).

Si bien existe toda esa normativa, las tensiones históricas que atraviesan este hallazgo siguen presentes: “El colonialismo, las especulativas, la desacreditación que algunos hacen, la desconfianza sobre nuestra identidad”.

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Los y las integrantes esperan que los restos, actualmente en proceso de análisis por un equipo de arquéologos/as de la Universidad Nacional de Córdoba, sean restituidos a las comunidades. El paso más complicado creen que será la recuperación del territorio, “pero el cuerpo es territorio, y nos va a dar más fuerza».


«El problema lo vamos a tener con el particular y con la propiedad privada. Sin embargo el abuelo, la abuela, cuando esté acá, nos va a dar aún más fuerza, newen, de la que tenemos, por una cuestión de cosmovisión. Ellos nos están guiando y confían, hay un trabajo particular de conexión de cada una”.


«La tierra donde estamos paradas es territorio ancestral. Aquí vivieron nuestros ancestros, re-habitarla también es una forma. Llevarlo a la patrimonialización tampoco es lo ideal, queda como un objeto para ser mirado o admirado, pero que la comunidad misma lo habite es darle continuidad. El lugar mismo se abre o se cierra depende la persona y la intención de la persona”.

* Por Redacción La tinta. Imágenes: Gentileza Pablo Reyna.

Palabras claves: Comechingón, pueblos originarios, Vecinos del Chavascate

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