Investigar es trabajar: los reclamos de les becaries al Congreso
Cuidar y poner en valor el rol clave de la ciencia argentina es reconocer por fin que les becaries de CONICET y de la SeCyT son trabajadores. Desde hace años, existen reclamos por aumento de estipendios, reconocimiento de antigüedad, aguinaldo, vacaciones y obra social propia, entre otros. En abril, el diputado cordobés Pablo Carro presentó un proyecto de ley que busca satisfacer algunas de esas demandas históricas.
Por Santiago Torrado para La tinta
Permanecen sin aportes jubilatorios, sin obra social o, en el mejor de los casos, con una tercerizada y de pésimo servicio, sin reconocimiento de antigüedad, sin aguinaldo y con salarios que pierden siempre la carrera contra la espiral inflacionaria. Aunque la situación podría aplicarse a cualquier sector popular de la Argentina, en este caso, hablamos de perfiles académicos altamente calificados: les becaries de CONICET.
Los reclamos por los derechos laborales de las y los trabajadores de la ciencia y tecnología llevan años en boga. Se organizan en asambleas, en colectivos, incluso, algunos se han afiliado a ATE para impulsar con más fuerza sus reclamos. A pesar de los incontestables logros del sector dentro y fuera del país, y de la enorme importancia que tiene la ciencia y tecnología para el desarrollo nacional, a ojos del Estado, les becaries no son trabajadores.
“Los becarios de CONICET no somos considerados trabajadores. No estamos en relación de dependencia y no gozamos de los derechos laborales básicos consagrados en leyes y convenios. De esto, se desprenden las problemáticas centrales, por ejemplo, la cuestión salarial, que termina sujeta a las decisiones del directorio de CONICET, la cuestión del aguinaldo al que no tenemos acceso o la cuestión de los aportes jubilatorios, que tampoco tenemos”, declaró a La tinta Micaela González Valdés, becaria doctoral y egresada de la UNC.
“Una persona que ingresa a CONICET para investigar puede pasar 5 o 6 años con una beca doctoral que, incluso, puede extenderse hasta 9 años con una beca postdoctoral sin que todo ese tiempo compute como aportado para la jubilación. Por otro lado, está la discusión de la obra social. Es una obra tercerizada donde hay muchos problemas con las altas y con la interrupción de servicios. También la cuestión de las licencias, cuyo régimen no contempla enfermedades prolongadas o a personas con familiares a cargo”, enfatizó Micaela.
Por último, señaló que “todas estas problemáticas están asociadas al hecho de no ser considerados trabajadores. Hace mucho que se viene luchando para poder acceder a los plenos derechos. Algunas cosas se han logrado en el último tiempo, pero todo esto que enumeré queda todavía pendiente”, y subrayó que “el problema del becario es la imprevisibilidad de todo. La incertidumbre del futuro se traslada al presente. Algo que pasa mucho es que, cuando llega fin de mes, no sabemos cuánto vamos a cobrar. No hay convenio colectivo específico del sector”.
Frente a esta situación, el diputado nacional por el Frente de Todos, Pablo Carro, el pasado mes de abril, impulsó una iniciativa que recoge algunas de las demandas de las becarias y los becarios de CONICET. El proyecto fue presentado junto a más de 20 legisladores y es también impulsado por organizaciones de becarios y becarias, y por ATE CONICET, que nuclea a investigadores de carrera, trabajadoras y trabajadores técnicos y administrativos de la institución que son quienes vienen sosteniendo desde hace años estas demandas.
El texto presentado por Carro establece que los estipendios que reciben las y los becarios doctorales y postdoctorales del CONICET se actualizarán de manera automática en función de los montos que perciban los investigadores de Carrera. “Durante el gobierno de Mauricio Macri, se aplicó un método de ajuste a este sector congelando los estipendios de los becarios. La situación se agravó cuando observaron que sus ingresos no cubrían las necesidades más esenciales y comenzaron a abandonar sus tareas para dedicarse a otras actividades”, señalaron fuentes cercanas al diputado.
“En la actualidad, el aumento de los estipendios es discrecional a lo que el Poder Ejecutivo -a través del directorio de CONICET y el ministerio de Ciencia y Tecnología- resuelva. Con la iniciativa presentada por Carro, se busca establecer por ley que los aumentos de las becas queden anclados a los incrementos paritarios y a lo que se les otorgue a los investigadores. Quienes impulsan esta medida confían en que así se evitará que aquella situación se repita. Actualmente, son 11.464 becarios y becarias de CONICET doctorales y postdoctorales, más cientos de becarios dependientes de universidades que podrían adherir al régimen que se apruebe”, insistieron a este medio algunos técnicos que formaron parte de la elaboración del proyecto.
Según un informe reciente de la Oficina de Presupuesto del Congreso, el salario promedio mensual de investigadores CONICET es de $336.644 doctoral y $378.728 postdoctoral. Por otro lado, el sistema de becas establece actualmente una retribución de alrededor de $250.000 para la beca doctoral y $280.000 para una beca postdoc. Habida cuenta de que se trata de trabajadores con las más altas calificaciones del sistema educativo de nuestro país, son salarios indiscutiblemente bajos.
“Por eso, en el proyecto de Ley que presentamos, proponemos que se les reconozca a las y los becarios aportes previsionales por las funciones realizadas, como también el pago de aguinaldo”, explica Pablo Carro y sigue: “Si decimos que queremos un sistema científico de impacto en nuestro país, es primordial fortalecer los derechos de quienes desarrollan ciencia y tecnología en Argentina”.
Aunque el proyecto de Carro responde a una serie de reclamos históricos que, de convertirse en ley, sin duda, mejorará las condiciones de trabajo de las y los becarios de CONICET, hay otro sector de investigadores que no están contemplados en él. “Los becarios de CONICET y quienes recibimos becas de la Secretaría de Ciencia y Tecnología no actualizamos los montos de los estipendios recibidos de la misma forma. Mientras CONICET recibe su aumento directamente de la resolución del Directorio de CONICET, nosotros dependemos de las universidades públicas donde investigamos y damos clase. Aunque realizamos las mismas tareas que los becarios de CONICET, los becarios de SeCyT cobramos hasta 58.000 pesos menos”, relató a este medio Anita, recién incorporada como becaria de SeCyT.
“Otro reclamo que no está incluido en el proyecto presentado por Carro es el escaso número de becas que se otorgan. Según aparece en el texto, existen 11.464 becas asignadas a investigadores de CONICET y SeCyT. En la UNC, se otorgaron solamente 44 en todo el año pasado. Es un número bajo para las 15 facultades que integran toda la UNC”, destacó Anita.
*Por Santiago Torrado para La tinta / Imagen de portada: Agencia FARCO.