Turning Red: crecer para entender a nuestras madres

Turning Red: crecer para entender a nuestras madres
6 abril, 2022 por Redacción La tinta

Por Macarena Peric para La tinta

Desde el estreno de Turning Red que mapadres conservadores han puesto el grito en el cielo porque una película de Disney/Pixar (¡después de tan solo 99 años!) mostraba toallitas en la pantalla grande y hacía alusión directa a la menstruación.

Pero tanta excitación por este panda rojo casi tira por la borda el entramado maravilloso que se construye entre Mei (Rosalie Chiang), la protagonista, y Ming (Sandra Oh), su mamá.

“Turning Red”, en idioma original, o simplemente “Red” para Latinoamérica, es una película acerca de la transición de niña a adolescente de Mei, una joven de ascendencia china que vive en el Toronto de 2002.

Pero este camino hacia el autodescubrimiento que recorre la protagonista se desarrolla de una manera un poco peculiar: cada vez que Mei siente una emoción fuerte (ya sea enojo, vergüenza, emoción, alegría…), ¡se convierte en un gran panda rojo!

Y, aunque pueda sonar sorprendente, esto no es ni por cerca lo más novedoso que vemos en esta nueva producción del estudio del ratón.

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(Imagen: fotograma Turning Red)

No solo es la primera vez que Disney muestra paquetes de toallitas en una de sus películas infantiles, sino que también es una de las pocas producciones donde vemos a una madre tan presente, participativa y con una historia igual de compleja que la de su hija adolescente.

Incluso esta novedad se vuelve aún más interesante de ver cuando notamos que la película, en medio del caos que se desata en la vida de la protagonista, intenta perdonar la acción de la madre, en línea con la mirada feminista que tuvo auge en los últimos años: “Mamá estaba haciendo lo mejor que podía”.

Cuando Mei libera a su panda rojo en su esplendor, vemos cómo sus amigas se fascinan con esta faceta desconocida (incluso para ella). Contrario es lo que sucede con Ming, que lo ve como una amenaza y teme que arruine la vida de su hija.

Pero a medida que avanza la película, podemos ver con claridad que no es en Mei (ni en sus elecciones) en quien no confía, sino que carga un enorme temor porque su hija de trece años sufra las mismas heridas que ella vivió en su adolescencia.

Y si bien es verdad que esto la termina convirtiendo a Ming en una madre sobreprotectora, controladora y a veces demasiado autoritaria, la trama busca ser indulgente con ella, mostrando su lado vulnerable y prácticamente narrando una disculpa implícita.

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(Imagen: fotograma Turning Red)

Más allá de las distintas dinámicas familiares (que son muchas y muy diversas), hay algo en la relación con nuestras madres que empezamos a comprender mejor en los últimos años. En una sociedad tan cruel con las mujeres, ¿cómo podría una madre simplemente encontrar la perfecta línea divisoria entre cuidado y libertad?

La pubertad, esa etapa de descubrimiento, de dolor y éxtasis, es dura para quien la transita, pero también lo es para les mapadres. Y sea cual fuera su origen cultural, sabemos que lo es especialmente para las madres, quienes sufren de manera más directa el latigazo de amor/odio que desata la adolescencia.

Por eso, es interesante ver a Turning Red no solo como una película sobre la pubertad, sino también como el surgimiento de una joven adulta, con todas sus relaciones y contradicciones, con la carga del cúmulo de heridas pasadas de madres, abuelas, tías y con la amistad como sostén para atravesar ese momento tan aterrador y confuso mientras decidimos quiénes queremos ser.

Si aún no la vieron, les recomiendo fuertemente hacerlo. La encuentran en Disney+.

*Por Macarena Peric para La tinta / Imagen de portada: fotograma Turning Red.

Palabras claves: Adolescente, película, Walt Disney

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Donde viven los monstruos, cine para la niñez

Donde viven los monstruos, cine para la niñez
20 julio, 2023 por Inés Domínguez Cuaglia

El sábado 29 de julio a las 16, en el Cineclub Hugo del Carril, culmina el ciclo de cine especialmente programado para infancias. Con la proyección del film “Donde viven los monstruos”, que da nombre a la propuesta, es una invitación para viajar y flashearla desde la butaca. ¿Por qué invitar al cine a las personas más pequeñas del hogar? En esta nota, conversamos sobre esto y más con Lucrecia Matarozzo, programadora del ciclo.

Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta

Mientras las vacaciones escolares van llegando a su fin, una pasadita por el cine es un planazo. No solo para cuando las alternativas en el hogar se acaban, sino también para compartir tiempo con las niñeces de una forma distinta. Cine para zambullirnos en otros mundos, aliados en desarrollar la imaginación y abrir la puerta a preguntas disparatadas e insólitas. Para escuchar nuevas músicas y visitar otras latitudes sentadxs en una butaca, compartiendo historias.

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Película «La historia sin fin»

Desde La tinta, conversamos con Lucrecia Matarozzo, programadora del ciclo de cine para infancias “Donde viven los monstruos” del Cineclub Municipal Hugo del Carril.


“Un puñado de películas para viajar a distintos lugares y en diversos medios. A la luna o a Marte, en cohete o en una vieja camioneta; en globo aerostático, en el lomo de una jirafa de paseo por la sabana africana o en un barco en la noche con Max. Además, bandas sonoras especiales para acompañar: tangos, música indie, africana, clásica… Por supuesto, también animales encantadores. ¡Vámonos de viaje!”, dice Matarozzo.


¿Qué pueden encontrar las infancias en el cine? ¿Por qué es importante ir al cine desde pequeñxs? En este sentido, Matarozzo dice que “es como con nosotrxs, las personas adultas. Ver películas es una forma de alimentarse también, de descubrir lugares nuevos, paisajes distintos, otras realidades. Las películas movilizan ideas y también nos hacen pensar. Algunas de esas ideas no siempre se vinculan con lo racional, sino también con lo emocional. Otras nos descolocan y nos dejan preguntas”. Para ella, en el cine, ese pensar se da como experiencia colectiva, “en la sala pensamos con otrxs, hay algo también en el hecho de que haya otras personas emocionándose, riéndose en diferentes partes. De alguna forma, esto modifica nuestra percepción. Ir al cine es distinto que ver una peli en casa, en solitario”.

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Película «Kirikú y las bestias salvajes»

El ciclo “Donde viven los monstruos” se caracteriza por la gran diversidad de temáticas, formatos y procedencias. Es una selección de largometrajes y cortometrajes de Argentina, Francia, Alemania y Estados Unidos. “Esa diversidad nos parecía interesante, como una forma de vincularse con el cine, como obra compleja. No solamente desde lo estético, sino también desde la propuesta musical. Por ejemplo, ‘Kirikú y las bestias salvajes’ es una película que está ambientada en la sabana africana, entonces tiene toda la riqueza del paisaje, de los animales salvajes y una propuesta de música tradicional de Senegal”.


Ya pasaron por el Auditorio Fahrenheit: “Kirikú y las bestias salvajes”, “El monje y el pez”, “Pajaritos”, “La historia sin fin”, “Luminaris”, “Viaje a Marte”, “Viaje a la Luna”, “Wallace y Gromit: La gran excursión” y “Fantasía”.


La programadora del ciclo apunta a la variedad de inspiraciones de las que se sirven los realizadores de las películas que seleccionó. En su mayoría, se trata de adaptaciones literarias, como “La historia sin fin”, que es un film basado en el libro de Michael Ende, “La historia interminable”. De alguna manera, este ciclo tiene que ver con un encuentro con la literatura desde las imágenes en movimiento. Todas las propuestas tienen una intención estética de sonido e imagen sumamente rica y atrapante.

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Película «Donde viven los monstruos»

El sábado 29 a las 16 horas en el Cineclub Hugo del Carril, culmina el ciclo con la proyección de la peli que le da nombre, “Donde viven los monstruos”, que es una invitación a pensar el cine no solo desde lo visual, sino disfrutando también de la hermosa banda sonora que hizo Karen O. “En esta película, el protagonista, Max, se encuentra en un viaje con algunos monstruos. Algunos son parecidos a él en su costado más tierno. Otros también en su costado más salvaje. La película narra un viaje de ida y vuelta. Desde un lugar en donde los monstruos tienen rienda suelta para volver al calor del hogar, a la calma, a lo amoroso”.

Lucrecia explica que la elección de este film como nombre del ciclo tiene que ver con desnaturalizar la idea de que el universo infantil está sólo vinculado con lo ingenuo, dulce y hermoso. Busca pensar en lo monstruoso como algo que es cotidiano para las personas pequeñas y adultas. El cine, las artes audiovisuales como una hermosa complejidad, propone un viaje al infinito y más allá, apto para todas las edades, desde más pequeñxs mejor.

La cita es el sábado 29, 16 horas.

*Por Inés Domínguez Cuaglia para La tinta / Imagen de portada: Película «Donde viven los monstruos».

Palabras claves: Cineclub Municipal Hugo del Carril, infancias

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