“Nunca esperás que haya un juicio en tu contra por pelear por tus ideales”
Lucía Heber es una de lxs estudiantes procesadxs por la toma del Pabellón Argentina en 2018, que iría a juicio por aquellas protestas contra los recortes macristas a la educación pública. En esta nota, revaloriza la lucha estudiantil, la organización colectiva que la contuvo estos tres años y reclama a las autoridades universitarias y judiciales la importancia de generar y respetar los espacios de diálogo. En tanto, Carlos Orzaocoa, abogado de varixs imputadxs, calificó de “absurda” la causa y afirmó que el único objetivo es “criminalizar a los que luchan y son rebeldes”.
Por Camilo Ratti para Alfilo
Para todxs, en las asambleas y en la toma del Pabellón Argentina, era la “Paisa”. Integraba las comisiones de comunicación, responsable de algunas de las redes sociales, primero, de las asambleas interfacultades y, luego, de la toma misma. Pero en su libreta universitaria figura Lucía Heber, estudiante de Ciencias de la Educación en la Facultad de Filosofía y Humanidades, y una de lxs estudiantes imputada y procesada por ocupar el hall del principal edificio de la universidad que ese año conmemoraba los 100 años de la Reforma Universitaria, en medio de ajustazos y recortes presupuestarios. El hecho histórico que cambió la educación superior de Argentina y América Latina, pateando la primera puerta de una institución monacal y oligárquica, que terminaría de democratizarse y masificarse con el decreto de Perón en 1947, y que consagró la gratuidad de la enseñanza superior.
A tres años de aquellas jornadas que terminarán en un juicio oral y público contra estudiantes universitarixs en la cuna de la revolución universitaria americana, dialogamos con Lucía, quien contó cómo fue su participación en las asambleas que llegaron a reunir 4 mil estudiantes, en la toma, cuáles han sido las estrategias individuales y colectivas para sobrellevar este proceso, y qué mensaje le gustaría transmitir a sus pares, a las autoridades de la UNC, a los funcionarios y a la sociedad en general.
—¿Qué estudiás y cómo fue tu participación en la toma del Pabellón Argentina?
—Soy una estudiante de Ciencias de la Educación judicializada y mi participación en la toma del Pabellón fue anteriormente a ese hecho, con intervención en las asambleas, primero en la de la Escuela de Ciencias, después en la de la FFyH y luego en la interfacultades, que empezó a tomar fuerza desde lo que llamamos la “contra CRES”, en mayo de 2018. Ahí empecé yo y otrxs a participar fuertemente. Después de las vacaciones de invierno, en los procesos asamblearios, empezamos a reunirnos para armar un pliego de reivindicaciones, con la idea de presentar en las distintas facultades y en el Consejo Superior de la UNC. Luego estuve en la toma de la FFyH y en la del Pabellón, activando en la comisión de comunicación, me hacía cargo de alguna de las redes de la asamblea interfacultades y de la FFyH.
—¿Cómo te afectó en lo personal y en lo académico todo este proceso judicial? ¿Y cómo lo venís sobrellevando?
—Es un proceso medio infinito, no termina de afectarte nunca o lo hace de distintas maneras. Al principio, lo que más me ayudó y lo sigue haciendo es estar organizada con más gente, es lo que me permite sentirme contenida, sobre todo en lo emocional, que es lo que más te afecta. Que no te afecte la culpa por haber estado implicadx luchando por lo que considerás tus ideales, que esa lucha se vea afectada de tal manera que te pongan un juicio encima en tu nombre por responsabilidades que no son reales. Acá hay imputaciones por figuras legales que no son reales, como el supuesto intento de afectar la propiedad privada. Nadie quería quedarse con el Pabellón Argentina, no hay lógica ni sentido común, está desarticulado con los sentidos comunes de unx. También pesa el agotamiento. Este año, en lo personal, fue el más duro de llevar, porque ya son tres años y hay compañeros que están muy cansados, eso te va afectando, el sentir que hay gente que termina medio alejándose del proceso de organización por cansancio de la Justicia, por sus mil vueltas y sus engaños.
Y en relación a cómo lo voy sobrellevando, te digo con mucho acompañamiento personal y político, en las organizaciones, las amistades, mi familia. Tengo el privilegio de tener una familia que me sostiene y me acompaña, pero a muchas personas no y ahí no es tan fácil. Además, y quiero resaltarlo, pude encontrarme con personas con las que no necesariamente tengo afinidades políticas, pero sí humanas, y eso también me sostiene.
—¿Qué esperás que ocurra en el juicio? ¿Tienen confirmación de fecha?
—Esperamos un apoyo sobre todo de las personas que están acompañando desde lo humano y que podamos expresar lo que sucedió, aunque no estemos preparadxs para eso. Es complejo preparar el juicio, hay cuestiones técnicas y lo hemos hablado con nuestro abogado, pero no hay receta. Por supuesto pretendemos la absolución, que esto termine, lo estamos esperando hace tres años y se van profundizando las instancias judiciales y como que cada vez te perdés más de las opciones que te quedan. Y sobre la fecha no tenemos confirmación, sabemos que lo más próximo sería febrero o marzo, esto lo sabemos a partir de las notificaciones del Poder Judicial, de la cámara que está a cargo del juicio, por el pedido de la sala.
—¿Alguna vez imaginaste que podías ser juzgada por una protesta estudiantil?
—No, unx no se puede imaginar que puede llegar a suceder, por lo menos no en nuestros ideales de cuando armábamos las asambleas y participábamos en la construcción de lo que unx espera que sea la universidad. Nunca esperé ser judicializada por pensar cómo construir la vida social y política, sabíamos de la avanzada represiva que se venía dando a nivel nacional, y en particular en toda la región, y que podía llegar a suceder algo, pero no una causa judicial.
—¿Qué le dirías a las autoridades de la UNC, a los funcionarios judiciales que abrieron esta causa, a los estudiantes universitarios y a la sociedad en general?
—Lo más importante es pensar en cómo unx expresa sus ideales para ponerlos en concordancia con un otrx. Derechos humanos estudiantiles, creo que eso fue nuestra pata fundante, ponernos en diálogo en las aulas y las asambleas, y éramos un montón, llegamos a ser hasta 4 mil personas reunidas discutiendo sobre cómo queríamos que fueran los procesos universitarios; la discusión política y la construcción académica daban cuenta de un proceso real, por eso nunca imaginamos que fueran a avasallarse los derechos que unx tiene, nunca esperás que haya un juicio en tu contra por luchar por tus ideales. Y creo que esos ideales no eran una cuestión personal, sino colectiva que se vivía en los procesos asamblearios, cuando podíamos llegar a consensos.
Una de las cosas que más pienso en relación a las autoridades o quienes habitan la universidad o ámbitos académicos, y también quienes no, es la necesidad de valorar el diálogo de distintos saberes y de distintas experiencias y trayectorias. Siempre poder ponerlo en diálogo. Y eso es un juego constante de ambas partes. Es necesario que los espacios académicos den espacio a esas críticas, a esas lecturas y puestas en diálogo. Nosotros en Filo, Artes, Sociales, tenemos la posibilidad de poner en diálogo muchas cosas, pero en otras facus no. Esto es la construcción y el aprendizaje de todes. Pero en procesos como el que estamos viviendo con un juicio, es muy complicado y no lo pondría en términos de bueno o malo, porque se ponen en juego un montón de sentidos y saberes que son complejos de medir con una vara. El diálogo siempre habilita a que podamos escucharnos y poder comprendernos, pensar que hay seres humanos que estamos implicados, que no somos ajenxs a la participación estudiantil ni a los espacios de discusión y que es muy doloroso pasarlo sin un otrx. Y la criminalización de la protesta, como en este caso, hace eso, individualizarte, cuando lo que buscamos en los ámbitos académicos es la posibilidad de discutir la participación colectiva, en cualquier espacio.
“Imputación absurda e irracional”
Carlos Orzaocoa es el abogado de Lucía y de otrxs estudiantes procesadxs, y ante la consulta de cuál es el delito que se les imputa, fue categórico: “A lxs estudiantes se lxs imputa y procesa por usurpación, que es un delito que se aplica a aquellas situaciones donde, en forma violenta, se intenta desalojar la posesión legítima del titular de un bien inmueble o del legítimo poseedor, supuesto de la ley que no encuadra en lo absoluto con la materialidad de los hechos por lxs estudiantes ni con la subjetividad, ánimo o intención de lxs estudiantes. Por eso digo que es tan absurda esta imputación, que desde la misma letra del derecho penal hay sectores del mismo Poder Judicial que son críticos con lo actuado por el juez Vaca Narvaja y la señora López de Filoñuk. Del mismo modo que digo que toda la actuación investigativa y el contenido de la pieza acusatoria adolece de graves desconocimientos de la misma normativa penal”.
Ante la posibilidad de que el juicio se realizara en enero, fecha en que la Justicia y la universidad están de receso, el letrado aclaró que eso no va a ocurrir: “Hace un mes, solicité vía judicial al señor vicerrector de la UNC, Yanzi Ferreyra, un informe para que nos diga cuántas situaciones de usurpación por parte de estudiantes se produjeron en ámbitos universitarios y cuántos de esos hechos derivaron en causas judiciales, cuántos en juicios, audiencias orales y penas en los últimos 15 años. Aún no tengo la respuesta, pero puedo asegurar que en ningún caso se ha llegado a estas situaciones de causa y juicio, lo que muestra el carácter excepcional, inusitado, falto de antecedentes y falta de toda racionalidad de esta causa”.
Por este pedido de informes, el juicio no se realizaría en enero, “porque es obligatorio por ley responder antes de la audiencia mi pedido de informes, que no han sido respondidos”.
—¿Qué cree usted entonces que se busca con este juicio?
—Criminalizar a los que luchan y son rebeldes, y son luchas por aspectos muy sentidos para lxs argentinxs, como es la educación. Tienen miedo de que más se contagien de estas luchas y rebeldías tan legítimas, tan herederas de los estudiantes cordobeses de la Reforma Universitaria de 1918. No quieren Mendozazos ni Chubutazos, quieren cortar de raíz toda rebelión popular, le tienen miedo a la historia, ¡pero fracasarán!”.
*Por Camilo Ratti para Alfilo / Imagen de portada: La tinta.