Nada nos debe parecer imposible
José Fernández
“Miente, miente, miente que algo quedará. Cuanto más grande sea una mentira, más gente la creerá”, decía el jefe de propaganda nazi Joseph Goebbels. Si bien el tercer reich fue demolido militarmente en el campo de batalla, el imperialismo ha tomado a pie de juntillas esta máxima y lo ha trasladado sin tapujos como concepto y guía de los medios hegemónicos a nivel mundial.
Asistimos como sociedad a un escenario tan burdo donde reina la pos-verdad y sus construcciones sociales resultantes. Entiéndase la mentira. Frente a tamaño despliegue de aparatos comunicacionales, poco pareciera poder frenar las embestidas del imperio mediático. La imagen de David contra Goliat representa la actual correlación de fuerzas, que se ha vuelto más desequilibrada a favor de los poderosos, luego de la caída de algunos diques de contención al discurso dominante.
En este escenario desigual, donde la política imperialista norteamericana ha salido a ordenar su patio trasero, apelando a sus golpes blandos, redoblando sus apuestas de mentiras y ataques criminales contra los pueblos de América Latina, nos deja parados en en borde de las contradicciones que el bloque hegemónico construye con su dominación. O estamos del lado de quienes quieren ahogar en sangre cualquier intento de emancipación, o demostramos verdaderamente de qué madera estamos hechos para resistir estos embates y poner viento en popa a nuestros navíos de cambio social.
La guerra de cuarta generación está en su apogeo y se retroalimenta con el sentido común que ha calado a niveles donde parte de la intelectualidad inorgánica ha pisado el palito de la pos-verdad. La mayor violencia desplegada por los de arriba, no deja lugar para grises y corremos el riesgo que sus cantos de sirenas nos lleven a naufragar.
El desafío es mayúsculo -nunca fue menos- pero hoy nos pone en tensión y nos desafía en una partida que pareciera tener cantado un final que le de oxígeno al imperio por los próximos 15 años.
Pero valiéndonos de nuestras armas secretas, las de la guerrilla comunicacional, la creatividad, solidaridad y tenacidad de nuestro pueblo, podremos poco a poco poner un palo en la maquinaria de la mentira.
Como decía el gran poeta y escritor alemán Bertolt Brecht, que supo enfrentar al nazismo: “No aceptes lo habitual como cosa natural porque en tiempos de desorden, de confusión organizada, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural. Nada debe parecer imposible de cambiar”.
*Por José Fernández.