Avanzan los juicios contra Monsanto por casos de cáncer y por ocultar los peligros del glifosato
En los últimos días empezó en EE.UU. el primer juicio contra la empresa, hoy propiedad de Bayer, por los efectos cancerígenos del herbicida utilizado en todo el mundo. Un jardinero de California que padece un linfoma acusa a la firma de haber ocultado los riesgos del agrotóxico. Al mismo tiempo, esta semana un juez norteamericano abrió la puerta para que lleguen a proceso judicial alrededor de 400 demandas que acusan a la transnacional de haberles causado cáncer a través de su producto Roundup.
Por Lucía Maina para La tinta
Dewayne Johnson, un estadounidense de 46 años, padece un cáncer terminal después de haber aplicado durante más de dos años glifosato, herbicida ampliamente utilizado en Argentina y en el mundo. Hoy está siendo el protagonista del primer juicio contra Monsanto por los efectos cancerígenos de su producto, comercializado bajo la marca Roundup, después de haber demandado a la corporación por su enfermedad y por haber ocultado la peligrosidad del agrotóxico. Aunque el proceso judicial comenzó formalmente en junio, está semana comenzaron los alegatos en la ciudad de San Francisco, en el estado de California. Se trata de un juicio multimillonario, que además tiene un impacto directo como caso testigo de cientos de personas que han acusado por este mismo motivo a la corporación, hoy propiedad de la farmacéutica Bayer luego de su adquisición por 62.500 millones de dólares.
Pero mientras este juicio histórico se desarrolla, la multinacional de los transgénicos ha recibido otro revés: esta misma semana, el juez federal norteamericano Vince Chhabria ha dado luz verde para que avancen en la Justicia otras cientos de causas en su contra, también por el uso de Roundup y sus efectos cancerígenos. A través de un fallo, el magistrado ha permitido que atestigüen expertos claves que relacionan el glifosato, el ingrediente activo y principal de Roundup, con el cáncer, específicamente con el linfoma no Hodgkin.
Sin considerar las cientos de demandas existentes en otros tribunales y las futuras que el reciente fallo de Chhabria podría generar, esto impacta de manera directa en las demandas ya iniciadas en California por alrededor de 400 personas, tanto de sobrevivientes como de familiares de fallecidos, que llevan años denunciando que fue la exposición al herbicida de la multinacional lo que les causó, a ellos y/o a sus seres queridos, un linfoma no Hodgkin. El magistrado dijo que aunque hay evidencia «bastante débil» de que el ingrediente cause cáncer, las opiniones de los expertos no eran «ciencia basura», argumento que desde hace años sostienen desde Monsanto.
Ocultar los riesgos
Las víctimas buscan responsabilizar en la corte federal de San Francisco a la empresa por no haber advertido a lxs consumidorxs sobre el riesgo de usar su agrotóxico. Las demandas que se encuentran bajo la competencia de Chhabria afirman que la compañía supo durante largo tiempo sobre los peligros cancerígenos de su producto y los ha ocultado. Y citan una variedad de estudios e investigaciones que indican que el Glifosato puede producir cáncer y otras enfermedades. El reciente fallo permite que los reclamos sigan adelante.
Mientras tanto, el juicio impulsado por Johnson ya está en marcha y una de sus principales acusaciones contra la corporación de las semillas transgénicas es justamente haber ocultado durante décadas los riesgos de cáncer del Roundup. Monsanto “defendió datos falsos y atacó estudios legítimos” que revelaron los peligros de sus herbicidas y condujo una “campaña prolongada de desinformación” para convencer a las agencias gubernamentales, agricultores y consumidores de que el Roundup era seguro, señala la demanda de Johnson citada por The Guardian.
El mismo diario cita además las palabras que el juez Curtis Karnow escribió en su momento para permitir el avance del juicio: “La correspondencia interna aportada por Johnson en este proceso podría hacer concluir al jurado que Monsanto conoce desde hace tiempo que sus herbicidas a base de glifosato podrían ser carcinogénicos y que ha tratado continuamente de influir en la literatura científica para evitar que esas preocupaciones internas llegaran a la esfera pública y cuestionaran la seguridad de sus productos “, escribió Karnow.
Cabe recordar que en el año 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud clasificó el glifosato como probablemente carcinógeno. Sin embargo, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos afirmó dos años después que el herbicida es seguro para las personas cuando se usa de acuerdo con las instrucciones de la etiqueta. A su vez, según un artículo del periodista Dario Aranda en el diario Página 12, sólo en Argentina hay más de cien publicaciones científicas de universidades públicas que dan cuenta de las consecuencias de este herbicida en el ambiente.
Un problema argentino y mundial
El glifosato fue desarrollado por Monsanto en la década de los ´70 y hoy se vende en más de 160 países. Su uso incluye tanto la aplicación en cultivos transgénicos resistentes al mismo en grandes extensiones de campo como su aplicación en plazas, parques y territorios urbanos. De hecho, Johnson, quien hoy protagoniza el juicio contra la transnacional, trabajaba como jardinero en un distrito escolar y fue en esos predios que aplicó el herbicida, desde 2012 hasta finales de 2015.
En Argentina se utilizan más de 200 millones de litros de glifosato al año, que se aplican en más de 28 millones de héctareas, por lo que una gran cantidad de personas y poblaciones se ven expuestas a sus riesgos diariamente. En Córdoba, el barrio Ituzaingó Anexo fue un caso testigo a nivel mundial de las consecuencias que los agrotóxicos pueden ocasionar en la salud y de la irresponsabilidad de los gobiernos a la hora de determinar la peligrosidad de esos productos. Las vecinas del lugar tuvieron que reclamar y denunciar durante años las enfermedades que sufrían las familias para finalmente lograr llevar adelante el primer juicio por fumigaciones de América Latina. Sin embargo, aún hoy esperan que pueda realizarse el juicio conocido como “causa madre” y que buscará demostrar la relación directa entre los productos a los que estuvieron expuestxs lxs habitantes del barrio y las enfermedades que padecen.
*Por Lucía Maina para La tinta