25N: Debates abiertos y movilización feminista
En el Día de Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries, volvemos a gritar “Ni Una Menos”. Mientras el registro de violencia extrema contra nuestros cuerpos no baja, la lucha de justicia por Lucía Pérez nos devuelve preguntas sobre la justicia que necesitamos.
Por Redacción La tinta
Los datos siguen siendo contundentes. El Observatorio Ahora que sí nos ven registró, entre el 1 de enero al 20 de noviembre de 2021, 229 femicidios y siete transfemicidios/travesticidios. Uno cada 34 horas. “También registramos los intentos de femicidios, aquellos hechos que no llegan a la muerte, pero que deben ser visibilizados para entender el alcance real de la violencia machista y la forma progresiva en que se da”, explican señalando que hubo 168 casos, más del 90% perpetrados por parejas o ex parejas.
El movimiento feminista puso en agenda la grave situación de la violencia de género y su carácter estructural. Pese a las políticas públicas y a las iniciativas institucionales, organizativas y comunitarias, lo cierto es que las denuncias aumentan año a año. Miles de personas se acercan buscando ayuda a las mismas comisarías carentes de respuestas integrales y colmadas de mecanismos de revictimización y maltrato. Las denuncias recorren, en el mejor de los casos, los caminos judiciales donde abundan actores (y actrices) que reproducen las operaciones obsoletas de una estructura anacrónica.
El sistema judicial está bajo la lupa feminista y abundan las preguntas: ¿qué se necesita para que el sistema judicial dé respuestas eficaces? ¿Qué puede reformarse y qué hay que destruir? ¿Cómo se construye una propuesta desde el feminismo en un sistema que genera más violencia y más dolor?
El debate por una reforma judicial feminista camina por los bordes filosos de la corrección y se anima a imaginar sistemas posibles. Cinco años después de su femicidio, la mirada de Lucía Pérez sigue siendo un trampolín para pensar la justicia que necesitamos.
El 8 de octubre de 2016, nos sacudió con fuerza la noticia. Estábamos en Rosario en el 31° Encuentro Nacional de Mujeres, hoy plurinacional y diverso. Lucía tenía 16 años, vivía en Mar del Plata y murió por la violencia femicida. El impacto de su muerte conmocionó a todo país y generó la convocatoria al Primer Paro Nacional de Mujeres el 19 de octubre de ese año.
Casi dos años después, en noviembre de 2018, los jueces Juan Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas del Tribunal Oral Criminal 1 de Mar del Plata absolvieron a Matías Farías (26), Juan Pablo Offidani (45) y Alejandro Maciel (62), acusados del femicidio de Lucía. El fallo, viciado de parcialidad, prejuicios y estereotipos de género, puso de relieve lo más obsceno de la justicia patriarcal. En 2020, fue revocado por la Cámara de Casación y todavía se espera una nueva fecha de juicio.
El lunes 23 de noviembre pasado, tras una intensa lucha de la familia de Lucía y organizaciones feministas, los jueces Gomez Urso y Viñas fueron suspendidos provisoriamente en sus funciones, se les embargó el 40% de su sueldo y serán sometidos a un jury por decisión unánime del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados de la provincia de Buenos Aires. “Negaron una situación de vulnerabilidad dentro del contexto de género y que Lucía fuera cosificada para satisfacer sus deseos”, señalaron desde la Comisión Bicameral de Procedimiento.
Se acusa a los jueces de culpar a Lucía de su femicidio, indagando sobre su vida y la de su familia, naturalizando el abuso y la muerte, encubriendo a los femicidas. En esta primera etapa, deberán presentarse las pruebas para dar inicio al debate público, que todavía no tiene fecha, para establecer si se los destituye o no de sus cargos.
¿Qué justicia?
El derrotero de la búsqueda de justicia por Lucía nos hace preguntas y revive el debate sobre la reforma judicial en clave feminista. No se trata solo de jueces conservadores, el sistema judicial está lejos de ser la justicia que necesitamos. Más allá de los ajustes que puedan hacerse, se demanda un cambio en la mirada y en la lógica de la respuesta judicial.
¿Qué puede reformarse y qué hay que destruir del sistema judicial? ¿Cuán permeable es el sistema a nuestras necesidades reales? ¿Qué esperamos como feministas que suceda? Reconociendo el carácter exclusivo y excluyente de las instituciones que imparten justicia: ¿puede pensarse una justicia feminista que no subvierta todas las jerarquías, además del patriarcado?
Estas son algunas de las preguntas que atraviesan un debate abierto por el movimiento feminista argentino, que piensa más allá de la dicotomía víctima/victimario, cuestionando las implicancias del castigo carcelario y los límites del modelo de neutralización del agresor, que intenta imaginar otros modos de reparación que involucren a las comunidades. ¿Cómo se hace audible la complejidad del conflicto sin reducirlo a un expediente? ¿Podrían constituirse sujetos jurídicos colectivos y formas alternativas para abordar los conflictos? ¿Qué roles son necesarios para contener, controlar y acompañar?
Nos movilizamos
Para las feministas, las preguntas siempre aparecen en el movimiento. Por eso, como cada año, hoy se realizan en todo el país jornadas de movilización en la calle. En Córdoba, habrá dos convocatorias por el Día de Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries.
La Asamblea Ni Una Menos Córdoba convoca a las 18 horas en Colón y Cañada. Demandan presupuesto inmediato y aplicación efectiva de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la Ley de Educación Sexual Integral y del cupo laboral travesti trans. Además, marchan por la aparición con vida de Tehuel de la Torre, Yamila Cuello, Delia Gerónimo Polijo, Luz Oliva, Jimena Arias y Marisol Reartes, y por el desmantelamiento de las redes de trata, “sostenidas con la complicidad del poder político, la justicia y la policía”, exigiendo justicia para Nora.
Denuncian el pago al Fondo Monetario Internacional, el ajuste, el extractivismo y la represión.
Alerta Feminista Córdoba marcha a las 18 horas desde Colón y Fragueiro por una Reforma Judicial con perspectiva de género, por el desmantelamiento de las redes de trata, la aparición con vida de Tehuel, por el cese de femicidios, transfemicidios y travesticidios, y contra la cultura machista. Denuncian la violencia institucional como violencia patriarcal y una deuda histórica con las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: Colectivo Manifiesto.