Las vacunas contra el coronavirus y las esperanzas puestas en diciembre
En las últimas semanas -afortunadamente-, el tema de conversación de la pandemia viró hacia la posibilidad real de que lleguen a nuestro país millones de dosis de dos candidatos vacunales: el Sputnik V (de Rusia) y el de Pfizer (co-producida en EE.UU. y Alemania). En esta nota, repasamos información de ambos y revisamos algunos mitos de la mano de El Gato y la Caja y Ciencia Anti Fake News del CONICET.
Por Redacción La tinta
El Gobierno Nacional confirmó el viernes pasado la adquisición de 10 millones de vacunas “Sputnik V”, entre diciembre de 2020 y enero de 2021, desarrolladas por el Instituto de Investigación Gamaleya de Rusia contra el coronavirus. Hoy, Alexánder Gíntsburg, director Centro Gamaleya, informó que la vacuna rusa ha mostrado un 92% de efectividad, según se desprende del primer análisis intermedio de la tercera fase de los ensayos clínicos realizados entre más de 16.000 voluntarios, 21 días después de que recibieron la primera dosis de la vacuna o el placebo.
«La publicación de los resultados provisionales de los ensayos clínicos posteriores al registro, que muestran de forma convincente la efectividad de la vacuna Sputnik V, hace posible el inicio de la vacunación masiva de la población de Rusia contra el coronavirus en las próximas semanas», agregó Gíntsburg este miércoles.
El presidente Alberto Fernández había expresado que, “si todo sale bien”, la vacuna Sputnik V podrá aplicarse a finales de año. ¿Pero qué significa eso? ¿Aplica también para la vacuna Pfizer? Las redes, los medios y las sobremesas explotaron de discusiones sin mucho respaldo científico. Desde La tinta, fuimos a quienes se especializan en esto y, además, saben comunicarlo para que todxs podamos entender un poco de qué van las dos opciones de vacunas que podríamos recibir a fines de año.
Ambos candidatos vacunales se encuentran en la Fase 3 de ensayos clínicos y están en proceso de demostrar que son seguros y eficaces. Desde Ciencia Anti Fake News – COVID-19, un grupo de científicxs de CONICET que armaron un perfil en Twitter con ese nombre, aclararon sobre la Sputnik V que, si bien las 10 millones de dosis llegarían en diciembre de este año, la aplicación dependerá indefectiblemente de los resultados obtenidos en esa última fase de pruebas que comenzó el 7 de septiembre de 2020 y tiene como objetivo probar la vacuna en 40.000 voluntarixs.
Lxs científicxs destacaron que las dosis compradas son a riesgo: es decir, “que la aplicación se concretará sólo en caso de que los resultados de fase 3 demuestren su eficacia. Esto es realizado por varios países, con varias farmacéuticas, para garantizar el acceso a las vacunas en caso de que sean efectivas y seguras. Es fundamental también aclarar que, con esta y todos los otros candidatos vacunales sobre los cuales se están negociando los desarrollados por AstraZeneca y Fischer, se van a seguir todos los pasos de registro en relación a la seguridad, eficacia y efectividad. Una vez que se presenten oficialmente los resultados de dicha fase, las autoridades regulatorias de cada país continuarán el proceso analizando dichos datos para certificar la seguridad y eficacia, es decir, que genera inmunidad y no tenga efectos adversos graves. En el caso de Argentina, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) es el organismo encargado de este proceso”.
Por su parte, la vacuna contra el coronavirus desarrollada por la farmacéutica estadounidense Pfizer y la compañía de biotecnología de Alemania BioNTech pasó a ser la primera en tener resultados positivos en su fase 3 y, el lunes, se informó que es eficaz en un 90%, una semana después de la primera dosis de la vacuna y 28 días después de la primera. “Los primeros resultados de la fase 3 de nuestro ensayo de vacuna contra el COVID-19 proveen las pruebas iniciales de la capacidad de nuestra vacuna para prevenir” esta enfermedad, afirmó el presidente de Pfizer, Albert Bourla.
El colectivo de comunicación, investigación y diseño, El gato y la Caja, posteó un hilo en Twitter en el que hicieron hincapié en tener paciencia y no acelerarnos a decir que todo vuelve a la normalidad ya. “Pfizer probó su candidata en 43.538 personas: a un grupo le dieron la vacuna y al otro, el placebo, ambas en dos dosis. 7 días después de la segunda, tuvieron 94 casos confirmados de COVID-19. La empresa reportó que sólo el 10% de los casos se dieron en el grupo que recibió la vacuna (el resto fue en el grupo placebo). De ahí que se dice que es efectiva en el 90% de los casos. Y la FDA pide un mínimo de 50% de efectividad para aprobar”.
En el mismo hilo, instaron a no emocionarnos tanto aún: “Primero: los resultados no están revisados por pares, cosa que siempre es importante para chequear errores en el protocolo o cosas que las personas que hicieron el estudio no vieron (o, a veces, omitieron). Segundo: el estudio va a seguir hasta que lleguen a 164 casos de COVID. Al llegar a 164, la empresa puede estar bastante segura de que tienen una buena eficacia (90% de poder estadístico para una eficacia del 30%).
Tercero: los efectos adversos más peligrosos de una vacuna suelen ocurrir dentro de los dos meses posteriores a la última inyección. Algunos de esos resultados van a estar durante la tercera semana de noviembre. Cuarto: lo bueno es que es fácil y rápido producirla, lo malo es que requiere estar a -80°C, lo que hace difícil su almacenamiento”.
La Pfizer comenzó su ultima fase de ensayos clínicos en julio, probándose en Brasil, Estados Unidos, Alemania y en Argentina, donde el ensayo es realizado en el Hospital Militar y coordinado por el investigador Fernando Polak, de la Fundación Infant. Nuestro país recibiría 3 millones de dosis en diciembre.
Una de lxs integrantxs de Ciencia Anti Fake News – COVID-19, la Dra. Soledad Gori, especialista en inmunología, habló en un medio de Neuquén y agregó: “La vacunación, después de la potabilización del agua, es el hito que más vidas salvó en la historia de la medicina. A nadie le conviene que salga una vacuna insegura porque eso bajaría muchísimo la adherencia a la vacunación, no les conviene ni a profesionales serixs de medicina ni a las propias industrias farmacéuticas. Es verdad que se están acelerando las fases, porque estamos en pandemia, pero las etapas se están cumpliendo. Además también es porque hay muchxs más voluntarixs que en cualquier ensayo clínico. Lo mismo con la producción, que se produce a riesgo, más allá de la demostración de efectividad”.
Por último y en relación a información falsa respecto de la presencia de aluminio en las vacunas, lxs científicxs afirmaron que es falso que las vacunas que tienen dicho metal (o sales de aluminio) provoquen daños neurológicos. “¿Por qué es falso? El aluminio es un metal poco tóxico y abundante en el ambiente, está presente en alimentos, productos de higiene personal como los desodorantes, en varios medicamentos e, incluso, en el agua potable. Las vacunas buscan entrenar a nuestro sistema de defensa para reconocer y combatir al organismo que pueden enfermarnos y las sales de aluminio ayudan en esta tarea. La cantidad de sales de aluminio no supera el límite máximo diario permitido, por lo que es seguro”, concluyeron desde Ciencia Anti Fake News.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: RTVE.