«Pedir justicia es creer en ellos, creer que nuestros enemigos pueden ser justos»
Por Redacción La tinta
Rafael Nahuel murió el 25 de noviembre de 2017. Lo mataron, para ser más precisos. Fue asesinado en medio de un operativo que el grupo Albatros de la Prefectura Nacional realizó en la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, en Villa Mascardi, Bariloche. Según las pericias efectuadas por peritos independientes de la Policía de Río Negro, el cabo primero de Prefectura Naval, Francisco Javier Pintos, fue quien disparó la bala de subfusil MP5 que fulminó a Rafa por la espalda cuando éste se encontraba desarmado en la montaña.
Lautaro González Curuhuinca y Fausto Jones Huala eran amigos de Rafael y estaban junto a él cuando comenzó la represión. Ellos fueron quienes improvisaron una camilla y bajaron a Rafa aún con vida hasta la ruta 40 en búsqueda de atención médica, tras una balacera de más de 114 disparos por parte de los uniformados.
Lejos de ser considerados testigos fundamentales de la emboscada que sufrieron los comuneros y de un evidente caso de gatillo fácil, Lautaro y Fausto fueron imputados por “usurpación y atentado contra la autoridad”. Los detuvieron, los soltaron por falta de pruebas, los volvieron a detener y los volvieron a soltar. La Justicia emitió luego un pedido de captura nacional e internacional. Tras permanecer prófugo casi un año, Fausto Jones Huala se entregó a la Justicia, mientras que Lautaro aún permanece en la clandestinidad, negándose a reconocer los hechos que se le imputan y rechazando firmar un acuerdo con la fiscalía.
«Él fue obligado a tomar esa decisión y nosotros la respetamos. Hemos visto otros casos donde los chicos caen presos y después dicen que fue un suicidio o un enfrentamiento en la misma cárcel. Ellos son testigos de lo que pasó allá arriba. Como testigos, los tenemos que cuidar. Él no está clandestino porque se quiso hacer el rebelde. Está clandestino porque tenemos que salvarle la vida. Hoy en día, no se puede confiar en la justicia. Él fue obligado a ser clandestino. Como mapuches, nunca tuvimos justicia. Hoy, estamos fuertes, con firmeza. Como madre, estoy orgullosa de mi hijo. Quiso salvarle la vida», expresaba, meses atrás, Mirta Curuhuinca, mamá de Lautaro.
Hace unos días, Lautaro, desde algún lugar desconocido, escribió esta carta.
DECLARACIÓN PÚBLICA – JULIO DE 2020
A todos los pueblos, organizaciones, movimientos antiimperialistas y al pueblo mapuche en general:
A los casi dos años de que se me libró el pedido de captura, tanto la Justicia Federal como el Gobierno solo han puesto trabas para resolver mi situación judicial actual, rechazando todo pedido formal por parte de la defensa.
Pero hoy en día, el gobierno de turno aparece con una propuesta de diálogo poco serio de parte del Ministerio de Seguridad, queriendo sentarse con mi ñuke sin la presencia de ninguna otra persona, algo raro para un gobierno que hasta ahora nunca pudo resolver el conflicto mapuche. Esto demuestra cómo el Estado intenta dividir al pueblo queriendo dialogar con una parte y, por otro lado, arman montajes contra las comunidades tratándolos de violentos.
Mi respuesta es que seguiré con la misma postura, de no humillarme ante nadie ni negociar, ni pedir justicia por el peñi Rafael Nahuel yem ni por nadie. Pedir justicia es creer en ellos. Creer que nuestros enemigos pueden ser justos. Porque mientras la justicia trabaje para cuidar los intereses de los terratenientes, empresarios y los intereses del Estado, no habrá justicia para nadie, menos para el pueblo mapuche. Hasta que no haya una discusión política seria para resolver el conflicto mapuche en general, mantendré mi postura. Pero esto nunca va a ocurrir. Creer en la justicia sería desconocer la naturaleza del enemigo.
Por último, doy mi apoyo a todas las recuperaciones territoriales que se han desarrollado en este tiempo, creyendo que es la mejor forma de poder reconstruirnos como pueblo, se haga de la forma que se haga. Lo importante es que las tierras no estén en manos de los terratenientes. Propongo seguir recuperando más territorio de la forma que sea, a cortar los alambrados, a carnearle animales a los turcos, a no trabajar por migajas, a no agachar la cabeza ante el patrón, a formarse para no cometer errores y aprender a pensar sin importar que estemos solos, porque estando convencidos de lo que se hace, se puede lograr hasta lo imposible. A generar alianzas políticas con otras organizaciones porque, en estos días, la lucha no es solo del Pueblo Mapuche.
También mando un saludo de lucha a los compañeros del EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo) y a su digna lucha. A los presos políticos vascos que luchan por su liberación y a todos los pueblos que luchan contra los grandes imperialistas del mundo.
Libertad a los presos políticos mapuche!
Rafael Nahuel presente!
A los weichafe caídos no se los llora, a los weichafe se los reemplaza!
Lautaro Gonzalez Curuhuinca
* Por Redacción La tinta