Cuerpo-territorio: problemáticas socioambientales y las consecuencias en la salud
Los impactos del extractivismo en nuestros cuerpos ya no se pueden ocultar. A lo largo de este sur incendiado y en emergencia, los trazos del modelo de destrucción arrasan con los cuerpos y los territorios. La Fundación Rosa Luxemburgo, junto al Instituto de Salud Socioambiental FCM UNR, Médicos del Mundo ARG e Iconoclasistas, cartografiaron la crudeza del mundo actual sobre el cuerpo-territorio de una mujer en una cartilla de libre acceso y distribución.
Por Redacción La tinta
Diez problemáticas socioambientales en América Latina -y sus consecuencias en la salud- fueron mapeadas como resultado del trabajo final de dos seminarios virtuales, “Introducción al análisis de los procesos de salud en contextos de extractivismos”, coordinados el año pasado desde la Fundación Rosa Luxemburgo con el Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad Nacional de Rosario, Médicos del Mundo ARG e Iconoclasistas.
“La intención fue analizar qué impactos tienen en los cuerpos y en las comunidades donde se desarrollan proyectos extractivistas”, cuenta Patricia Lizárraga, antropóloga y coordinadora de proyectos de la Fundación Rosa Luxemburgo. En los cursos, compartieron herramientas desde la epidemiología crítica y comunitaria, detalla Damián Verseñazzi, Presidente de Médicos del Mundo en Buenos Aires por Latinoamérica, y el eje estuvo centrado en entender y visibilizar cómo es que el extractivismo afecta la salud de quienes viven en los territorios que son arrasados.
“Uno de los módulos fue sobre procesos de epidemiología comunitaria para pensar qué estaba pasando en la salud de determinadas comunidades: mirar el entorno y los determinantes sociales para establecer diagnósticos y entender algunos síntomas que fueron apareciendo en lugares contaminados, fumigados y demás. El trabajo final fue analizar las experiencias de resistencias en sus territorios contra proyectos extractivistas y ver cuáles eran las enfermedades que se podían relacionar con esas actividades. En la segunda cohorte, pensamos, junto a Iconoclasistas, un taller de mapeo colectivo para tener más herramientas para el trabajo final y así surge la idea de la cartografía”, explica Patricia.
Iconoclasistas es un dúo conformado por Julia Risler y Pablo Ares, cuya identidad está fundamentada en la democratización de contenidos y materiales visuales. Conversamos con Julia, quien hizo hincapié en la importancia de apostar por los mapeos colectivos: “Son una herramienta táctica de trabajo con los territorios, que generan un espacio de intercambio de saberes y de experiencias cotidianas con las comunidades a partir de distintas temáticas, objetivos. Es un espacio horizontal de encuentro y que permite tener un diagnóstico, un vuelo de pájaro sobre lo que se está accionando en el territorio, lo que aparece como amenaza, como problemática, pero también las redes comunitarias y de apoyo y organización”, argumenta Risler.
El cuerpo como territorio
Cartografiar el cuerpo de una mujer fue determinante, cuenta con precisión Lizárraga, “porque son ellas quienes lideran los procesos de resistencia contra el avance del modelo extractivo, las que empiezan a visibilizar o darse cuenta de que algo está pasando en el cuerpo de sus hijxs o en sus propios cuerpos”.
“El cuerpo abordado como el primer territorio, a la manera en la cual lo trabajan las feministas comunitarias de América Latina… el vínculo entre el cuerpo a nivel orgánico, sus enfermedades, sus patologías. El cuerpo como superficie de impacto de lo que ocurre en el medio ambiente”, explica Risler.
Por su parte, Verseñazzi dice: “El primer territorio que habitamos como seres vivos es nuestro cuerpo. No es ajeno ni un ente abstracto y desconectado del territorio mayor al que pertenecemos: la tierra. Para nosotrxs, es inherente a las ciencias de la salud el estudio de lo que ocurre en los territorios que habitamos como parte del proceso de determinación social de la salud y de la enfermedad. Cuando pensamos cómo el extractivismo arrasa los territorios, no pensamos en un paisaje: pensamos en nuestros cuerpos arrasados por un modelo de producción, que, en realidad, es de destrucción de la vida para garantizar, a unxs pocxs, condiciones de vida saludable, en otras latitudes”.
Para el médico, es importante y urgente entender que los sistemas de conocimiento actuales de la modernidad han colapsado, primero, en nuestras cabezas para, de esa forma, artificializar los cuerpos humanos y, entonces, naturalizar la artificialización y destrucción de los territorios en los que habitamos.
El mapa/póster es una sistematización de saberes de las comunidades y de lxs trabajadorxs sobre sus cuerpos, como dicen desde el equipo de trabajo, enfatizando en la urgencia de visibilizar y comprender el impacto del extractivismo en la salud.
Lizárraga explica que los indicios de la actividad extractiva en el territorio -ya sea la fumigación, la contaminación del agua por la megaminería, el polvillo del pino en la actividad forestal y tantos otros- se perciben en el cuerpo, lo que lleva a mirar a la comunidad y poner en práctica este tipo de procesos de epidemiología popular. “Es empezar a ver que a tu vecina del lado también le pasa. Es un poco lo que fue el proceso de las madres de Ituzaingó y tantos otros lugares. Es nombrar los síntomas, identificar las afecciones y ponerlas en el lugar del cuerpo donde impactan, porque el modelo extractivo homogeneizó la forma de enfermarnos. Este mapa está construido con organizaciones de varios países de América Latina y hay una recurrencia en determinadas enfermedades que se fueron haciendo cada vez más frecuentes, que tienen que ver con las actividades extractivas en esos territorios”, subrayan desde la Fundación Rosa Luxemburgo.
Iconoclasistas agrega que la meta es que el recurso visual, gráfico y pedagógico circule por espacios de salud, salitas, hospitales, escuelas, comedores comunitarios, mercados solidarios, escuelas fumigadas, en las asambleas ambientales y barriales. “Como forma de instalar el tema, que está en la agenda pública, este recurso pretende también intervenir en esa discusión y complejizar aún más la problemática”, concluyen lxs coordinadorxs.
El equipo de trabajadorxs que llevó a cabo el mapeo es claro: “Queremos que esté colgado en cada espacio de lucha”. La cartilla está disponible para descargar y para replicar.
Es verdad: nuestros cuerpos llevan encima las consecuencias del extractivismo. Pero, también, la capacidad de organización y resistencia contra estos modelos de muerte. En plena emergencia climática y ecológica, seguimos bregando por cuerpos y territorios sanos, soberanos y justos.
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*Por Redacción La tinta.