Dejen dirigir a las científicas
Una mujer latinoamericana dirigirá la Organización Meteorológica Mundial. Es argentina y se llama Celeste Saulo. La noticia de su elección remueve una deuda histórica que los sistemas y las organizaciones científicas del mundo tienen con las mujeres: el acceso a puestos jerárquicos. Argentina no está fuera de este señalamiento; CONICET -el organismo que nuclea a la mayor cantidad de científicos y científicas del país- está conformado en su mayoría por investigadoras y becarias, sin embargo, los altos escalafones son puestos masculinizados. ¿Dónde falla el sistema para que las científicas no accedan a los altos mandos?
Por Daniela López* para La tinta
En Suiza, un recinto ovaciona de pie a Celeste Saulo, la primera mujer en ser electa Secretaria General de la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés). Ella saluda, sonríe y levanta los brazos agitando al público. Agita como en Argentina se alienta en el fútbol, en las calles, en las marchas y en todos esos lugares donde convergen los triunfos y las pasiones. Es que ser mujer y ocupar puestos de poder en el mundo de la ciencia califica como una verdadera conquista.
Ya en 2014, Saulo marcaba un cambio en la historia en el Sistema Meteorológico Nacional que, hasta ese entonces, no había tenido a una mujer como directora. Esta llegada le abrió la puerta a participar como representante de Argentina ante la WMO, el organismo de Naciones Unidas especializado en el estado y el comportamiento de la atmósfera terrestre. “Las mujeres que alcanzamos a ser directoras de servicios meteorológicos del mundo no llegamos a un 17%. Es muy chiquita la chance de visibilizar a las mujeres y eso tiene que cambiar”, señaló la académica a La tinta.
Para ella, la clave es trabajar desde las infancias, desestigmatizar las tareas que son para varones y mujeres, y brindar un esquema de crecimiento profesional donde, a la hora de elegir, haya buenas candidatas. “Desde la infancia, es importante marcar que este es un terreno adecuado para mujeres, varones o cualquier diversidad. El punto es que te guste hacer esto y ya está, y, para eso, hay que estimularlo de manera temprana”, afirmó.
Panorama Nacional
La astrofísica Marta Graciela Rovira y la química Ana Franchi son las únicas mujeres en ocupar la presidencia del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en los 65 años de historia del organismo. Aunque, en Argentina, las mujeres son mayoría en el ámbito de la ciencia, los puestos jerárquicos y las categorías más altas en la carrera de investigación están ocupados principalmente por varones. De cada 10 personas que investigan, 6 son mujeres, señala un informe publicado en marzo de 2023 por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación.
Dentro del CONICET, las investigadoras de las categorías más bajas y las becarias representan un 53 y un 60% respectivamente, pero a los puestos de investigación superior tan solo llegan entre un 23 y 25%. Aunque existen métodos de evaluación que mencionan a la maternidad para ponderar la productividad académica, solamente están considerados para el ingreso a la carrera de investigación, pero no aparecen en los lineamientos de evaluación para obtención de becas, promociones o a la hora de solicitar ser investigador o investigadora superior.
Esa brecha de género no responde a capacidades intelectuales, sino a reglas que impone el propio sistema. “Las mujeres en la ciencia tienen el mismo comportamiento de la condición femenina en general, por lo tanto, son las responsables fundamentales de la crianza, cuidados y, en general, de la vida reproductiva”, comentó, en entrevista para esta nota, Dora Barrancos, investigadora de CONICET y referente nacional en temas de políticas de género. Barrancos integró el directorio de este organismo como representante del área de Ciencias Sociales y Humanidades hasta 2019, fecha en la que presentó su renuncia por “razones morales” a raíz de la falta de ejecución del presupuesto destinado a ciencia y tecnología durante el gobierno de Mauricio Macri.
Para ella, la manera en que el sistema evalúa las carreras científicas es “insensato” porque, aunque reconoce que han habido cambios en la cultura doméstica, las mujeres tienen que cumplir con los mandatos inexorables de criar, cuidar y proteger. “Es una evaluación bastante irracional porque trata como si fueran absolutamente paritarias las carreras que hacen las mujeres y las carreras de los varones, y no lo son”, agregó.
Las evaluaciones en CONICET, por ejemplo, consideran la productividad como indicador del trabajo en investigación. Así, la cantidad de publicaciones, la asistencia a congresos, la formación de recursos humanos, entre otras actividades del quehacer científico y tecnológico, se vuelven esenciales para avanzar en la vida académica.
Maternidad: factor de riesgo en la vida académica
“Es muy importante, a la hora de los puestos de trabajo, que haya una flexibilidad que le permita a la mujer que elija ser mamá, por ejemplo, tener las facilidades de poder hacerlo sin que eso coarte su carrera profesional”, mencionó Saulo.
El sistema debe entender y acompañar la decisión de las mujeres y también de los varones a priorizar por un determinado período el cuidado de sus familias, opina la académica y agrega que se deben generar condiciones de trabajo donde sea posible y combinable el cuidado de la familia con el desarrollo profesional. “La flexibilidad ahí es fundamental. Sentir que uno no se queda fuera del campo de trabajo porque decidió ser madre”, señaló.
Barrancos explica que, para tener un sistema de evaluación sensato, se debería tener en cuenta principalmente dos aspectos como la conyugalidad y el número de hijos, hijas. “Eso es fundamental, es sensato porque, efectivamente, en el trámite de la maternidad, hay una situación que es propia de las personas gestantes”, aseguró. Se refiere al “desarraigo” en la producción de papers que los cuerpos gestantes atraviesan durante el embarazo, pero, principalmente, durante los dos primeros años de crianza. Eso, aún hoy, el sistema de evaluación científico nacional no ha podido incorporar. «¿La ciencia es solidaria o no con la reproducción humana?», se pregunta Barrancos. A la respuesta no la dice, pero la sabe.
Liderazgo en femenino
Aunque el país es faro en políticas de género, no hay sentencias claras ni contundentes para garantizar que cada vez más científicas puedan ocupar espacios de toma de decisiones. La deuda con las mujeres sigue estando. Testimonios y datos hablan de una ciencia que falla y coarta las carreras de investigación y los liderazgos femeninos en organismos científicos.
Mientras este sea el panorama, las sociedades pierden la oportunidad de generar conocimientos y dirigir batallas en clave feminista. Se privan de fomentar estilos de liderazgos que, como Saulo, apuestan a la horizontalidad y el diálogo. “Algunas mujeres tenemos un estilo de liderazgo diferente”, reconoce la científica que el 1° de enero de 2024 asumirá el cargo en la WMO.
Quizá por eso cuesta abrir caminos, cambiar las reglas y escuchar a este sector que, desde hace décadas, reclama que las dejen jugar porque saben bien cómo hacerlo.
*Por Daniela López* para La tinta / Imagen de portada: Cortesía de la Organización Meteorológica Mundial.
*Periodista de ciencia independiente