Madres por decisión, no vasijas ni reproductoras

Madres por decisión, no vasijas ni reproductoras
19 octubre, 2020 por Redacción La tinta

En el Día de la Madre: la maternidad será deseada o no será.

Por Cecilia Solá

Madres por decisión, no vasijas ni reproductoras…

Cuando el dolor se hace lucha

El sábado, en el marco del debate sobre el aborto legal, seguro y gratuito, una mujer de pañuelo celeste subió a contar su historia.

Había perdido un embarazo largamente deseado y decía no poder aceptar que mujeres con la posibilidad de parir eligieran no hacerlo. Exigía que dieran a luz y le dieran el bebé a ella, que prometía amarlo y cuidarlo. Nos dijo que ya tenía hijos adoptivos, que había esperado mucho tiempo para tenerlos, porque los bebés chiquitos son difíciles de conseguir, entonces exigía que, en vez de interrumpir esa gestación no deseada, incubaran a ese embrión hasta que llegara el tiempo de cosecharlo y se lo dieran a ella y a su esposo apenas naciera, para poder criarlo a su modo.

Mientras la señora del pañuelo celeste describía con lujo de detalles el proceso de su aborto espontáneo, el riesgo que corrió su salud, la posterior histerectomía y su desesperado deseo de que todas esas mujeres que no querían gestar ni parir lo hicieran igual para que ella pudiera cumplir su deseo de tener muchos bebitos, yo pensaba en la cantidad de pibes y pibas de siete, ocho, diez y doce años que ya han perdido el tren de la adopción, porque no son más chiquitos y, por lo tanto, su valor en el mercado de la adopción es «menos uno».

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Y pensaba en otra mujer. Mi mejor amiga, mi hermana de lucha y de vida, perdió un embarazo tremendamente deseado. Yo la abracé cuando me dijo «lo perdí, negra» y había en sus ojos un mundo de desolación, una tristeza indescriptible, que la atravesaba como una lanza y la quemaba como una hoguera. Yo le vi la cara de dolor a su compañero, cuando nos abrazamos y me dijo «ahí está la negra».

Esa misma tarde, mi hermana, mi amiga, ató nuevamente el pañuelo verde a su muñeca y pintó los carteles para el Pañuelazo. Nunca se le cruzó por la cabeza que otra mujer debía atravesar el infierno para que ella obtuviera su pedazo de cielo. Jamás pensó en violentar la decisión de otra mujer, manipularla desde la lástima o la culpa, para que cumpliera su anhelo. En ningún momento vio a las hermanas como una maceta, una vasija que contuviera el retoño de una planta que ella quería tener en su jardín.

Esa es la razón por la que ni mi hermana ni yo jamás usaríamos el pañuelo celeste que descarta la vida de las mujeres una vez que han cumplido su rol de incubadoras de los frutos exóticos que ellas desean poseer.

*Por Cecilia Solá / Imagen de portada: Miela Sol.

Palabras claves: aborto legal ya, Día de la Madre, Maternidad

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