Hoy por ti… ¿y mañana? Episodios de una pandemia inconmensurable
En esta nota, la docente e investigadora de la facultad de Ciencias Sociales de la UNC analiza los riesgos de “despandemizar”, haciendo foco en la importancia de hacer un balance de todo lo vivido, reparar lo que sea necesario y elaborar colectivamente los traumas soportados, especialmente para lxs trabajadorxs de la salud en Córdoba.
Por Jaschele Burijovich para La tinta
Las “buenas prácticas” de los/as trabajadores/as de salud en pandemia
Marzo 2022 se presenta con tibias esperanzas de salida de la pandemia. El COVID-19, que se convirtió desde enero de 2020 en el eje desde el que fue necesario reorganizar gran parte de nuestras vidas, empieza a ceder frente al avance acelerado de la vacunación. Rápidamente se instala un clima de “pasar la página” y dejar atrás los enormes sufrimientos que en estos dos años hemos padecido.
“Despandemizar” la sociedad, en el sentido de construir un relato y un imaginario colectivo que minimice los efectos de esta crisis sanitaria, es un riesgo grave. La vuelta a la “normalidad” de 2019 es imposible. Es importante hacer un balance de todo lo vivido, reparar lo que sea necesario, elaborar colectivamente los traumas soportados. Tarea a realizar para lograr una comunidad que fortalezca sus mejores aspiraciones inclusivas e igualitarias.
Lo que me interesa resaltar en este artículo son las acciones de aquellos trabajadores/as que no vuelven a ningún lugar porque en ningún momento se fueron. Me refiero especialmente a los espacios de salud.
Ni héroes ni mártires. Tampoco es posible generalizar. Desde nuestro trabajo de investigación, hemos identificado innumerables prácticas que con capacidad, acuerdos, innovaciones, invenciones fueron llevadas adelante, actividades que es necesario sistematizar para construir un estado de situación de nuestro actual sistema de salud.
Las olas de contagios pueden pasar, pero los aprendizajes deberían quedar y aprovecharse. ¿Cuáles son las mejores experiencias que se desarrollaron en pandemia? La preocupación por la salud lentamente va saliendo de los primeros lugares de la agenda política. Los/as trabajadores sanitarios sostienen sus reclamos salariales y de condiciones de trabajo, pero los mismos no alcanzan a tener una visibilidad pública importante.
En el marco de un estudio nacional donde se realizaron más de 300 entrevistas, 43 de ellas a trabajadores/as del sistema público de salud de la ciudad de Córdoba (enfermeros/as, médicos/as, trabajadores/as sociales, psicólogas/as, fisioterapeutas, personal administrativo y de limpieza, etc.), nos proponemos hacer visible el trabajo y la producción de una gran cantidad de trabajadores del campo de la salud que han enfrentado el COVID con inteligencia, cooperación y procurando humanizar los procesos de atención y cuidado. Si bien somos conscientes de que las experiencias y saberes son poco extrapolables, rescatarlas desde las voces de sus propios protagonistas y reflexionar críticamente sobre ellas es inmensamente enriquecedor.
La pandemia cambió nuestra realidad y el sector salud se vio especialmente sobreexigido. Muchas de las prácticas de los/as trabajadores también se transformaron. Desde la gestión pública, el concepto de prácticas refiere a normas, reglas, procedimientos, metodologías, habilidades que permiten la ejecución de una determinada actividad. Desde las ciencias sociales, este concepto se transforma e incorpora un orden simbólico al interior del cual encontramos concepciones, representaciones, paradigmas en disputa y un marco legal–institucional que establece las “reglas de juego”.
Identificar “buenas prácticas” en las narrativas de los/as trabajadores/as en un contexto de pandemia y contar con un análisis de este primer repertorio de experiencias nos amplía la comprensión sobre la complejidad de lo sucedido en los servicios, nos muestra diferentes itinerarios de solución de los problemas abordados por los equipos interdisciplinarios, nos aproxima críticamente a la realidad del sector en esta etapa de transición y, sobre todo, nos permite reivindicar, de alguna manera, el enorme esfuerzo realizado.
Buenas prácticas en el primer nivel de atención
“Solas en los centros de salud, solas en los territorios”.
Médica generalista, dispensario municipal.
“Se trabajaba con esa base organizativa para ver de alguna manera cómo se cooperaba para asistir a la gente que fuera diagnosticada con COVID, sobre todo en términos alimentarios”.
Trabajadora social, CAPS.
La orientación de la política de atención al COVID se caracterizó por ser marcadamente hospitalocéntrica y asistencialista, lo que lleva a dejar en un lugar marginal las actividades de promoción, prevención, captación de pacientes y seguimiento de los mismos. Se profundizó la cultura médica tradicional que considera que el trabajo en el primer nivel de atención está más próximo a la asistencia social que a la práctica médica moderna, adoptando de esta forma una escala valorizada de los tipos de tareas que se efectúan en diversos niveles de atención y que responde a una particular conformación de una estructura de poder asimétrica. La desvalorización del trabajo en la primera línea de atención es sostenida y reproducida. Hay dificultades, también, para superar las hegemonías disciplinarias.
La inserción en la comunidad otorga una visión que reequilibra la formación basada en el hospital, centrada en la enfermedad y en el modelo biológico. El trabajo en los territorios confronta a los equipos con situaciones sanitarias y sociales complejas las que los llevan a potenciar la comunicación horizontal entre disciplinas, complementar la formación hospitalaria con modelos psicosociales y una visión integral de las familias y las comunidades. Esta realidad le dio a estos equipos alguna experiencia en el manejo de la incertidumbre para la toma de decisiones.
Buenas prácticas de autonomía, desobediencias y resistencias
“Tenemos que seguir haciendo lo que no nos dejan hacer para poder hacer lo que tenemos que hacer”.
Trabajadora social del primer nivel de atención.
“La orden era: si no es urgente, no vayas”.
Médica clínica, hospital no COVID.
“Hubo mucha resistencia y mucha pelea, sobre todo en los primeros momentos porque los que estaban tomando las decisiones, estaban tomando las decisiones para todos los lugares por igual…”.
Enfermera municipal.
“Nosotros dimos la batalla todo el tiempo, por no cerrar las puertas, por ver de qué manera seguíamos sosteniendo los programas principales…”.
Administrativo municipal.
En un contexto de mucha incertidumbre, las autoridades provinciales fueron tomando decisiones que, en algunos casos, generaron superposición de funciones, desarticulación de la red asistencial y discontinuidad de la atención de todo lo que no fuera COVID. No fue suficientemente valorado el sistema de salud existente. Frente a algunas de estas situaciones, los/as trabajadores respondieron utilizando grados de autonomía, resistiendo y también desobedeciendo órdenes que no consideraban correctas. En general, las prácticas de resistencia tuvieron que ver con seguir brindando atención a lo “no COVID”.
Buenas prácticas de redes de atención y cuidado en pandemia
“Se equipara cuidado a barbijos y a alcohol en gel”.
Fisioterapeuta, hospital general.
“Y las otras medidas de cuidado que tienen que ver con el encuentro, del afecto, con los vínculos, con los sostenes, no parecían importantes, parecían menores…”.
Psicóloga, centro de salud municipal.
Los y las trabajadores/as de la salud valoran el trabajo en red realizado, especialmente el que se llevó adelante en demandas ligadas a la salud sexual y reproductiva, y a las que se produjeron luego de la sanción de la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Las redes jugaron un papel relevante en el plano de la solidaridad. Algunas surgieron y otras se afianzaron a partir de situaciones concretas y emergentes de la crisis. Se destaca el esfuerzo de los movimientos de mujeres que, en articulación con las redes de trabajadoras de la salud, sostuvieron las agendas propias frente a las decisiones de orientar los recursos solo a la atención del COVID.
Buenas prácticas ligadas a las formas organizativas y de gestión
“Prácticas poco prácticas”.
Enfermera, hospital general.
Las prácticas requirieron de una efectiva colaboración y coordinación entre diferentes actores de las instituciones de salud. También de la posibilidad de poner en funcionamiento diversos dispositivos que permitieran ir monitoreando las realidades locales y repensar críticamente las políticas y protocolos que se iban implementando.
Buenas prácticas para garantizar asistencia a demandas sociales
“Fue fuerte el trabajo de gestión, muy fuerte, garantizando eso desde la perspectiva de acceso a derechos“.
Trabajadora social, CAPS.
“Lo que es biológico es el virus, la pandemia no es biológica”.
Psicóloga, hospital general.
Los/as trabajadores/as de la salud no se limitaron a la atención de lo estrictamente biológico de la pandemia. Identificaron las demandas sociales y gestionaron recursos.
Buenas prácticas que humanizan los procesos de atención
“A los pacientes que vienen con mucho temor, creo que brindar la información oportuna, tranquilizarlos en la medida que se puede, es increíble cómo cambian…”.
Enfermera, hospital COVID.
“Muchas veces nos quedamos charlando con el paciente conociendo un poco de su vida, contándole de la nuestra también para que haya más empatía y de esa manera se sienta más cómodo…”.
Médico, hospital.
“Cuando la gente vio los protocolos que teníamos que usar, no entendía por qué los atendíamos así, tenían mucho miedo de ingresar y no querían hacerse los controles, entonces tuvimos que empezar a generar esa confianza…”.
Médico, hospital.
El abordaje biologicista de la pandemia, la presión asistencial, la excesiva demanda, la falta de tiempo, los elementos de protección personal, entre otros, dificultaron el trato más personal con los/as pacientes y sus familiares. Por esto, nos parece sumamente importante visibilizar las prácticas de humanización de los servicios.
Buenas prácticas ligadas a la flexibilidad en los abordajes
“Empezaron a haber ciertas funciones y tareas que eran inespecíficas de la disciplina, que no tenía que ver con la psicología, sino en este contexto de pandemia…”.
Psicóloga, hospital general.
La pandemia fue un evento disruptivo global. Así lo entendieron los/as trabajadores y tuvieron la suficiente capacidad como para flexibilizar sus prácticas.
Buenas prácticas ligadas a la reflexión crítica y a la producción de conocimiento
“Reagruparse, pararse frente a la impotencia, escribir, planificar… nuestro deseo era estar”.
Psicólogo, hospital general.
Una parte de los trabajadores/as llevaron adelante procesos de reflexión crítica sobre las formas de atención, tratando de evitar la “cosificación” tecnocrática de los abordajes más biologicistas.
¿Y mañana…?
La recuperación de las “buenas prácticas” y de las narrativas al visibilizar la forma en que los/as trabajadores de la salud afrontaron la pandemia intenta aportar a las disputas que los sentidos más convencionales han construido. Respiradores, terapia intensiva, riesgo, camas críticas fue la construcción social sobre la pandemia que consiguió mayor hegemonía. Sin embargo, también ha quedado en evidencia la necesidad de un entendimiento integral, multidimensional y colectivo de la salud que es mucho más que una dimensión biológica individual. Muchas de estas prácticas enfatizan la necesidad de un sistema de salud más fuerte, atento a las demandas sociales, a los cuidados y a lo comunitario. Son pistas posibles para una salida diferente.
Es una contribución al debate público para ampliar la visión sobre la salud y aportar a diagnósticos más cercanos a lo que efectivamente está sucediendo, elaborar políticas y diseñar estrategias orientadas a mejorar los servicios de salud post-pandemia. Hará falta mucha discusión, propuestas y articulación para revertir algunas de las concepciones impuestas. Poner en el centro el protagonismo de los trabajadores/as como productores de la atención en salud, de saberes y de conocimientos implica incorporar sus intenciones, sus racionalidades y también sus subjetividades, aspectos centrales para la salida de la crisis sanitaria y las proyecciones futuras del sistema de salud. No hay políticas de salud posible sin sus trabajadores/as.
*Por Jaschele Burijovich para La tinta / Imagen de portada: TSS.
Jaschele Burijovich, docente-investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales y coordinadora Nodo 2 Córdoba del Proyecto “Transitar de la pandemia a la postpandemia, desafíos y posibilidades de los nuevos escenarios en la salud pública desde las narrativas de sus trabajadores/as” (PISAC- COVID 19 cod. 077).