Guardianas de la tierra, cara a cara contra el fuego
En 2020 en Córdoba, se incendiaron 350 mil hectáreas de bosque nativo. Aylén, Laura y Luisina son tres mujeres que integran distintas brigadas forestales y cuarteles de bombero, a los que se sumaron al calor y dolor de esos incendios. Se abren paso en un terreno antes masculino, con la apuesta por defender la tierra y cambiar el paradigma con que hoy la habitan las mayorías.
Por Carina Ambrogi para La Marea Noticias
Aylén Paris nació, se crió y vive desde hace 31 años en un paraje cercano a la localidad de Las Calles, un pueblito rural del Valle de Traslasierra, Córdoba. Trabaja en la construcción, principalmente en el rubro albañilería, y en una cooperativa editorial que se llama “Tierra del Sur”. Proteger la tierra y luchar contra los incendios forestales son dos cosas que trae desde la cuna, de chica mirando más de afuera, hoy campo adentro, en el combate poniendo el cuerpo.
“La lucha contra el fuego es un asunto histórico que nos atraviesa a muchxs de lxs habitantes de esta serranía. En el caso que me toca, la casa de mi familia siempre estuvo bien “monte adentro”, al pie de las lomas que faldean las Sierras Grandes, y desde chiquita tuve contacto con los incendios. Ayudaba a preparar viandas para mi papá y los vecinos que subían a apagar los fuegos, y más adelante subiendo yo misma con amigos y vecinxs a dar una mano”, contó a La Marea Noticias.
Laura Zoldano tiene 36 años, nació y “huyó” de la localidad de Jesús María para habitar la pequeña población de Villa Ani-Mí, en La Granja, Córdoba. Rara vez Wikipedia no puede decirnos cuántos habitantes tiene una localidad, este poblado de Traslasierra es uno de ellos. La voz se le quiebra y pide disculpas cuando intenta relatar lo que significa el monte para ella. Después cuenta que su hija se llama Pachamunay, Pacha de tierra y Munay de amor: amor por la tierra, y se aclara todo.
Es parte de la Brigada Colibrí, que al igual que la Brigada Pichana, se conformó junto a tantas otras en Córdoba el año pasado al calor y dolor de los incendios, que devoraron eso que aman como parte de sí mismxs. Fue un fuego sin precedentes, pero anunciado. Distintas alertas sonaron a nivel nacional e internacional, advirtiendo sobre la voracidad de los episodios que arrasan descontroladamente con miles de años de biodiversidad. Con la vida.
El fenómeno que fue tapa de los medios de mayor alcance cuando arrasó Australia, pasó más inadvertido cuando afectó históricamente distintas zonas de Argentina. Según un informe del Monitoreo Global de Bosques de la Nasa, entre agosto y septiembre del 2020, el país registró un alto índice de focos de incendios. Los que afectaron principalmente la zona del Paraná y Córdoba, pero también sucumbieron el norte y la Patagonia, afectando a 11 provincias del país.
En Córdoba, a donde solo quedaba un 3% de bosque nativo, ahora queda un 2%, a lo que debemos restar las 70.000 hectáreas de los incendios en curso en 2021. Son más de 350 mil hectáreas.
“El fuego del año pasado fue devastador, estaba en todos lados, al mismo tiempo, fue el “basta”. Fue muy doloroso para quienes amamos y estamos en conexión con el monte, que por suerte somos cada vez más”, recordó Laura. Las brigadas se transformaron en el último año en movimientos fuertes que tienen como objetivo luchar contra el fuego, pero principalmente trabajar en la concientización de lo que implica sostener la biodiversidad para la vida de quienes habitan el planeta.
Las Brigadas suelen trabajar en conjunto con las Estaciones de Bomberos de cada localidad. Luisina tiene 19 años, nació en Villa Dolores, estudia en Córdoba y desde hace un año y medio es parte de la dotación oficial de Bomberos de Villa Las Rosas. Su mamá es Directora de la escuela de La Población y le tocó abrirla cuando sucedieron unos incendios fuertes que dejaron a la escuela como zona de refugio para los bomberos. Allí, Luisina junto con su mamá se encargaban de hacer los sandwichitos para ellos, pero Luisina sintió que estaría mas cómoda del otro lado, como parte de la brigada. Se sumó al cuartel de bomberos en 2019 y, después de la capacitación, hoy es una más. “Yo lo veo como una satisfacción porque siento que estoy participando más activamente que lo que hacía antes, que era compartir una imagen por Instagram, eso no es menos importante, pero yo así me siento más involucrada».
Todo fuego es político
«Ser brigadista, diría una amiga, no es apagar fuegos porque faltan bomberos o por el mero hecho de colaborar; es una postura política y existencial del cuidado del territorio, una lucha anti-capitalista donde no opera tanto el discurso, sino principalmente el cuerpo y la práctica”, resumió Aylén.
A fines del 2020, la Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM) presentó una denuncia formal contra el Gobernador de Córdoba por el manejo que realizó el Ejecutivo durante los incendios ese año. Se le adjudica una demora para pedir apoyo a otras jurisdicciones para sofocar el fuego, falta de prevención, escasa estructura y equipamiento, nula investigación respecto a los incendios intencionales y los intentos por criminalizar a las personas comunes que trabajaron para extinguirlos.
Se presume que, en Córdoba, la mayoría de los territorios devastados tienen como inicio una persona que los enciende, con la finalidad de destinar tierras a la ganadería o la construcción inmobiliaria. Laura se reúne todos los meses con un grupo de familias que integran el proyecto “Guardianes del monte”. Son en su grupo 60 familias que hicieron una compra comunitaria de tierras; en un primer momento adquirieron 43 hectáreas y se expandieron después a 60, sumando más familias. La idea es habitar el 10% de la tierra de manera sustentable y dejar el resto para reproducir el bosque perdido. En las reuniones mensuales debaten cómo unificar criterios ambientales, cómo desaprender y volver a aprehender una manera más amorosa y armoniosa de habitar en comunidad el mundo.
“Trabajamos el ego humano, que aunque creemos que lo tenemos dominado, a veces sale. Trabajamos cómo volver a estar en comunión con la naturaleza, la maestra es la naturaleza, la pacha, volver a aprender a escuchar cómo vivir en armonía, que es estando cerca de la tierra”, explicó.
Luchar contra los intereses políticos que generan los incendios es difundir esta filosofía que plantea un modo distinto de ser en el territorio.
“En la Brigada, tenemos un lema identificatorio que nos gusta mucho para abordar el pulso que nos moviliza en el combate del fuego y en la protección del monte, que afirma: “No somos defensores de la naturaleza, somos la naturaleza defendiéndose”. En lo personal, las sierras, el monte y las incontables formas de vida que este alberga nunca han sido para mí un mero paisaje que me cobija, sino más bien parte fundante de lo que soy. Entiendo que realmente somos el territorio que habitamos y que no defenderlo es dejarnos morir. Por eso elijo, junto a muchísimxs compañerxs más, estar del lado de la naturaleza que aboga por la vida y no del lado de la naturaleza (siempre humana) que sistemáticamente se empecina en destruirla”, agregó Aylén.
Al calor de los feminismos
Feminismo y ambiente es un campo que suele señalarse como emergente en los estudios feministas. Podríamos hacer un paralelismo con los “partidos verdes” que suelen tener presencia en países en donde hay necesidades básicas más resueltas. Pero es paradójico porque la historia muestra que, para construir la cosmovisión dominante que sostiene al capitalismo patriarcal desde antaño, fue necesario desacralizar y menospreciar todo lo femenino. “La tierra”, “las mujeres” y todo lo que implicara pensamientos del orden de lo intangible para validar como verdadero solo lo científicamente comprobable, el famoso paradigma positivista.
Aylén asistió al “I Encuentro Regional de Mujeres Cis, Lesbianas, Bisexuales, Trans, Intersexuales, Travestis y No-binaries del Valle de Traslasierra”, que se realizó el pasado fin de semana, junto a dos compañeras de la Pichana. Montaron un pequeño stand de difusión, folletería, mapeos, herramientas y una alcancía para recaudar fondos.
“Fue esta charla la primera ocasión en la que nos reunimos como mujeres organizadas contra el fuego en esta parte del territorio. Si bien nuestra brigada viene tendiendo redes y encuentros con otras brigadas de Sierras Chicas, el fortalecimiento de los vínculos locales con personas organizadas es un largo camino que recién estamos empezando a transitar. Pero aquí estamos. Y vamos por más”, explicó Aylén.
Para Laura, el anclaje entre el cuidado de la tierra y los feminismos es un debate que se está visibilizando en las reuniones. Entiende que se trata de “maternar”, no a una sola persona, sino maternar en un sentido más amplio desde el amor.
Luisina participó de una charla en el marco del Encuentro en donde compartieron con otras mujeres lo difícil que resultó insertarse en el sistema bomberil y los prejuicios que hay en la sociedad. Una de las mujeres que participaron contó que la gente reaccionaba cuando veían que ella era quien manejaba los camiones. “Hoy por hoy, hay cuarteles que no aceptan mujeres”, dijo.
Al cierre de esta nota, según el registro diario del Reporte de Incendios Nacional, en Córdoba, hay focos activos en estado controlado en dos localidades de la provincia. Estos, además de las pérdidas irreparables de años de biodiversidad, se llevaron la vida de tres personas. Hace unos días, respecto del tema el Gobernador Juan Schiaretti dijo en un tweet: “El incendio es una catástrofe que nos afecta, fruto del cambio climático, la característica que tienen nuestras serranías y la enorme sequía”.
Son más de 30 las brigadas ambientales de mujeres y varones organizadas en esta provincia que no opinan lo mismo.
*Por Carina Ambrogi para La Marea Noticias / Imagen de portada: La Marea Noticias.