Nuevo primer día

Nuevo primer día
Anabella Antonelli
2 marzo, 2021 por Anabella Antonelli

Docentes de todo el país volvimos a pisar las aulas entre las ganas del encuentro, la angustia y la incertidumbre. Pese a los protocolos y los anuncios, más de cien escuelas de la provincia de Córdoba no pudieron iniciar el ciclo presencial por no garantizar espacios cuidados. Sin esperar nada, todavía hay lugar para la decepción.

Por Anabella Antonelli para La tinta

Ocho de la mañana. Después de casi un año de virtualidad, vuelvo a la escuela. Desayuno leyendo que, según la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), unas 70 escuelas no abrieron sus puertas por problemas edilicios y falta de condiciones para garantizar el protocolo. Pienso en que vivo en la provincia de los puentes y las autovías de créditos millonarios, y de escuelas que se caen a pedazos.

Llego, el portero me toma la fiebre, declaro verdad bajo juramento, me rocía las manos con alcohol y me mira como justificando tanta cosa. En el patio, hay señalizaciones, flechas rojas que van y verdes que vienen. Primer inconveniente: llueve. El lugar techado no alcanza para los dos metros de distancia. Por suerte, el cielo se despeja antes del recreo.

“Tenemos que decir que no es presencialidad, sino que se habla de una modalidad mixta donde el trabajo presencial es mucho menor que el trabajo virtual, tanto para docentes como para estudiantes”, explica a La Tinta Sandra Lario, integrante de Educadorxs Desde el Sur. “El empeño en nombrarla así obedece a cuestiones más del orden de la industria y el comercio que mueve la apertura de las escuelas, razones más económicas que pedagógicas”, agrega.

Para Sandra, “la vuelta a las escuelas fue muy compleja porque tuvimos que exigir con mucha fuerza que se cumplieran las condiciones sanitarias mínimas que, aún hoy, en muchas instituciones, no están, fue una carga enorme para les docentes, que tuvieron que controlar y cuestionar en qué condiciones estaban los establecimientos”.

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(Imagen: La tinta)

Según la Secretaria de Educación de la Provincia de Córdoba, Delia Provinciali, son 41 las escuelas que no comenzaron por problemas relacionados a la infraestructura, en capital y la provincia, aunque, en otras, se prorrogó el inicio del ciclo lectivo. “Ese número debe referirse a las escuelas que tienen problemáticas edilicias más graves y que llevará tiempo poder resolverlas”, estima Alina Monzón, Secretaria General de UEPC Capital. “Las imágenes que se difundieron las semanas pasadas hablaban por sí solas” -agrega- “son arreglos que no se pueden resolver en 24 o 48 horas. Pero nosotros detectamos otras falencias que harían imposible cumplir el protocolo, como la falta de insumos para sanitizar los espacios y recibir a los estudiantes”.

No es novedad que las escuelas cargan con problemas edilicios estructurales de vieja data: techos que se llueven, problemas eléctricos, cuestiones sanitarias. “Otras problemáticas aparecieron con la necesidad de garantizar el protocolo establecido en la Resolución 26, como la desinfección, la limpieza de tanques, la ratización, que no realizaron este año ni el año pasado mientras estuvieron cerradas”, explica Monzón.

Uno de los ejes prioritarios es la cantidad de personal auxiliar de limpieza, “insuficiente para garantizar el protocolo. Sin bien ahora hay un retorno gradual, no va a alcanzar cuando estén todos los estudiantes, porque son la misma cantidad que antes de la pandemia”, afirman desde UEPC. En algunos casos, recién esta semana retornó parte del personal que en pandemia habían redireccionado a otros lugares de trabajo.

Oscar Ruibal, Secretario de Coordinación Gremial de UEPC, explicó que, en los departamentos de la provincia, se replican las mismas dificultades. “Hubo casos puntuales, como el caso Bell Ville y otras ciudades del interior, donde la carencia de insumos estuvo dada por las deficiencias que existen en las comunas o intendencias para distribuir los recursos de provincia”, afirma. Resalta también la necesidad de cubrir vacantes para garantizar la presencialidad, en particular, en nivel secundario. “Esto implica no solo cubrir las suplencias y jubilaciones, sino, además, las dispensas para concurrir al lugar de trabajo”, explica.

Las escuelas municipales no son la excepción. Alejandra Gaia, Secretaria Gremial de Educación del Sindicato Unión Obreros y Empleados Municipales (SUOEM), contó a La tinta que “las escuelas municipales han estado trabajando el viernes pensando en que el fin de semana habría algún tipo de cambio que permitiera abrir hoy. Tenemos cinco establecimientos que no empezaron, todos en barrios periféricos: Escuela Carlos Fernández de Santa Isabel, Dr. Emilio Vaquero Lascano de Uquiza, Juan B. Justo de Siburu, Saúl Taborda de 9 de julio, Domingo Faustino Sarmiento de José Ignacio Díaz 5ta”.

Los problemas son variados, aunque la infraestructura siempre “rankea” en los primeros puestos. Para Gaia, nada es nuevo, sino que se profundizaron las problemáticas “en un año donde no se hizo prácticamente nada en las escuelas. No solo que no trabajaron en las obras que debían hacer y que las podrían haber hecho mientras no había niños en las escuelas, sino que, además, se destruyeron más”, afirma haciendo referencia a la falta de seguridad durante 2020 por decisión de la gestión municipal.

“Detrás de un protocolo que no se cumple o de una presencialidad que no funciona por las condiciones, están habiendo reformas laborales y pedagógicas que sí se están cumpliendo. Por ejemplo, en el actual esquema de presencialidad, hay un recorte de horas de artística y educación física, que nos hace acordar a los recortes de la Ley Provincial de Educación. Las prioritarias son matemática, lengua e inglés”, dice Sandra y se pregunta cuáles son las razones de esas elecciones para las que no hay justificaciones pedagógicas.

Me pongo la máscara y me paro en la puerta del aula. Comienzan a ingresar de a une les estudiantes de 6to año de la burbuja A. Intercambiamos saludos sin gesto aparente. Abajo de la máscara, atrás del barbijo, a dos metros de distancia, con ventanas que dan a la calle abiertas, intento presentarme. Por momentos, niegan con la cabeza, no me escuchan, me hacen algunas bromas que no alcanzo a oír. Siento que fuerzo mis cuerdas vocales. Debería comprarme un micrófono cuando termine de pagar la computadora que necesité para dar clases el año pasado.

Después de una clase-ensayo de 80 minutos sin contacto ni materiales compartidos ni acercamiento y con pocos sentidos en juego, toca el timbre. Salimos, me encuentro con otres docentes. Nos miramos un tanto desganades. El nuevo primer día de clases nos dejó un gusto amargo. El director desliza que nos cuesta transformarnos (eufemismo para acusarnos de conservadores) y yo siento un hueco en la panza que se parece a la angustia. ¿Es miedo a la trasmisión del virus? ¿Es insatisfacción por tanto (o más) control sobre nuestros cuerpos? ¿Se trata de romper la ilusión sobre los supuestos beneficios de la presencialidad? ¿Es sentirnos (otra vez) parachoque de una puja política absurda? El director nos mira esperando que le contemos cómo estuvo el primer módulo de esta nueva escuela. “Los y las estudiantes están apagadas” -dice un colega y, después de pensar, agrega: “Todos estamos apagados”.

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(Imagen: La tinta)

Empezamos sin vacunas, a la espera de un cronograma que contemple a les docentes que quieren vacunarse. En Córdoba, la posibilidad de pedir dispensa, es decir, no asistir presencialmente, alcanza a quienes tienen patologías establecidas en decretos nacionales, quienes tienen más de 60 años o estén embarazades. Quienes conviven con personas en grupos de riesgo están imposibilitades de pedir dispensa, teniendo que asistir a las escuelas. 

Para las docentes que se encargan en sus hogares de la reproducción de la vida, el desafío es múltiple. Según el informe “Cuidados en América Latina y el Caribe en tiempos de COVID-19” elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las mujeres dedican el triple de tiempo que los hombres al trabajo de cuidados no remunerado, situación agravada por medidas como el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO). Durante el ciclo escolar 2020-2021, las mujeres cuidadoras debieron afrontar lo que significó la escolaridad virtual. Las docentes no son la excepción. Desde UEPC, explican que Córdoba no adhirió a la Resolución Nacional 207 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, que dispensa a quienes tengan hijos e hijas en edad escolar en los tiempos en que cursan de forma virtual. Sin embargo, desde Educadorxs Desde el Sur, afirman que el gobierno provincial no dejó nada por escrito y animan a solicitar esta medida. Lo cierto es que hay una carencia de políticas específicas que contemplen el trabajo de cuidado y a las docentes con horarios dispersos, clases bimodales, sin la totalidad de los jardines habilitados, y la lista sigue.

Además, esta semana, les docentes de todos los niveles y modalidades estarán debatiendo en asambleas una propuesta del Ejecutivo Provincial de aumento salarial para el primer semestre de 2021. Se trataría de un incremento del 17,5% escalonado hasta julio, en tres tramos, para activos y jubilados. “Decepciona bastante la propuesta porque corre muy por detrás de la inflación y muy lejos de la canasta familiar”, dice Lario y explica que la discusión no es solo salarial, sino de condiciones en general: “Por ejemplo, la bimodalidad encarece mucho nuestra tarea porque tenemos que tener recursos tecnológicos, como internet, computadoras, celular y, además, tener los recursos de la presencialidad”.

En la parada de colectivo, tengo tiempo de sobra para conversar con una vecina, pese a la promesa de más unidades de transporte urbano de pasajeros para la vuelta a clases. “Pero no entiendo, ¿vos querés o no querés que haya clases presenciales?”, me escupe sin maldad. Después de un año de virtualidad en un contexto sumamente desigual, esta presencialidad, y a contrapelo de las recomendaciones de muches sanitaristas, no parece ser ninguna panacea.

*Por Anabella Antonelli para La tinta / Imagen de portada: La tinta. 

Palabras claves: cordoba, covid-19, educación, Secretaria de Educación de la Provincia de Córdoba

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