“No necesitamos minería, necesitamos alimento”
Mientras el gobierno de Mariano Arcioni intenta avanzar de espaldas al pueblo chubutense con la zonificación minera, la UTT Patagonia promueve proyectos para conseguir lo que verdaderamente la provincia necesita: alimentos y trabajo.
Por Revista Cítrica
Entrevista de Radio escuela comunitaria Namunkurá (FM 89.7) de Puerto Madryn a Mariana Chávez, integrante de la UTT Patagonia (El Hoyo, Chubut).
—El gobernador Mariano Arcioni, contradiciendo sus promesas de campaña, anunció que convertirá la zona de la meseta en una zona de producción minera. ¿Esto perjudicaría la producción de alimentos? ¿Qué proyectos serían beneficiosos para la población en la zona de la meseta?
—En la zona de la meseta, se trata de imponer un modelo extractivista que la gente rechaza. Nosotros estamos trabajando en el territorio de la meseta central, a través de proyectos que tienen que ver con la producción en forma asociativa y también en forma cooperativa. En la zona de Gualjaina, estamos trabajando en un proyecto que tiene que ver con la Secretaría de Género, con las mujeres en el territorio, haciendo una plantinera. Se está trabajando a partir de talleres que dan las compañeras a vecinos del pueblo y también a gente que está más metida en los parajes.
La idea es poder desarrollar, a través de estos talleres, la producción de hortalizas, porque es una zona donde el clima es ideal para las verduras. A la vera del Gualjaina y en Lepa, la tierra es abundante y estos territorios han sido postergados durante mucho tiempo. Mucha gente ha resistido en el territorio. Pero también muchas personas han cedido sus tierras. La idea es, a partir del trabajo, volvernos a conectar con todo el potencial que tiene la meseta en Chubut, porque es una tierra abundante para la producción que solo necesita de políticas públicas que ayuden al desarrollo en el territorio. Desde la UTT Patagonia, lo que estamos haciendo es mostrar a través del trabajo y acciones concretas lo que los compañeros y las compañeras campesinas pueden hacer en el territorio. Si en la meseta se incentiva la producción de alimentos sanos, esos alimentos van a estar a disposición de las familias de la cordillera que actualmente se abastecen, en temporada, por la producción de las huertas. Pero fuera de temporada de producción, recurren a verduras de otras provincias por las que se paga un valor agregado de transporte. Si las hortalizas provinieran de la meseta, ese gasto sería mucho menor.
—Uno de los argumentos para convertir a la meseta en zona minera es que son tierras donde no se puede hacer nada, que son improductivas. ¿Esto es falso?
—Lo que sucede es que el territorio ha sido postergado durante muchísimo tiempo. Pero las tierras no son improductivas, solo que no tienen acceso a aquellas cosas que necesitan para producir. Sabemos todas las dificultades que conlleva vivir en la lejanía de los parajes, donde uno tiene que atravesar kilómetros de caminos de ripio sin mantenimiento, donde las señales de comunicación se pierden y hay que hacer varios kilómetros para poder tener una señal y poder comunicarse. Sin embargo, mucha gente ha decidido continuar su vida como en otros tiempos, en la tranquilidad de esos parajes y, al no haber ningún tipo de acompañamiento del sector político, cuando esa gente sale del territorio y va a la ciudad, se siente empobrecida. «Todo lo que existe, que yo no tengo», piensan.
Hoy, todo está girando a una velocidad enorme y estamos demostrando fehacientemente que estos campos y estos lugares de tierras fértiles son las futuras colonias agroecológicas. Estamos demostrando que el desarrollo del que tanto se habla, el verdadero desarrollo productivo de la zona es el desarrollo productivo por zona que va a alimentar con fuerza a toda la gente que vive en las cercanías.
Tenemos que pensar que el sistema de producción agroexportador está cambiando muy rápido y no sabemos cuál es la que viene. Pero sí tenemos una gran respuesta, que es que esta Argentina, y sobre todo esta provincia, le puede dar de comer a todas las personas un alimento saludable y de calidad, y no habría por qué estar pasando ningún tipo de penuria en cuanto al alimento.
—¿Cómo es la tierra de la meseta y qué se puede producir allí?
—El territorio de la meseta se ve como un territorio que no tiene riqueza y, sin embargo, la tierra es increíble. Hay desarrollos productivos, emprendimientos vitivinícolas, por ejemplo, que están dando respuesta a pesar de todo el sacrificio que ha sido empezarlos. Y después, hay muchos compañeros y muchas compañeras que están produciendo papa, zapallo, cebolla, ajo, arvejas y todo sale como nos lo gusta comer: con el sabor de la tierra, con el sabor de las verduras.
Hoy, en Gualjaina, se pueden producir melones y sandías sin tener cubierta. En la zona de Paso del Sapo, todo ese valle, es un sector con un microclima donde los tomates se producen afuera, no necesitan de invernadero. También se pueden cosechar tomates, berenjenas y morrones. En Paso del Sapo, en toda la vera del río Chubut, si acompañamos todo este desarrollo, tenemos kilómetros y kilómetros de tierra para hacer verdura para todos los chubutenses. Esa es la zona de la meseta que quieren hacer creer que es improductiva.
Hoy, uno va al mercado y quiere comprar un morroncito, y tiene que dejar un dinero importante, a precio dólar. Y eso es porque son morrones que no se producen en la provincia. Queremos desarrollar esta parte del territorio. Si vamos directo del campo a la mesa del vecino y la vecina, obviamente nos saltamos un montón de intermediarios y toda la especulación que hay ahí en el medio, y podemos comer todos una variedad que nos habla de una soberanía alimentaria abundante y una justicia alimentaria.
—Quienes defienden el proyecto minero sostienen que es la forma de generar trabajo y que es lo que se pide en los territorios… ¿Qué es lo que se necesita en los territorios?
—El proyecto extractivista que está planteando un sector de la política es una idea que tienen ellos. En el territorio, la gente lo que necesita es alimentarse. Podemos tomar de ejemplo a Cerro Cóndor o Lagunita, que son lugares y poblaciones muy pequeñas que están bastante alejadas y en donde la gente vive de una forma muy simple y muy sencilla. Ahí, lo que necesitan son accesos y elementos para mejorar sus producciones.
Cuando nosotros, desde un lugar donde tenemos acceso a la luz, al agua potable y a un camino con asfalto, empezamos a incursionar en estos lugares, lo que nos damos cuenta es que el desarrollo siempre fue y tiene que ser desde la producción. Lo que se necesita para fortalecer estos pueblos es que se pueda desarrollar lo que la gente hizo siempre: necesitan acompañar a sus animales de alguna pequeña plantación de algo porque la producción de alimentos de otros lugares llegan muy poco a esos territorios. Y en épocas de invierno, directamente no llegan porque el ripio está suelto o la lluvia lavó la huella.
Si desde el Estado se aportara al desarrollo de la producción de alimentos en el corazón de la meseta, en el centro de la provincia, en una zona que tiene alcance tanto para costa como para la cordillera, podríamos darnos cuenta de que en Chubut tenemos un poder de sustentabilidad en cuanto a la alimentación muy rico. Nos daría muchas más posibilidades utilizar el recurso del agua para la producción de alimentos que para una explotación minera.
No tenemos que darle vueltas. Hay que plantarse en el territorio a producir alimentos sanos, que es lo primero que necesitamos para la vida. Hoy, con esta pandemia, nos estamos dando cuenta de que otros sistemas productivos de otros lugares del mundo, al ser de tanta explotación y tanta irregularidad natural, han despertado alteraciones. Desde la UTT, hablamos de soberanía alimentaria porque la tierra nos da lo que necesitamos para la vida y la vamos a defender con trabajo.
La gente está dispuesta a sembrar porque tiene en su bagaje cultural, en su historia tienen conocimiento. Como dice la canción, «nos enterraron y éramos semilla». Estamos despertando toda esa posibilidad que estuvo dormida y que agradecemos todo el tiempo a los compañeros y compañeras que resistieron todo este tiempo en el territorio y no cedieron sus espacios. No hay vehículos, los caminos de ripio te destrozan el auto, sin embargo, con muchas ganas y esfuerzo y voluntad, nos juntamos y nos ponemos cerquita uno al lado del otro, las cosas llegan. Hay que trabajar de forma unida para poder estar más fortalecidos. Acá no son tareas donde se inmola una organización o institución para hacer tal cosa.
*Por Revista Cítrica / Imagen de portada: La tinta.