Un millón de firmas para incluir la pregunta sobre lenguas indígenas en el Censo 2022
¿Qué sabemos sobre las lenguas indígenas que habitan en Argentina? El Tejido de Profesionales Indígenas lanzó una campaña para que el Estado incluya la pregunta sobre las lenguas indígenas en el Censo Nacional 2022. Un paso importante para el reconocimiento y la visibilización de las culturas originarias.
Por Julieta Pollo para La tinta
En Argentina, habitan múltiples y variadas lenguas, y por cada una de ellas hay un modo de pensar y sentir el mundo. El plurilingüismo que nos caracteriza como pueblos es una de las facetas aún hoy negadas desde los organismos oficiales del Estado. Es por eso que el Tejido de Profesionales Indígenas y el Colectivo de Investigadores en Pueblos y Lenguas Indígenas están impulsando una junta de firmas para incluir la pregunta sobre lenguas indígenas en el próximo Censo Nacional, que se realizará en 2022. “Es una invitación para construir poder desde, con, por y para los pueblos originarios”, indican desde la agrupación y agregan: “Nuestra lucha no es menor ni es cualquier lucha, es la lucha por la visibilización de nuestra propia existencia, de nuestras lenguas, nuestros modos de habitar el mundo”.
Cada censo nacional es una radiografía sobre la cual se asienta el diseño de cualquier política pública. La omisión histórica de esta pregunta contribuye a la generación de políticas públicas que solo habilitan derechos para les monoparlantes en castellano, además de naturalizar la exclusión de algunes ciudadanes por la lengua que hablan.
Desde la agrupación, indican que, si el censo está mal hecho desde su formulación precensal, los datos no son certeros o hay subregistro. Por eso, demandan que el INDEC incorpore mejoras en las preguntas sobre diversidad lingüística en el bloque específico referido a Pueblos Indígenas, que haga lugar al Cupo de Censistas Indígenas Plurilingües en el operativo, que garantice la capacitación en materia étnica a la totalidad de los censistas y que transfiera una copia de los resultados sin procesamiento de datos a las organizaciones.
Desde La tinta, conversamos con integrantes del Tejido de Profesionales Indígenas para comprender qué son los derechos lingüísticos, cuál es la importancia de censar todas las lenguas y de qué modo podemos promover las culturas de los pueblos indígenas.
¿Qué es el Tejido de Profesionales Indígenas?
“El Tejido de Profesionales Indígenas es un grupo de profesionales que integran distintos Pueblos Indígenas de Argentina: mapuche, qom, wichi, tapiete, coya, guaraní, diaguita, entre otros. Desde este espacio, se pretende generar un diálogo de saberes, desde nuestras propias epistemes. Consideramos que el diálogo de saberes nos permite sostener un buen vivir: hay ciencia, sabidurías milenarias en todas las áreas, arquitectura, filosofía, medicina, agricultura, entre otras”, sostiene Laura Inés Méndez, pueblo coya-omaguaca, Lic. en Comunicación Social, docente y militante de la comunicación Indígena con identidad.
“Por mucho tiempo, no fueron considerados los aportes de nuestros conocimientos y desde el Tejido de Profesionales Indígenas pretendemos aportar en ello. Ejemplo de esto es solicitar al INDEC que incorpore nuestras propuestas en cuanto a la etapa precensal: las preguntas, los censistas plurilingües, la capacitación en derechos indígenas y el diseño comunicacional».
¿Qué entendemos por derechos lingüísticos?
“Son derechos específicos de los pueblos originarios, son derechos colectivos dado que la lengua se transmite en un contexto familiar y comunitario para la reproducción social de la vida de un pueblo-nación. En mi caso, mapuche”, indica Verónica Azpiroz Cleñan, mujer mapuche, politóloga y madre de Kajfüñam. “Nosotros somos un yo-nosotros/as. Como persona individual, puedo no haber tenido como primera lengua el mapuzungun porque mi familia no la mantuvo como acto de resistencia por la política de eliminación del indio del Estado Argentino en el siglo XIX, sin embargo, mi lengua de origen, mi lengua despojada, mi lengua silenciada es el mapuzugun”.
Verónica explica que la lengua de su nación mapuche es la que marca las condiciones étnicas diferenciadas que tiene con otras sociedades, con otros pueblos, sean indígenas o no. “La lengua es la marcación colectiva de la identidad sociocultural que portamos. Tengo/tenemos derecho a recuperarla, a hablarla, a comunicarme con mis hermanos/as en la lengua madre de mi pueblo-nación. Cada hijo/a nuestra, aun si no la hablara, tiene el derecho de aprender el mapuzungun como segunda lengua en el espacio de la segunda socialización: el jardín de infantes, la escuela primaria y en todo el trayecto de la educación formal”.
En 1996, se aprobó la Declaración Universal de Derechos Lingüísticos y un llamado a la acción de los Estados es la realización del Decenio de las Lenguas Indígenas (2022-2032), promovido por la UNESCO: “Sería hermoso que Argentina iniciara su 2022 acoplándose en el Censo a este Decenio Internacional».
«Está naturalizado que el genocidio de los 70 debe ser reparado y nos parece bien, pero, además, es necesario reparar el anterior genocidio y silenciamiento de nuestras lenguas, voces y expresiones orales. No como un deber/obligación -aunque sí lo es-, sino porque la diversidad lingüística y cultural es un modo de sentipensar el mundo/vida que enriquece la convivencia democrática».
¿Por qué censar las lenguas que habitan los territorios?
“Es importante censar a nuestros pueblos con el nombre de cada uno de ellos porque la mayoría de la ciudadanía argentina no logra nombrar ni diez pueblos originarios y somos más de 39”, sostiene Patricia Ledesma, warriache, mujer mapuche viviendo en la ciudad, nieta de Avelina Melín y educadora especializada en Lenguajes Artísticos.
“Es vital censar las lenguas que aún están vivas porque algunas están en peligro de desaparición. Se necesita una política lingüística urgente que revitalice, reponga, fortalezca su uso. Sobre las estadísticas, se proyectan políticas públicas y, si no se hacen bien las preguntas, los resultados no van a ser fidedignos a nuestra realidad. Incorporar personas hablantes de las lenguas indígenas mejora el nivel de respuesta. Censar es visibilizar quiénes estamos siendo, qué lugares habitamos. El dato sobre nuestras lenguas es urgente, porque se traduce en derechos para nuestras comunidades que, de otra manera, quedan excluidas de un modelo de país”, dice Patricia y agrega que existen antecedentes en Guatemala, Colombia, México y Bolivia.
En cuanto a los desafíos que enfrentan los pueblos indígenas en relación a sus culturas, Patricia sostiene que son muchos, pero que el eje principal para problematizar es la falta de reconocimiento: “Muchos de nosotros hemos sido despojados de nuestros territorios e iniciado nuevas vidas en ámbitos urbanos, lo cual nos somete a vivir de una manera que, en la mayoría de las veces, no es la elegida. Nuestro país se organizó en una perspectiva monocultural, por lo cual, las demás culturas han sido desvalorizadas, ninguneadas, empobrecidas, invisibilizadas”.
El acceso a la información como derecho
Cuando se difunde información por parte del Estado -medidas de prevención de COVID-19, cómo acceder a un aborto seguro, cómo tramitar la Asignación Universal por Hijo, entre otras-, ¿se traduce a las lenguas de les habitantes de cada territorio o solo se realiza en castellano?
Adriana Gerez, diaguita calchaquí residente en el conurbano, trabajadora social especializada en niñez indígena y madre de Nazareno e Inti, explica que existen muy escasas experiencias de «traducción» de comunicaciones oficiales a las lenguas originarias, “y esto ocurre en todos los ámbitos gubernamentales: educación, justicia, salud pública. Tampoco se vehiculiza la información de modo tal que sea accesible para todas y todos. Más allá de los matices y de si las poblaciones originarias viven o no en sus territorios, carecen muchas veces de conexión a internet o bien no cuentan con celulares para bajarse una aplicación para ser vacunados”.
“La educación bilingüe está muy venida abajo. En el ámbito judicial, celebramos alguna sentencia excepcional en lengua originaria como en Santa Cruz, pero es preocupante que el acceso a la justicia sea determinado por la existencia o no de intérpretes o peritos judiciales bilingües. Por eso, se hace necesario que la reforma judicial feminista sea plurilingüe y reconozca el pluralismo jurídico, es decir, que reconozca nuestros propios sistemas de administración de justicia comunitaria”.
Por otra parte, Adriana indica que no existe información oficial que dé cuenta de cuántas lenguas se hablan hoy en día y que la información surgida del último censo «atrasa más de diez años”. “Nuestra pretensión como colectivo es lograr que esa información sea certera, taxativa y lo más cercana posible a la realidad. Consideramos imprescindible involucrar efectivamente a los pueblos en las tareas precensales, porque es un derecho, el derecho a la participación, y una de las recomendaciones que la CEPAL/CELADE ha hecho a los Estados”.
“Negar la existencia de nuestras lenguas ancestrales es seguir sosteniendo una política de asimilación lingüística a través de la lengua dominante, la lengua del conquistador como única válida. El acta de independencia sancionada en 1816 se divulgó en Quechua, Aymará y Guaraní, mostrando el respeto a los pueblos originarios. Por ello, exigimos que se respete a los pueblos originarios incluyendo en el censo todas las lenguas que existen en estos territorios”.
Reconocer, respetar y revitalizar las culturas indígenas
“Las lenguas son sonidos, escritura, grafemas, fonemas… son sistemas que se organizan para nominar el mundo de la vida, son la expresión de cosmovisión, de las cosmovivencias, son los rituales, son música, etc. La lengua es parte de la identidad de las personas, ya que es, al mismo tiempo, singular y vínculo con la otredad. Conocer y re-conocer las lenguas es simple porque es cuestión de respeto por el otro”, puntualiza Carolina Caliva, mujer diaguita-kapayan que vive en Jáchal (San Juan), docente y especialista en la defensa del agua contra la megaminería.
“Con nuestras lenguas existimos, damos cuenta de nuestros pensares y sentires. Hay ideas de nuestra cosmovisión que no tienen traducción literal en la lengua oficial castellana, por lo cual, al olvidarse una lengua, se pierde también un modo de ser y conocer el mundo. Se requiere difusión en los medios de comunicación, legitimación en los espacios culturales y académicos de nuestras lenguas porque la información en castellano excluye a les monolingües wichi, qom, chané, tapiete y, sobre todo, a nuestres ancianes que la mantienen viva. La lengua expresa una epistemología propia: por ejemplo, el mapuzungun tiene nueve pronombres personales, a diferencia del castellano. En la lengua del pueblo mapuche, existe el dual: nosotros dos (inchiñ), ustedes dos (eymün) y ellos dos (feyegün).
¿Cómo apoyar la campaña?
“El INDEC no ha respondido positivamente sobre nuestra propuesta, por eso, acudimos a la solidaridad de la ciudadanía argentina. Es importante remarcar el carácter colectivo de los derechos socioculturales de los pueblos indígenas. No hay lenguas mejores ni peores, todas las personas deberíamos tener las mismas posibilidades de aprendizaje y comunicación plena en nuestra lengua. No podemos ejercer nuestro derecho a comunicarnos si nuestra comunidad de habla no es reconocida y tenida en cuenta”, concluye Carolina.
*Por Julieta Pollo para La tinta.