“Los Sueños” de Grete Stern: un viaje de haluro de plata entre la Bauhaus y el Gran Chaco

“Los Sueños” de Grete Stern: un viaje de haluro de plata entre la Bauhaus y el Gran Chaco
20 enero, 2023 por Redacción La tinta

Pasó por la Escuela Bauhaus, por la casa de las Ocampo, por las galerías de arte y fotografía de todo el mundo. Llegó a Argentina huyendo de los nazis y recorrió el Gran Chaco fotografiando y conviviendo con mujeres wichís y chorote. Grete Stern plasmó en “Los Sueños” los anhelos de liberación de toda una generación de feministas.

Por Santiago Torrado para La tinta

Alemania en 1904. La carrera armamentista extiende el ruido de sables por los salones de toda Europa. La aristocracia prusiana se aferra al proyecto imperialista, decadente y afiebrado del Kaiser Guillermo. La socialdemocracia sueña la revolución por venir y el expresionismo se abre paso como el arte de vanguardia. Una pintura angulosa y punzante, colorida y futurista. Una arquitectura industrial, sobria, pero gigante, metálica, hija de su tiempo. En un pueblito perdido de la provincia de Renania, en esos años, nació Grete Stern.

Hija de un matrimonio judío alemán, Grete es una de las primeras mujeres en acceder a estudios de diseño gráfico en la Academia de Artes y Oficios Weissenhof apenas cumplidos los 19 años. En el Berlín de entreguerras, Grete conoce a Ellen Rosenberg, que la introduce en el mundo de la fotografía y con quien funda, en 1930, la firma Ringl + Pit, una de las primeras agencias de publicidad de Europa y, sobre todo, un laboratorio donde exploran los límites conceptuales de la época a propósito de “la feminidad”. Ambas producen las primeras fotografías donde el ícono de “la nueva mujer”, preconizado por el ideal alemán de esposa abnegada y aria, está construido con imágenes andróginas, que escapan no solo a la propaganda estatal, sino al binarismo en que el mundo entero comienza a sumirse. Así, Grete y Rosenberg entran a estudiar a la Escuela Bauhaus.

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(Imagen: Grete Stern)

Stern profundiza sus estudios de fotografía con Walter Peterhans y, en 1935, protagoniza una película llamada Gretchen Hat Ausgang (Gretchen tiene una cita), un filme dirigido por Ellen Rosenberg y co-protagonizado por quien, pocos años después, se convertirá en su marido, el fotógrafo argentino Horacio Coppola. La narrativa subversiva y liberadora de los estereotipos de género en la Europa de los 30 convierte la película en un símbolo de su época. Un manifiesto de vanguardia que será perseguido poco después, en la vorágine de la guerra y el fascismo. Hacia 1933, la consolidación del régimen nazi en Alemania termina con el “proyecto total” de la Bauhaus y Grete Stern se exilia poco antes de ser deportada por judía, socialista y mujer feminista. 

Argentina en 1935. Fraude patriótico y década infame. Roca y Runciman garantizan la permanencia del modelo agroexportador por los siglos de los siglos. Grete Stern y Horacio Coppola asisten al florecimiento de la cultura local con ínfulas europeas y pagado con los millones de la renta agraria aristocrática. Son recibidos en el seno de la intelectualidad porteña en la casa de las hermanas Ocampo. Fascinada por su visión del feminismo y por su audaz técnica fotográfica, que por entonces explora los límites de lo que hoy llamamos diseño gráfico, Victoria Ocampo le abre a Stern las puertas del Grupo Sur. 

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(Imagen: Grete Stern)

Divorciada de Coppola, Stern se nacionaliza argentina y comienza a ilustrar la revista “Idilio, revista para amas de casa”. En esa publicación timorata, pero con gran llegada y fuertemente influenciada por la llegada al país del psicoanálisis, Stern pergeña su obra cumbre. Una crítica explícita al lugar que la sociedad argentina le otorga a la mujer, plasmada en uno de los primeros fotomontajes de la historia: su serie “Los Sueños”. Sobre placas de vidrio, colodión y papel fotográfico, Grete monta recortes, exposiciones y sobre-exposiciones que hablan de anhelos, de deseos de liberación, de encierro, de hartazgo. Más de 100 fotomontajes que todavía hoy recorren los museos del mundo.

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(Imagen: Grete Stern)

Ramos Mejía 1956. La casa de Grete Stern es un centro neurálgico de artistas en el conurbano bonaerense. Stern se dedica a viajar por las provincias del centro-norte de Argentina y, fruto de una larga y aceitada relación con las comunidades wichí y chorote del Chaco, es convocada por el Museo Nacional de Bellas Artes para realizar un registro fotográfico de los pueblos originarios. Hacia la década del 60, ve la luz el libro “Los Aborígenes del Gran Chaco”, apenas una selección de las más de 1.500 fotos que componen esa serie, una de las más importantes producciones de Stern y uno de los mejores registros visuales de las comunidades de Bolivia, Argentina y Paraguay. 

Grete Stern murió el 24 de diciembre de 1999 en Buenos Aires tras una larga trayectoria artística y vital. Abandonó la fotografía tras una enfermedad en el nervio óptico, pero nunca dejó de mirar el mundo con los ojos ávidos de transformación social.

*Por Santiago Torrado para La tinta / Imagen de portada: Grete Stern.

Palabras claves: Arte, Diseño, Fotografía, Grete Stern

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