Cuando la tortura tiene aroma a mujer

Cuando la tortura tiene aroma a mujer
24 marzo, 2017 por Redacción La tinta

Mirta “la Cuca” Antón recibió la pena de cadena perpetua en el marco de la “Megacausa La Perla-La Ribera”. Es la única mujer procesada en Córdoba por crímenes durante la última dictadura cívico-militar argentina y la única condenada a cadena perpetua en América Latina por delitos de lesa humanidad.

Por María del Mar Job, para La tinta

Mirta Graciela Antón tiene 62 años, pelo corto, cara amargada. Podría pensarse que su expresión se debe a una vida dura que le tocó pasar, sin embargo, duro fue para aquellos que la conocieron durante una sesión de tortura en el Centro Clandestino de Detención donde funcionaba el Departamento de Informaciones de la Policía de la Provincia de Córdoba, popularmente conocido como la “D2”. Centro paradójicamente ubicado frente a la Catedral y a metros de la Plaza San Martín donde los ciudadanos paseaban y disfrutaban de su libertad todos los días. Antón se desempeñó allí desde 1975, cuando tenía apenas 20 años y estaba embarazada aunque eso no le impedía ensañarse en las sesiones de tortura o rematar a un detenido, según recuerdan los sobrevivientes.

“La Cuca”, como se la apodaba a Antón, es la única mujer procesada en Córdoba por delitos de lesa humanidad.

“Todos los sobrevivientes de este centro la recuerdan por su brutalidad. Entre otras cosas era la encargada de darle el “tiro de gracia” a los policías que eran asesinados por los propios policías”, sostienen desde Hijos Córdoba.

cuca antonTambién está vinculada a la Comisaría de Unquillo y a la brigada operativa de Pilar.

Su hermano Herminio Jesús “Boxer” Antón también recibió este jueves una pena de prisión perpetua. Fue detenido en 2009 luego de una discusión familiar, era el único prófugo por delitos de lesa humanidad que había en Córdoba.

Cuando tuvo la oportunidad de dar su palabra en el juicio, “la Cuca Antón” aseguró que “jamás empuñó un arma contra nadie”, que sólo hacía “tareas administrativas”, y que se la acusa de ser la esposa de su ex marido, el represor Raúl Bucetta.

Fue sentenciada por la “Causa Barreiro” en donde se relataron secuestros, torturas y homicidios cometidos en el Departamento de Informaciones de la Policía (D2) contra 80 víctimas (13 sobrevivieron, 21 fueron halladas muertas y el resto permanecen desaparecidas) entre los años 1975 y marzo de 1976.

Antón ya está cumpliendo una condena de siete años en la cárcel de Bouwer, desde julio de 2009, por la causa UP1, y seguirá allí hasta sus últimos días.

El sobreviviente Carlos “Charlie” Moore había asegurado: “La Cuca Antón no era una persona inmoral, era amoral. No tenía sentimientos de ningún tipo. Podía despedazar a una persona y daba la impresión de que eso no la perturbaba en absoluto, sino que la motivaba. Y no tenía remordimientos. Para graficar lo que digo: ella era la perfecta asesina contratada. (…) La nombro porque estuvo metida en casi todos los asesinatos que cometió el D2, y en los asesinatos de policías, ella estuvo envuelta en absolutamente todos. En realidad, esa banda del Boxer, Sérpico, Cuca y el ‘Cara con Riendas’ (el imputado Luis Alberto Lucero) eran todos iguales de asesinos”.

(*) Por María del Mar Job, para La tinta

Palabras claves: Derechos Humanos, Dictadura Cívico-Militar, justicia, La Perla, memoria

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