Las juventudes cordobesas en la cuarentena: un relevamiento para escuchar sus voces
En medio de la crisis sanitaria que atravesamos, un equipo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNC realizó un relevamiento sobre las realidades de jóvenes en Córdoba. Recuperan las voces juveniles y dan visibilidad sobre el impacto del contexto en la accesibilidad a la educación, al trabajo, a los espacios de participación y sus emociones.
Por Redacción La tinta
Recientemente, se ha publicado el informe “Jóvenes cordobeses: ¿lxs olvidadxs en la cuarentena?”, realizado por el equipo de investigación que dirige la Mgter. Patricia Acevedo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba. Conversamos con Luis Arévalo, integrante del equipo, quien nos explicó sobre esta iniciativa y algunos de los resultados obtenidos.
El equipo investiga, desde el 2008, sobre juventudes en sectores populares a nivel local y, en el último tiempo, se centraron en indagar el vínculo con el mercado laboral, la educación y la participación en el contexto de restricciones que significó la gestión de la política macrista. En medio del contexto de aislamiento social preventivo y obligatorio, realizaron un relevamiento en la ciudad y Gran Córdoba en el marco de un proyecto de investigación que están desarrollando y a partir del cual consideraron necesario conocer cómo se están reconfigurando las realidades de lxs jóvenes.
Indagaron sobre las características que fue adquiriendo la cotidianidad en el aislamiento, las actuales condiciones de vida de lxs jóvenes, principalmente, en cuanto a las situaciones laborales, educativas, familiares y personales que configuran realidades múltiples. Particularmente, en el contexto cordobés donde muchos de los programas destinados al sector juvenil sufrieron recortes, en un momento donde se necesitaba de mayor presencia estatal desde la seguridad social, el Estado hizo un paso al costado, expresaron desde el equipo.
Muchas de las noticias y comentarios sobre jóvenes que circulan tienen una matriz adultocéntrica, lxs investigadorxs explican que lxs jóvenes son nombradxs en las voces de docentes que se quejan de que no entregan tareas, en las voces de padres y madres que sienten la sobrecarga de acompañarles en actividades escolares, que no encuentran modos de ayudarles en tránsitos emocionales difíciles. O son puestos en lo público en noticias vinculadas a violencia machista o abuso policial por supuesta violación de la cuarentena.
¿Quiénes acaso se preguntan cómo están pasando la cuarentena lxs jóvenes? ¿Cómo ha impactado en sus vidas? ¿Qué problemas suscitan para lxs jóvenes las medidas de aislamiento social? ¿Qué estrategias construyen para sortear las dificultades? ¿Qué esfuerzos y anhelos ponen en juego? Luis nos explica que este relevamiento tiene la intención de dar visibilidad a las voces juveniles, para conocer desde sus perspectivas cómo están viviendo este momento, pero, sobre todo, como insumo para pensar el escenario post cuarentena, en un contexto local que no toma en cuenta a las juventudes como actores activos. Desde el equipo, entienden que sus palabras son necesarias para pensar lo que vendrá: ¿qué trabajo, qué educación desean lxs jóvenes post pandemia? Luis afirma con contundencia: lxs jóvenes no pueden estar excluídxs del proceso para repensar el rol del Estado, de la escuela, el mercado de trabajo y la participación en la vida social y comunitaria, en lo que será el mundo post pandemia.
Desde el equipo, tenían como hipótesis central que las desigualdades preexistentes se profundizaron, sobre todo, en el contexto local, donde el sector juvenil no ha sido uno de los grupos sociales tenidos en cuenta en el desarrollo de propuestas específicas. Si bien no constituyen uno de los grupos de riesgo, sí atraviesan situaciones y condiciones de vulnerabilidad y precariedad, nos explica Luis.
¿Quiénes participaron de la encuesta?
Fue un estudio descriptivo a partir de una encuesta online realizada en el mes de mayo a jóvenes de entre 14 y 22 años, residentes en la ciudad de Córdoba y Gran Córdoba. Alcanzó a 600 jóvenes y el promedio de edad fue de 18 años, el 65% lo conformaron mujeres, el 34% varones y el 1% otros géneros. El 50,5% pertenece a barrios considerados de sectores medios, el 33,2% a barrios populares y el 16,3% a barrios de sectores altos.
La gran mayoría de lxs jóvenes (el 86,8%) está pasando el período de cuarentena con su familia nuclear (padres, madres y hermanxs), un 9,1% con familia extendida (familia nuclear más otros familiares). Solo un 0,7% lo está pasando solx.
La realidad y la experiencia educativa
En relación a lo que implica la vida y experiencia escolar, el informe indica que 8 de cada 10 jóvenes está cursando algún nivel educativo (secundario o educación superior). Para lxs investigadorxs, esto es un indicador de la efectividad de la obligatoriedad de la educación secundaria y de la universalidad de la política pública. Pero el relevamiento expresa las diferencias que existen entre las propuestas educativas, las condiciones en las que se desenvuelve la escolaridad y el modo en que los puntos de partida de lxs jóvenes impacta en el aprendizaje.
La virtualización de la escolaridad se volvió un punto crucial para pensar el acceso a derechos vinculados a la disponibilidad de recursos tecnológicos y acceso a conectividad. Desde el equipo, expresaron que no se trata únicamente de que exista un dispositivo en el hogar, sino también de la calidad del mismo, las posibilidades de acceder a su uso, la cantidad de dispositivos relacionado con la cantidad de personas que lo necesitan y cómo pueden o no adaptarse los espacios habitacionales a las necesidades educativas, entre otras situaciones.
Del informe, se desprende que casi la mitad de lxs jóvenes tienen dificultades de diferentes grados en el cursado, existe un grupo en condiciones muy desfavorables para hacer frente a la escolaridad virtual, vinculado, entre otras cuestiones, con los recursos tecnológicos. El 12% de lxs jóvenes debe realizar sus tareas desde un celular -propio o de un familiar- por no contar con una computadora disponible; de ese grupo, el 23% pertenece a sectores medios y el 44,6% a sectores populares. Para muchas personas, realizar las tareas escolares implicó una inversión monetaria extra para las familias.
Los resultados expresan que la accesibilidad a la conectividad es uno (pero no el único) de los principales indicadores para mirar la calidad en la permanencia e inclusión educativa de lxs jóvenes en este excepcional contexto. Lxs investigadores expresaron que no son sólo las brechas tecnológicas, también culturales y educativas adquieren mayor relevancia en este contexto donde la accesibilidad pasa específicamente por la disponibilidad de saberes para desenvolverse en entornos virtuales. Así, los capitales culturales y sociales de las familias adquieren más relevancia para que las exigencias escolares puedan resolverse con éxito.
El trabajo juvenil: desempleo, precariedad e inestabilidad
El informe indica, además, que, antes de la cuarentena, un 19,7% de la población consultada estaba desempleadx, afectando mayoritariamente a las mujeres y jóvenes en peores condiciones socioeconómicas. Del total de jóvenes encuestadxs que trabajan, sólo el 4% lo hace de manera registrada y un 27% en situación de informalidad.
Ante la pregunta “¿qué sucedió con tu trabajo una vez iniciada la cuarentena?”, de lxs que se encontraban trabajando (que eran el 35%), el 64,2% afirma que no pudo continuar trabajando y que no está percibiendo los mismos ingresos que antes. Sólo el 8% manifestó que continúa realizando su actividad laboral en modalidad teletrabajo. Desde el equipo, explican que la idea “homeoffice” no aplica de manera significativa en la realidad laboral de lxs jóvenes, siendo, en todo caso, un concepto exclusivo para caracterizar el trabajo adulto, asalariado y formal, pero no el juvenil. Y afirman que esto es de mayor gravedad teniendo en cuenta que, en Córdoba, quedaron sin efecto programas de inclusión laboral orientados específicamente a jóvenes (PPP y PIT) junto con otros orientados a otros sectores sociales (Pila a varones adultos y X Mí a mujeres adultas).
La vida cotidiana: actividades, preocupaciones y emociones
Otro de los puntos relevantes en la encuesta estuvo relacionado con aquello que se nombra como vida cotidiana; las actividades que la conforman, las rutinas diarias, el ocio, las interacciones sociales y, sobre todo, lo que tiene que ver con las emociones en la existencia juvenil. El informe indica que las principales actividades cotidianas y de mayor peso son las vinculadas con la “realización de tareas escolares” y, por debajo, se ubican “ver redes sociales” y “ver videos y películas”. La realidad cotidiana se configura en una modalidad “pantalla a pantalla”, las actividades indicadas como las más disfrutadas son: ver películas, estar con la familia, seguido de hablar con amigxs por las redes sociales.
La gran mayoría (74,2%), antes de la cuarentena, tenía actividades no ligadas a lo escolar (deporte, participación de grupos juveniles, talleres artísticos, cultura, curso de oficio, entre otras). Lxs investigadorxs plantean aquí una cuestión importante: el encuentro, las amistades, la recreación y la participación son actividades centrales para la sociabilidad juvenil, y, en este punto, marcan nuevamente la ausencia estatal en Córdoba. Los Centros de Actividades Juveniles (CAJ) “cerraron”, no sostuvieron ninguna modalidad virtual de trabajo y sus trabajadores desconocen si habrá continuidad. Por lo que el acceso se circunscribió al mercado, a poder pagar gimnasio, la escuela de fútbol, talleres de oficios u otros que ofrecieran actividades virtuales, explicaron.
Encontraron que los estados de ánimo predominantes son el aburrimiento (un 61,7%), el cansancio (53,6%) y, por último, la ansiedad (43,3%). Emociones atravesadas por el peso que tienen las actividades escolares en las rutinas, la suspensión de actividades recreativas y/o esparcimiento, y la pérdida de espacios de socialización. El informe da cuenta de que las mujeres jóvenes se reconocen más cansadas, aburridas y ansiosas que los varones, sobre esto, explican desde el equipo que la diferencia se debe principalmente a la división de género y a que las tareas domésticas la realizan mayormente las mujeres.
En las emociones “positivas”, quienes aparecen más representados son los varones, por ejemplo, quienes se sienten “contentxs” se identifican el 24,4% de varones en contraposición al 16,3% de las mujeres y, en la emoción “tranquilxs”, se ubica un 42,8% y 28,2% respectivamente. Desde el equipo, atribuyen estas diferencias a las construcciones de género; las mujeres han aprendido a expresar emociones, atenderlas, vivirlas como parte fundamental de lo femenino, a diferencia de los varones cuya emocionalidad es reprimida, más si se trata de emociones que socialmente se representan como “debilidad”.
El informe, al que pueden acceder completo, arroja más detalle de las realidades juveniles. En esta nota, realizamos un pantallazo general con los datos más urgentes para leer. Lxs investigadorxs se preguntan: ¿por qué urge pensar en las juventudes en este contexto? Y lo responden de una manera precisa: lxs jóvenes aparecen siempre, y este momento no es la excepción, como receptores de las políticas públicas, del mercado, la escuela, sin contemplar sus particulares intereses y necesidades. Quizás, lxs jóvenes son uno de los grupos sociales invisibilizados de la cuarentena, quienes transcurren en “silencio” sus realidades cotidianas y de quienes desconocemos los efectos del aislamiento en sus vidas. Aquí, sus voces puestas a rodar, como puntapié para los cambios urgentes que necesitamos.
* Por Redacción La tinta / Imágenes: La tinta