«Es necesaria una reforma agraria urgente en nuestro país»
Dolores Etchevehere se convirtió en el principal obstáculo para los negociados de su familia terrateniente. En una entrevista exclusiva tras el fallo judicial favorable, la hermana del ex ministro de Agroindustria habló sobre la desigual distribución de la tierra y de su lucha junto a los excluidos. «Estamos organizándonos para alcanzar la soberanía alimentaria», asegura.
Por Sebastián Furlong para El Grito del Sur
La familia Etchevehere se encontró con la piedra en el zapato más inesperada. Una hermana estafada durante varias décadas, a la que quisieron robar las miles de hectáreas de campo que pertenecían a su padre fallecido en el año 2009, se rebeló contra esta injusticia y se encargó de investigar a fondo los negociados de sus hermanos: explotación laboral, evasión fiscal, usurpación de tierras, lavado de dinero y defraudación al Estado, entre otras cuestiones. Encima, Dolores Etchevehere se unió a los movimientos sociales para fundar el Proyecto Artigas con el objetivo de desarrollar una iniciativa agro-ecológica que beneficie a cientos de familias campesinas en las tierras que le pertenecen.
Luego de que la Justicia resolviera el viernes pasado no hacer lugar al pedido de desalojo de la estancia Casa Nueva -ubicada en Santa Elena, Entre Ríos-, El Grito del Sur entrevistó a Dolores para realizar un balance de los agitados días en que la oligarquía terrateniente nucleada en la Sociedad Rural dispuso todo su aparato político, judicial y mediático para desalojarla del lugar y despojarla definitivamente de sus derechos hereditarios. En diálogo con este medio, la hermana del ex ministro de Agroindustria de Mauricio Macri opinó sobre la desigual distribución de la tierra en nuestro país, de su lucha junto a los excluidos y de su compromiso con el Proyecto Artigas para alcanzar soberanía alimentaria.
—Atraviesan una semana de fuerte tensión en la que recibieron amenazas e, incluso, un grupo de gente violenta cercó la estancia donde se encuentran. ¿Cómo se encuentra su seguridad y en qué estado se halla la causa judicial?
—Estoy en mi casa trabajando junto a integrantes del Proyecto Artigas, somos precavidos y sabemos cuidarnos. Tomamos diferentes medidas de seguridad porque, como se observó en las imágenes, desde la ruta nos están apuntando con tractores, camionetas y piquetes tratando de violentarnos. Pero estamos organizados, en paz y llevando adelante este proyecto tan lindo. Queremos producir cuidando la tierra y generando alimentos sanos para alcanzar la soberanía alimentaria. En cuanto a lo judicial, el juez comprobó que la sucesión se encuentra en disputa. Esto significa que no hay título de ninguna propiedad, es decir que todo es de todos. No hay escritura de los inmuebles, entonces, de ahí para atrás, se va a analizar todo.
—El caso de tu familia se dio a conocer hace poco, pero llevás 11 años de investigación y lucha por el acceso a los bienes hereditarios. ¿Por qué la Justicia obstruyó este derecho?
—Por la relación directa de miembros de mi familia con el poder. Es más, ellos negocian directamente con el poder. Por eso no se sabía. Lo positivo es que ahora va a quedar todo visibilizado, el trato que yo recibí y una de las pruebas evidentes es lo que está pasando en la ruta. A mí me aprietan para que no hable y no alcance mis derechos hereditarios.
—¿Relacionás lo sucedido con una discriminación de género por parte de tus hermanos varones?
—Absolutamente. Las mujeres siempre son descartadas en esta cultura. Si una mujer posee bienes que le corresponden por derecho, directamente se los roban como me ocurrió a mi. Yo los voy a recuperar.
—¿Cómo se siente formar parte de una familia terrateniente y de pronto tener como enemigo a la Sociedad Rural?
—Yo sé cómo actúan, son muy cobardes. Por momentos, son hasta brutos y ridículos. Como decimos en el campo, ya los eché por delante.
—¿Cuál es tu visión sobre la desigual distribución de la tierra en nuestro país?
—Pienso que es necesaria una reforma agraria urgente en nuestro país. Reforma agraria ya. No puede ser que en un mismo pueblo, en una misma localidad, un niño muy chiquito coma y otro niño muy chiquito no lo haga. No puede ser que algunos reciban los nutrientes correspondientes y otros no. Es fundamental que haya pan, trabajo y techo para todos.
—¿Por qué personas como tu hermano se oponen a este tipo de medidas?
—Ellos están opuestos justamente porque consiguen su plata a partir de la explotación de otros. Nosotros somos un millón que estamos organizándonos para alcanzar la soberanía alimentaria.
—Tu representante legal, Juan Grabois, es visto como una especie de bandido por parte de los grupos de poder en nuestro país…
—(interrumpe) Vos sabés que no. Eso es lo que dicen, pero Juan no es considerado así. Juan Grabois es considerado como una persona preparada, inteligente, humana, con fe y cristiana. Es una persona que les preocupa y por eso le ponen esos calificativos. Lo consideran una persona bien estructurada, con todo lo que eso significa.
—¿Y sentiste algún tipo de contradicción por sumarte a esta lucha junto a los excluidos?
—No tengo ningún tipo de contradicción. Mi familia de origen es la que es, pero yo soy consecuente con esta forma de pensar y de actuar. Desde siempre, esto no es de ahora.
—¿Por qué decidiste ceder el 40% de la tierra que te corresponde como legítima heredera a la realización del Proyecto Artigas?
—Justamente, en lo que a mí me respecta, para dar un primer paso fundamental en la búsqueda de soberanía alimentaria. Ojalá que esta decisión se multiplique. Queremos verdad, justicia y reparación, no sólo para mi caso en particular, sino para que todos quienes sufren explotación y les roban sus bienes se puedan sumar a este proyecto. En uno de los videos, digo a todos los despojados, a todos los desposeídos y a todas las mujeres que no tengamos miedo. Y que recuperemos lo nuestro.
*Por Sebastián Furlong para El Grito del Sur / Imagen de portada: