Después de Monsanto: memorias y aprendizajes de una lucha histórica en Córdoba
Este 18 de septiembre, decenas de personas se reencontraron en la plaza de Malvinas Argentinas para conmemorar la lucha socio-ambiental que impidió la instalación de Monsanto en esa ciudad. Ocho años después del inicio del bloqueo a la multinacional, recorremos algunos recuerdos y enseñanzas que dejó aquella aventura colectiva.
Por Lucía Maina Waisman y Luciana Mautoni para La tinta
Desde este fin de semana, una escultura materializa en la plaza San Martín de Malvinas Argentinas la histórica lucha del pueblo cordobés contra Monsanto. Un camino lleno de dificultades, alegrías y desafíos que duró unos cuatro años y que finalmente impidió instalar una de las plantas de acondicionamiento de semillas transgénicas más grandes del mundo en esa localidad.
La obra, realizada por lxs artistas Elia Bizaro, Analia Mamut y Andrés Torregiani, fue inaugurada en el marco de la actividad organizada por la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida para conmemorar un nuevo aniversario del primer festival Primavera Sin Monsanto y el inicio al bloqueo de la planta que la corporación pretendía construir.
Desde La tinta, conversamos con algunas de las tantas personas que formaron parte de esa lucha socio-ambiental para reavivar la memoria popular y recuperar recuerdos y aprendizajes de aquel proceso colectivo.
Memorias de un pueblo
“Lo que siempre tengo presente es el 18 de septiembre de 2013, cómo comienza todo: la confluencia de la gente en un espacio tan aislado como eran las puertas mismas de la planta que quería hacer Monsanto, para mí, fue algo mágico. Me acuerdo patente que cambió el tiempo, empezamos con una mañana con calorcito y después estábamos bañados en tierra, con un viento que lo llevaba todo. Y la gente que llegaba y llegaba al Festival Primavera Sin Monsanto, y después muchos ya nos quedamos ahí. Pensábamos que si no nos metíamos antes, al otro día, nos iban a vallar para no dejarnos pasar y allá fuimos. La primera noche del bloqueo fue pensar qué hacíamos ahí, en medio de la nada, con un fueguito, pero era la decisión que habíamos tomado entre varias y varios porque desconfiábamos mucho del gobierno, y uno ya venía viendo que la Justicia nos iba pateando. Pienso en la audacia que tuvimos en ese momento, convencidos de lo que queríamos hacer, que de ahí no nos íbamos a ir, porque si no nos plantábamos nosotros que estábamos convencidos de lo que queríamos para el futuro de Malvinas, esto no hubiera sido posible”.
Ester, vecina de Malvinas Argentinas.
“Recuerdo que en una de las primeras horas que estábamos ahí en el bloqueo, vino una chica de Colombia. Ay, Dios, lo cuento y me emociono… Estábamos charlando ahí y decíamos: qué bueno la unidad de las luchas y las formas de pensar frente a alguien que nos viene a hacer daño… la unidad latinoamericana. Y así hubo muchas otras charlas con otros compañeros del país y de América Latina que se acercaban”.
Lucas, vecino de Malvinas Argentinas.
“Algo que me quedó grabado fue cuando vi a mi compañero Lucas con muchas balas de goma en el bloqueo, en el puesto camiones, en una represión de la policía, infantería, una de las tantas golpizas que nos dieron. Verlo con esa cantidad de balas de goma en su cuerpo, tirado en el piso ensangrentado, llorando del dolor, es algo inolvidable para mí. Fue un momento muy feo y de mucha tristeza”. “Otro momento que recuerdo fue cuando llegaron 10 camiones de Monsanto que traían materiales, que nos tiramos todos delante de los camiones para pararlos. Y cuando vi al último camión que empezó a irse marcha atrás, fue una satisfacción tan grande que no lo podía creer”.
Eli, vecina de Malvinas Argentinas.
“Me acuerdo que con nuestro grupo, Contraarte, estuvimos en varias plazas, en los festivales Primavera Sin Monsanto, haciendo actividades con los chicos y con la gente. Hacíamos acciones y juegos con los vecinos, que algunos estaban enterados de lo que estaba pasando y otros no. Una vez, hicimos una kermés donde se llenó de gente, todos los chicos y los padres estaban entusiasmados, y uno desde ahí, desde una actividad que no era específicamente de difusión y concientización, podía acercar lo que estaba pasando. Fue muy importante porque podíamos palpar que uno, desde el arte, hace su aporte para la causa”.
Elia, artista, integrante de Contraarte y co-autora de la escultura en homenaje a la lucha contra Monsanto.
“Siempre me acuerdo del día que nos dijeron extraoficialmente que Monsanto se iba de Malvinas Argentinas. Precisamente ese día, había una reunión en el bloqueo y yo fui y di esa noticia entre nosotros. Me acuerdo las caras y gestos de que no lo podían creer. Algunos festejaron, algunos esperaron la noticia oficial. En ese momento, se pensaba que todavía había que sostener el bloqueo, había gente que se resistía incluso, porque no quería abandonar el espacio. Después, eso se difundió a una velocidad increíble y el pueblo de Malvinas salió a festejar con todas las personas que estaban en el bloqueo”.
Rula, vecino de Malvinas Argentinas.
Aprendizajes de una historia colectiva
“Yo siempre digo: lo que me pasó fue desaprender para aprender. Porque esta lucha significó para mí salir de mi confort, de mi baño, de mi agua potable, de la cama de mi dormitorio e ir a un lugar donde tenía que hacer fuego en el piso para calentar el agua, para cocinar, dormir en un pedazo de madera a la intemperie prácticamente. Desaprendí el estar en mi casa, donde estaba con todos los lujos, y salir a donde me faltaba todo por una lucha”.
Eli.
“Una de las cosas lindas que pasaron fue aprender a comer sano, que hay otra forma de cocinar y de obtener nuestros alimentos. Esa es una enseñanza que hoy sigo poniendo en práctica y que aprendí de las diferentes personas que llegaban al bloqueo. Ese equilibrio de empezar a consumir ciertos alimentos cotidianamente, poder alimentarme bien, dejar cosas como el azúcar que ya no consumo, el aceite cocido, productos enlatados o envasados. Al saber que se puede comer bien y sano, lo apliqué en mi vida, con mis hijos y con mis nietos ahora, y eso es lo lindo, porque una también va transmitiendo esto”.
Ester.
“Desde esta experiencia, yo empecé a considerar que participar de organizaciones te cambia como persona, ese fue el aprendizaje para mí. Porque yo siempre estaba en lo individual y acá empezabas a ver un poco más a nivel grupal, a pensar en las organizaciones como conjunto, en que lo colectivo era lo que funcionaba. Yo en mi persona rescato eso y veo que en muchas personas generó lo mismo”.
Rula.
“En esta lucha, dejé de ser ingenuo y aprendí la solidaridad mutua. La solidaridad no es algo que sea tan fácil: decirlo es una cosa, practicarlo es otra. Y ahí se vivía el amor, el acompañamiento. Muchas veces, uno se siente solo, pero cuando uno puede ver hacia afuera, ahí ve que hay mucha gente acompañando, siguiendo, a pesar de las diferencias, no solo gente de Malvinas, sino de Córdoba, Argentina, América Latina y el mundo. Acá están sus manos también”.
Lucas.
“El aprendizaje es que siempre la lucha es colectiva y todas las acciones que tienen fuerza son colectivas. Porque si no hubieran participado todos los colectivos que apoyaron a esta lucha, no sé si hubiera tenido la visibilidad que tuvo. El pueblo de Malvinas realmente sostuvo esa lucha, pero el apoyo de todos también ha sido importante para sostener. Lo importante es eso, que fue una lucha compartida”.
Elia
*Por Lucía Maina Waisman y Luciana Mautoni para La tinta / Imagen de portada: Luciana Mautoni.
