Temen graves impactos en la salud en Traslasierra por antenas de telefonía móvil

Temen graves impactos en la salud en Traslasierra por antenas de telefonía móvil
2 noviembre, 2021 por Redacción La tinta

Por Laura Isod para La tinta

Durante la tarde del pasado 29 de octubre, la localidad cordobesa de Luyaba fue sede de una conferencia pública organizada por el Foro Ambiental Traslasierra-Línea Fundadora (FAT-LF) y vecinos autoconvocados alrededor de las antenas de telefonía y sus efectos en la salud. La realización de esta actividad dejó en claro dos situaciones: la grave magnitud del problema y la aún escasa organización de la población para hacerle frente.

La conferencia contó con las exposiciones de Luis Jiménez, referente del FAT-LF; Medardo Ávila Vázquez, médico catedrático de la Universidad Nacional de Córdoba y coordinador de la Red Universitaria de Ambiente y Salud, y Marcela Somaré, directora de la Escuela Primaria “Emilio Felipe Olmos” de Luyaba.

Jiménez expuso una clara aproximación a los aspectos legales de esta problemática, advirtiendo la desprotección a la que están expuestas las personas que viven alrededor de antenas de telefonía. En este sentido, señaló que “la normativa que regula las radiaciones electromagnéticas en la Argentina es de 1995, año en que recién comenzaban a aparecer los teléfonos celulares, y desde entonces fue modificada en dos ocasiones, la última en 2004”. Destacó que “esta normativa (202/95) regula un límite de irradiación muchísimas veces mayor que la que permiten otros países”.

Asimismo, llamó la atención sobre la inexistencia de una Ley al respecto en Argentina, a diferencia de otros países del continente y del mundo, atendiendo al hecho de que, “si bien de 2002 a 2020 se ha presentado al menos una iniciativa anual en el Congreso Nacional, ningún proyecto llegó a ser aprobado”.

“Por el contrario –enfatizó Jiménez-, en 2018, un decreto presidencial estableció un Sistema de Ventanilla Única para la instalación de estructuras soporte de antenas, para la prestación del Servicio de Comunicaciones Móviles con la finalidad de agilizar el otorgamiento de sus correspondientes autorizaciones, permisos o habilitaciones de ubicación, construcción e instalación, mediante la coordinación entre autoridades nacionales, provinciales y de la CABA, y municipales”.


Por su parte, el doctor Ávila Vázquez desarrolló un resumen detallado de recientes estudios que demostraron que “las radiaciones de antenas de telefonía celular producen daños en la salud, especialmente en los niños”. Llamó la atención sobre la particular vulnerabilidad de los cuerpos en crecimiento cuyas células y conexiones neuronales aún son inmaduras, y sobre el hecho de que estas nuevas generaciones “estarán expuestas durante mucho más tiempo que las anteriores a estas radiaciones si no logramos pararlas o limitarlas”.


Advirtió que la revisión de cientos de estudios epidemiológicos sobre poblaciones expuestas a campos electromagnéticos de radiofrecuencia, cuyas conclusiones fueron publicadas en los últimos años, encontró “problemas inmunológicos, trastornos de los canales de calcio en membranas celulares, daño a estructuras genéticas, trastornos conductuales, mayor proliferación de astrocitomas y células cancerosas en humanos y animales de laboratorio”. Destacó especialmente un estudio a largo plazo (diez años) realizado por el Programa Nacional de Toxicología del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos en ratas de laboratorio, publicado en 2018, que mostró el aumento de la incidencia de tumores de cerebro y de corazón en aquellos individuos expuestos a este tipo de radiaciones.

Tras citar numerosos estudios recientes que verificaron la genotoxicidad producida por las antenas de telefonía, Ávila Vázquez afirmó que “los niños no deben estar expuestos a radiaciones electromagnéticas”. Mencionó la existencia de recomendaciones derivadas de lo señalado al respecto por la Organización Mundial de la Salud que, en 2014, establecía que “no debía haber torres de celulares cerca de las escuelas y los parques infantiles”.

Denunció que estas recomendaciones luego fueron modificadas, debido a que “la presión de las empresas de telecomunicaciones es muy fuerte”. Expuso su indignación frente al comportamiento de las autoridades políticas asociadas a la industria de estas tecnologías, quienes en los últimos años derogaron regulaciones que protegían a las poblaciones más vulnerables. Finalmente, consideró que “la conexión a internet en las escuelas debe facilitarse por cable, prescindiendo del uso de Wi-Fi, tal como se hace en Alemania, Suiza, Dinamarca o Francia”.

El médico acompañó la iniciativa de abrir el debate y la participación sobre la instalación de antenas. Mencionó como referencia el caso de la Ciudad de General Güemes, en la provincia de Salta, donde una comunidad de vecinos organizados, luego de años de movilización, lograron la sentencia de un Juez Federal para la remoción de tres antenas de telefonía móvil a cuya presencia fueron asociados cerca de ochenta fallecimientos por cáncer, tumores y accidentes cerebrovasculares. 

Por último, Marcela Somaré relató su experiencia como docente de una escuela rural en el departamento de Río Cuarto durante 2014, cuando propuso trabajar la temática de los teléfonos celulares en la Feria de Ciencias. A raíz de esta actividad, la comunidad educativa logró tomar conciencia sobre el modo en que la utilización de estas tecnologías afecta los hábitos sociales y los vínculos interpersonales, abordando la dimensión sociocultural de esta problemática. Dos meses después de la iniciación de este debate en la escuela, la comunidad logró frenar la instalación de una antena que empresas de telefonía pretendían instalar frente a su edificio. 

Somaré llamó la atención sobre “las diferencias de actitud entre los países desarrollados y los de este lugar del mundo”, advirtiendo que “cuando se prohíben ciertos contaminantes en Europa, acá se permiten”. Reflexionó sobre el hecho de que los rangos de radiación permitidos en Argentina son llamativamente mayores que en otros países y remarcó la “similitud de esta situación con las licencias que los gobiernos dan a la aplicación de agrotóxicos que están enfermando a los territorios”.

Finalmente, con gran claridad didáctica, Somaré expresó: “Si abrimos la heladera y algo huele rancio, y no sabemos si está bien o mal, por las dudas no lo comemos, ¿no es cierto? Lo mismo debería pasar con otras cosas, incluso más peligrosas”. Subrayó la necesidad de una “educación biocéntrica” y la urgencia de abordar desde las pedagogías la defensa y protección de la vida.

De la conferencia también participaron personas afectadas por antenas de telefonía, que desde hace más de diez años vienen sosteniendo una batalla desigual en sus localidades. María Soledad, una joven mujer de la ciudad de Cura Brochero, víctima reciente de un ACV, relató la pérdida de su hija de 20 años a raíz de un cuadro de epilepsia provocado por una antena de telefonía instalada a menos de 100 metros de su casa. “El mayor obstáculo –expresó- fue la falta de movilización de los vecinos”.

Como cierre de la actividad, se realizó un experimento con un instrumento medidor de radiaciones, convirtiendo en sonido las ondas emitidas por los celulares. Con esta experiencia, se buscó visibilizar y llamar la atención sobre la necesidad de generar conciencia acerca del uso de estas tecnologías.

La reunión fue esclarecedora respecto del riesgo que las antenas significan para la salud de las poblaciones y también permitió reflexionar sobre la creciente y preocupante presencia que estas tecnologías tienen en nuestra vida cotidiana. Asimismo, sirvió para advertir la escasa información que llega a los vecinos frente a estas situaciones.

*Por Laura Isod para La tinta / Imagen de portada: A/D.

Palabras claves: Antenas, cordoba, Telefonía celular, Traslasierra

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