Jornada de Sexualidades Kinky y Prosexo en la UNC
¿Qué hace el sexo por nosotrxs? es el puntapié de la jornada que se llevará adelante durante el día de hoy, de 14 a 19 en el auditorio de la Facultad de Psicología de la UNC, con entrada libre y gratuita. Organizada por la cátedra Introducción a la Terapia Sexual con Perspectiva de Género Prosexo y con la participación de especialistas que visibilizan diversas trayectorias y sexualidades fuera de la medicalización y la patologización que genera la sexualidad no normativa.
Por Redacción La tinta
¿Alguna vez escuchaste hablar de la sexualidad kinky? ¿Y de prosexo? Seguramente te suena porque, en los últimos años, circulan -sobre todo en redes sociales- contenidos diversos sobre sexualidades, la construcción del deseo y las fantasías. Si bien la apertura a otras formas no normativas del sexo y el erotismo es algo más presente, aún hay mucho tabú y prejuicio, y, sobre todo, patologización de ciertas prácticas sexuales, socialmente y dentro del ámbito de la salud mental.
Las psicólogas Noelia Benedetto y Silvia Aguirre crearon, en 2021, la primera cátedra de habla hispana de Introducción a la Terapia Sexual con Perspectiva de Género en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). En ese marco y con el trabajo que desarrollan desde ese ámbito, llevan adelante la Jornada de Sexualidades Kinky y Prosexo: ¿Qué hace el sexo por nosotrxs?, que se desarrolla hoy desde las 14 hasta las 19 horas en el auditorio de la Facultad de Psicología con entrada libre y gratuita, y que cuenta con la certificación de la Prosecretaría de Géneros, Diversidad y Feminismos de dicha facultad.
La propuesta tendrá las siguientes presentaciones: La imaginación de la pornografía, de Emma Song; Atarme es mimarme, a cargo de Xdoll Shibari; Una investigación sobre BDSM realizada por el Lic. Agustín Liarte Tiloca; la participación de Eugenia Aravena hablando sobre trabajo sexual; la Dra. Natalia Monasterolo presentando algunas ideas sobre el Suicidio y el Placer Sexual; el Dr. Ignacio Acuña hablando sobre el uso de sustancias en contextos sexuales y la Lic. Noelia Benedetto trabajando en torno al concepto de Identidad Erótica.
En diálogo con La tinta, la sexóloga Benedetto nos cuenta que, si bien existen algunos antecedentes en la Facultad de Psicología, en otros momentos, nunca hubo una propuesta como esta. “De por sí, la inclusión del seminario -que es una materia electiva- es disruptiva para la currícula de la carrera. Se me ocurrió una jornada sobre estos temas porque, justamente, están muy estigmatizados a nivel social. ¿Cuáles son los lugares donde generalmente circulan este tipo de propuestas? Claramente, la academia no es uno de esos lugares. El valor de disponer estos espacios en el pensamiento local es una apuesta por despatologizar y desmedicalizar así como visibilizar y sensibilizar tanto a nivel de la salud mental como de la salud sexual, y, por lo tanto, de la salud integral”.
La entrevistada, para explicarnos a qué se llama sexualidades kinky, recurre a otro término que puede sonar más, el BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión y Masoquismo), siglas que incluyen el mundo de la dominación, la disciplina, el sadismo y el masoquismo, categorías dentro de las cuales existen infinitas prácticas que van desde los juegos de roles, fetiches, ataduras e inmovilización, y muchas otras. Sucede que kinky es un término paraguas, dice, y entonces recurre ahora a la traducción al español: “Podría ser extravagante o retorcido, y es lo opuesto al sexo vainilla, que es el sexo coitocéntrico y destinado a la reproducción heterocis. Si bien no tiene una definición técnica, podríamos acordar que son aquellas experiencias íntimas en las que se da un intercambio de poder entre personas, las cuales pueden ser físicas, eróticas, sexuales, psicológicas, espirituales o bien una combinación de las mismas. Caen por fuera de la convención de lo considerado normal: la penetración vaginal, la autoestimulación y el sexo oral. Tristan Taormino, activista feminista estadounidense, usa la palabra torcedura como definición y plantea que abarca a las personas, prácticas y comunidades que van más allá de las ideas tradicionales o mainstream sobre el sexo a la hora de explorar los aspectos eróticos y fantasías; más allá de lo hegemónico o normativo que define los encuentros sexuales compartidos”.
El otro término que convoca a la jornada es prosexo y, sobre eso, Benedetto nos dice: “Hablar de una postura prosexo es, en primer lugar, decir que es una perspectiva de género y, como tal, una posición política que se aleja de los feminismos radicales. Una posición crítica que lucha contra la patologización y medicalización de ciertas prácticas y expresiones sexuales, contra la censura y prohibición del porno y el posporno y del trabajo sexual. Trabaja sobre el pánico moral en relación a lo sexual y contra la criminalización y la estigmatización de les trabajadores sexuales, no solo de aquellas personas que ejercen el trabajo sexual, sino también de actores, actrices y creadores de contenido porno. El eje es la defensa del libre ejercicio de las prácticas sexuales, sean cuales sean. Contra lo que muchas veces se presume, no es una invitación a ir a la hipersexualidad, se corre de emitir juicios y cuestiona la moral dominante de una época. La perspectiva prosexo resguarda la autodeterminación y la capacidad de agencia de las personas y su libre expresión, respeta las trayectorias vitales y sexuales de las personas, más allá de que las compartamos o no”.
No se trata de imponer una práctica o un imperativo de que a todo el mundo le deben gustar o tiene que probar experiencias del kinky o lo que promueve el prosexo. Ya sabemos que no es por ahí. Para la especialista, el foco está en poner a circular información, destrabar prejuicios que causan discriminaciones y experiencias de dolor en muchas personas. Trabajar sobre la importancia de que los contratos sexuales estén basados en el consenso, el consentimiento y la comunicación asertiva. Y, sobre todo, promover la creatividad sexual y erótica, y activar pedagogías de la educación sexual orientadas al placer y al agenciamiento.
“Desde el comienzo de la historia de la psiquiatría y la nomenclatura, las conductas sexuales no heterosexuales, no destinadas a la procreación, han sido vistas -a priori- como patológicas desde la salud. Desde otras áreas, han sido tildadas de pecado, delito o enfermedad, ‘culpables hasta que se demuestre lo contrario’. Quienes se salen de esas normas sexuales aceptadas, en la mayoría de los casos, padecen el juzgamiento y la cancelación en los consultorios de salud mental. Los manuales de diagnóstico siguen patologizando o etiquetando a las personas de enfermas al clasificar a estos comportamientos como trastornos o desórdenes mentales. Eso otorga una justificación psicológica que posibilita y facilita una discriminación y un ejercicio de poder sobre eso”, detalla la sexóloga y organizadora del evento.
La especialista remarca que muchas de las personas que tienen prácticas kinky se sienten estigmatizadas por tener alguna de esas preferencias e, inclusive, existen demandas que piden terapias de conversión. Por esos motivos, quienes organizan la jornada consideran que es muy importante trabajar con estudiantes y profesionales de la salud mental para ir cambiando las representaciones sociales y el imaginario alrededor de estas culturas no tan solo para los usuarios, sino también para la sociedad en general.
Contra la tendencia tan común de juzgar y sancionar, estas profesionales ponen a circular información en la universidad como una apuesta, tanto para las personas usuarias, practicantes o para profesionales de salud mental, a escuchar a gente de la academia plantear que estos comportamientos sexuales son uno de tantos del repertorio infinito de las trayectorias sexuales de las personas. “Corrernos de la enfermedad puede ser una experiencia, al menos, aliviadora. Tengo la convicción de que les profesionales de la salud mental podemos ayudar a las personas a deshacerse de las vergüenzas que generan la discriminación internalizada y la culpa sobre estas peculiaridades eróticas”, agrega Benedetto.
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: A/D.