Cuarta ola

Cuarta ola
24 mayo, 2022 por Redacción La tinta

¿Seguimos hablando de COVID? Seguimos hablando de COVID. Y llegó el frío, llegaron las gripes y el bicho no se fue. Estamos en plena cuarta ola y se espera, por lo menos, una más antes de fin de año. El especialista Rodrigo Quiroga, de CONICET, nos refresca info y nos explica data dura, analizando el primer año de pandemia. ¿Sugerencias? Las de siempre: vacunas, ventilación y barbijos para no reinfectarse. COVID número mil, te odiamos.

Por Redacción La tinta

Cuarta ola y contando

Rodrigo Quiroga es bioinformático, docente en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) e investigador de CONICET. Hace ya dos años y pico que lo consultamos y, aunque ya quisiéramos que fuera por otras razones, es para pedirle información sobre la COVID y su desenvolvimiento. Desde que empezó el escenario pandémico mundial, Quiroga fue edificando un lugar en las redes sociales donde comparte y aporta datos claros, proyecciones estadísticas y análisis de la coyuntura epidemiológica.


¿Qué pasa hoy, mayo de 2022? “Estamos en el medio de una cuarta ola muy importante, está habiendo muchísimos contagios y todo indica que, en cuanto a esto, cuando pase la ola (y ya haya terminado, entre comillas), la cantidad de infectados va a estar entre un 50% o un 100% de lo que ocurrió en enero. Y recordemos que enero significó más de 10 mil fallecidos por COVID registrados oficialmente y sabemos que podrían ser más”, dice Quiroga, aunque aclara que, con los cambios en el sistema de monitoreo, va a ser muy difícil darnos cuenta hasta que no salgan los datos de mortalidad.


El especialista explica que muchas personas que ya habían tenido COVID y ya estaban vacunadas se están reinfectando y sabemos que esto es una característica de estas variantes que andan dando vueltas: Ómicron y la BA.2 (que es la que hoy está causando este aumento de casos). “La sugerencia de los cuidados ya casi que no pasa por evitar infectarse una vez, sino por disminuir la cantidad de veces que nos vamos a infectar en el próximo año. Ya hemos tenido dos olas, estamos en la segunda muy importante en menos de 6 meses y probablemente tengamos, al menos, una más en lo que resta del año. Todo sugiere que las variantes Ómicron BA.4 y BA.5 (detectadas en Sudáfrica) o la BA.2,12.1 (de Nueva York) tienen mayor capacidad de infección que BA.2, entonces se espera que alguna de esas tres producirá una nueva ola a nivel mundial”.


Según Quiroga, el gran problema es que desconocemos el riesgo asociado a múltiples infecciones. Lo que sí sabemos, dice, es que en cada reinfección tenemos una cierta probabilidad de enfermedad grave. “Entonces, es importante intentar, cuando los casos suben, retomar cuidados y colocarse las dosis de refuerzo para intentar evitar ese contagio en lo posible o que, si nos contagiamos, sea después de la dosis de refuerzo, cuestión que minimiza los riesgos”, enfatiza.


Respecto de “aprender a convivir con el virus”, el investigador es claro: “Se dijo mucho y eso no significa resignarse a los contagios, la enfermedad, las hospitalizaciones y los fallecimientos que va a implicar cada ola sucesiva, sino justamente utilizar lo aprendido para intentar minimizar ese impacto. Después de la pandemia de cólera, no dejamos de lavarnos las manos ni las verduras. Después de la pandemia de sida, no dejamos de usar preservativos. De la misma manera, creo que, cuando haga falta, cuando haya aumento de circulación viral, tenemos que retomar los cuidados que pudimos haber abandonado cuando la circulación era baja. Los tres pilares para esta y futuras olas: refuerzo de vacuna, barbijo y ventilación”. Rodrigo recalca que, en invierno, no hace falta pasar frío ni hace falta tener las ventanas abiertas de par en par: “Cuando hacen 5 grados afuera, con abrir unos centímetros solamente ya es suficiente porque mientras mayor es la diferencia de temperatura entre adentro y afuera, menos apertura de ventanas necesitamos para lograr el mismo nivel de ventilación”.

Por último, respecto a los barbijos, el investigador dice, en diálogo con La tinta, que nos faltó dar un paso adelante y entender que los barbijos de tela son muy poco protectivos y que los quirúrgicos, para que sean efectivos, tienen que estar muy bien colocados. “La verdadera protección surge de usar los KN95, KF94 o N95, que son barbijos descartables, pero esto no significa que se usan una vez y se tiran, sino que no se pueden lavar. Pero se pueden reutilizar hasta que se rompan, se manchen o dejen de ajustar a la cara, o, en su defecto, cuando nos cueste mucho respirar, porque se van tapando los poros con las partículas de polvo del aire”. En este sentido, Quiroga explica que pueden durar de una a tres semanas y que es muy importante, en especial para el personal de salud, para usar en hospitales, en farmacias, en el transporte público o en eventos masivos puertas adentro.

Un análisis del 2020

La semana pasada, el especialista publicó un hilo en Twitter donde la idea fue investigar, en los datos de mortalidad, qué ocurrió realmente durante el 2020. “Bueno, todos sabemos que, así como hay subregistro de casos COVID, lo mismo ocurre con las internaciones y los fallecimientos. Muchas veces, además, -por ejemplo- en los fallecidos no se pone COVID como causa de muerte o se pone, pero esto no llegaba a aparecer en el Registro a nivel nacional de donde se derivan los reportes diarios. Ir a los estudios de mortalidad, a las estadísticas vitales de Nación es una manera de tener datos más certeros sobre lo que realmente ocurrió y cuál fue su impacto realmente en mortalidad durante el primer año de la pandemia”.

Quiroga desglosa los datos y nos explica los gráficos compartidos. Lo que se ve, primero, es que el impacto durante ese primer año en las distintas provincias fue extremadamente heterogéneo. “Hubo provincias a las cuales se les criticó por lo estrictas que fueron las medidas y cómo se controlaba, pongo el ejemplo de Formosa o de Catamarca. Sin embargo, vemos que prácticamente no tuvieron COVID durante 2020. Muchos decían: «Es porque no registran o no testean». Y la verdad es que tuvieron menos fallecidos que en 2019. En cambio, en las provincias realmente golpeadas por la pandemia, duramente, como Jujuy o Tierra del Fuego, hubo un 50% más de fallecidos en 2020 que en 2019”.

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(Imagen: La tinta)

Según el bioinformático y químico: “El take home message, digamos, el mensaje para llevarte a casa de esto es que las medidas estuvieron bien implementadas. En las provincias que hicieron las cosas bien, realmente estas medidas resultaron salvando miles de vidas y, en definitiva, estas no fueron al vicio, claramente lograron su objetivo y muchas veces no tenía que ver con una cuarentena eterna, sino con controlar los ingresos, por ejemplo. En Corrientes, que tuvo un muy buen desempeño con un bajo impacto de muertos por COVID, se implementó un sistema donde los camiones de carga y descarga tenían un centro destinado a tal fin, afuera de la ciudad, y entonces podemos decir que hubo una serie de medidas que claramente funcionaron, de las cuales aprender y revisar a futuro, porque no creo que sea la última pandemia. Obviamente, 2021 es otro cuento, donde incluso hubo decisiones judiciales que afectaron la implementación de las medidas”, explica el investigador.

Por otro lado, en el hilo, el científico analiza también el subregistro de muertes COVID y aclara que no quiere decir que sea una cuestión dolosa, es decir, con la intención de ocultar, sino que hubo provincias que se tomaron el trabajo de revisar los certificados de defunción y de cargar todo lo que no había sido cargado adecuadamente, y otras que no lo hicieron. “Claramente, las que no lo hicieron registraron un porcentaje muy inferior de las muertes reales por COVID. Entre las que peor registraron, están Santiago del Estero, Córdoba, Jujuy y Salta. De esto, puede sacarse otra conclusión a partir del análisis de los datos: que hubo provincias donde hubo muchos más fallecidos por COVID de lo registrado y probablemente esto también haya ocurrido de igual manera en esas provincias en el 2021. Con respecto a las provincias que hicieron bien las cosas en el 2020 y contaron bien, no necesariamente quiere decir que haya sido así en 2021, pero sí las que tenían subregistro, probablemente eso haya continuado y el impacto en fallecidos de la pandemia haya sido mucho mayor que el que apareció en las cifras oficiales”, concluye Quiroga.

*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: La tinta.

Palabras claves: CONICET, covid-19, pandemia

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