“La pandemia casi no la sentimos, porque siempre estuvimos solos”

“La pandemia casi no la sentimos, porque siempre estuvimos solos”
23 abril, 2021 por Redacción La tinta

Fidelina Díaz es maestra bilingüe del Pueblo Chorote en Salta. Desde allí cuenta cómo se protegieron del COVID-19 con el trabajo en comunidad, impulsa el dictado de clases en las lenguas originarias y se plantea el futuro como un “proceso en el que hay que asimilar los cambios”.

Por Redacción Canal Abierto

“Somos interlocutores dentro del grado. Somos nexo entre el maestro de grado y los chicos, que tienen el castellano como la segunda lengua. Si no hay intérprete bilingüe, es muy difícil que haya niños indígenas en la escuela. El maestro bilingüe es hablante de la comunidad”, dice Fidelina Díaz.

Fidelina es docente bilingüe del Pueblo Chorote y trabaja en una escuela que está distante, a 6 kilómetros de su casa, en Santa Victoria Este, Salta.

En tiempos donde la presencialidad y la virtualidad de las clases están en discusión, en la Comunidad Pomis Jiwet (Lugar de los tambores), donde viven 63 personas, durante esta pandemia, no tuvieron casos de COVID-19. La razón se debe a que el pueblo funcionó como una burbuja, se organizó de forma comunitaria y lo hizo naturalmente. Al decir de Fidelina: “Estos meses no fueron algo tan fuera de lo común, porque ya de por sí estuvimos solos siempre”.

“Se trata de la comunidad donde todos se ayudan. Mi comunidad ha mantenido desde siempre el compartir, por eso, en la pandemia, no lo sentimos mucho. Estuvimos solos, pero juntos. Ya no se puede vivir de la supervivencia del monte, porque el monte ya no provee nada. Entonces, tuvimos que organizarnos para juntar alimentos para proveer a las 63 personas que viven allí –cuenta la docente-. Y nadie se quedó sin comer. Lo poco que hay, se comparte. Se hace mucho sacrificio para llevar adelante un proyecto de vida en la comunidad, más allá de la pandemia y más allá de los gobiernos, para tener un proyecto a futuro”.

Estudiar en lengua propia

La importancia de su rol como maestra bilingüe quedó mucho más expuesta durante la cuarentena, como quedaron los egoísmos y las solidaridades. En Pomis Jiwet, que forma parte de la Comunidad Aborigen Chorote Wikinawos, durante la cuarentena, fue Fidelina la encargada de dar clases presenciales trabajando con cartillas escritas en castellano que envían los maestros de grado y de traducirlas al chorote para los chicos. También fue quien brindó clases de apoyo y distribuyó las copas de leche, fundamentales en un colectivo empobrecido. Sin embargo, para el Estado, su trabajo es más de traductora que de educadora.

“No hay una modalidad de enseñanza bilingüe dentro de las aulas. El maestro bilingüe tiene la capacidad de enseñar, pero no está implementado en el currículum del Ministerio, estamos muy lejos de esa realidad. La clase depende del maestro de grado, compartimos el trabajo –detalla-. ¡Qué gran logro sería poder decir ‘tengo mi planificación’! Porque yo planifico, puedo enseñar, pero el maestro bilingüe hoy sólo es intérprete”.

En el municipio de Santa Victoria, hay 2.542 chorotes, lo que coloca a su cultura en el rango de “en peligro de extinción”. Los chicos de allí, según cuenta la maestra, hablan el castellano, pero mal y, sin Fidelina, no terminarían de comprender los contenidos.

“El rol de los maestros bilingüe es muy importante porque, sin ellos, el niño no es seguro y ahí se producen las deserciones. No solamente en el nivel primario, sino en la secundaria –explica-. Salta alberga la mayor parte de las culturas originarias y se debería implementar la educación bilingüe. No estoy diciendo que se cambie el diseño curricular ampliamente, digo que son importantes las dos lenguas y enseñar en ambas porque es necesaria la socialización para poder intercambiar, para poder interiorizarse de la otra parte. Esto está en proceso y depende también de las mismas comunidades, que tienen la responsabilidad de poder asimilar los cambios”.

La lengua como origen

El valor de aprender en la propia lengua tiene que ver con la identidad y la memoria colectiva, un tema que Fidelina trabaja desde hace tiempo. Su lucha por visibilizar el lenguaje data de cuando ella tenía 16 años y comenzó a participar en la radio hablando en chorote.

“Tiene el valor de saber que uno pertenece a algo, de saber quiénes somos, que tenemos nuestra propia historia, nuestra manera de pensar, nuestra manera de ver y de sentir. La lengua es símbolo de pertenencia y también abarca la cosmovisión en todo sentido. Valorar a nuestras culturas, reivindicar sus derechos, darle su espacio, escucharlos es importante porque es nuestro origen. Es lo que nos representa ante la sociedad”, sostiene.

Y agrega: “Hasta la fecha, no hay libros bilingües que lleguen a las escuelas. Pero sí los maestros bilingües tienen sus trabajos hechos a pulmón, a veces financiados por alguna fundación. Mi último trabajo que presenté en la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta es una suerte de glosario chorote-castellano. Ojalá tuviéramos presupuesto para tener material didáctico para las escuelas”.

Fidelina también atravesó una lucha como mujer originaria por romper un paradigma que la ubicaba en su casa y que, a lo largo de los años, sus pares le han reconocido. Para ella, las mujeres tienen que ocupar espacios “donde se pueda debatir, en la cultura, en la educación, en las artes”.

Actualmente, planea un viaje a Buenos Aires, que ha sido pospuesto por la pandemia, para dar una charla abierta, con espacio para las preguntas y el intercambio: “Quiero hacer conocer mi experiencia, mi conocimiento, poder compartir con la gente que quiera escuchar una voz que habla chorote”. 

*Por Redacción Canal Abierto / Imagen de portada: Salta/12.

Palabras claves: educación, pandemia, pueblos originarios, Salta

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