Feminicidios, «engorramiento» y solidaridad
Desde el inicio de la cuarentena, se registraron once femicidios en Argentina. Mientras la población centra su preocupación en el COVID-19 y la persecución a quienes incumplen la cuarentena, la violencia machista no para. Hacemos oír, desde las rendijas que deja la pandemia, los gritos de #VivasNosQueremos y tejemos la resistencia y los abrazos creativos en tiempos de aislamiento.
Por Redacción La tinta
Cuando empezó en nuestro país la alarma por el COVID-19, leímos variadas críticas que, con prisa y en medio del desconcierto, comparaban la espectacularización de la pandemia a la poca o nula preocupación de la población por situaciones que atraviesan algunos sectores a diario, por ejemplo, el incremento sostenido de los femicidios en los últimos años. Ese discurso mermó con el paso de los días y la sociedad argentina estuvo muy de acuerdo en que la medida de aislamiento obligatorio era “lo mejor para parar este virus”, y que ese era EL tema que había que atender.
La cuarentena transformó, como nunca antes, nuestro cotidiano y dos elementos presentes, con distinta intensidad, reaparecieron con nuevas configuraciones: la solidaridad y la vecinocracia. La propiedad privada, principal circuito de activación de la vigilancia vecinal, se trasladó a los cuerpos como territorio a resguardar. El video aplaudido y viralizado del hombre en un edificio de CABA con un megáfono denunciando transeúntes que supuestamente violaban la cuarentena es un botón de muestra de algo que se propagó por todo el territorio argentino. Señalamientos, juzgamientos y “engorres” fueron moneda corriente, junto con cientos de registros en redes sociales denunciando a personas en la vía pública, y los aplausos multitudinarios a las fuerzas represivas del Estado al servicio del control de los cuerpos en un espacio que, por ahora al menos, dejó de ser público.
En esta coyuntura que parece ser un tablero donde se configura un nuevo orden mundial, estamos nosotras, con nuestros cuerpos, sentires y espíritus, nuestras esperanzas, miedos y dolores. El estar juntas y en la calle, como modo y espacio de cuidado, se paraliza justo cuando pisábamos otra cresta de la ola feminista. De pronto, se impuso el orden y el aislamiento obligatorio, pero voluntario, en un hashtag que se repite al infinito y que parece habilitar la persecución y el señalamiento. En medio de la maraña de conspiraciones, estamos nosotras, del otro lado del celular y las computadoras, nosotras doliendo, nosotras también tejiendo resistencias.
Nosotras doliendo
Los femicidas no hacen cuarentena, el sistema patriarcal que oprime, explota y expropia nuestros cuerpos no tiene descanso. En el maremoto intenso del estado de quietud, nos llegan como empujones los 11 feminicidios registrados en 10 días de cuarentena.
Lidia en La Pampa, Pilar en provincia de Buenos Aires, Susana en Bahía Blanca, Lorena en Misiones, Verónica y una nena de 2 meses también en Misiones, Romina en Cañuelas, Cristina y Ada en Lanús Oeste, Haydée en Bariloche, Claudia en Mar del Plata. Cada nombre es una piña al mentón. Nos queda la cara dolorida, el corazón encogido, los dientes apretados, la frente tensionada. ¿Dónde está la vigilancia ciudadana cuando se tratan de cuerpos femeneizados rotos por la violencia patriarcal?
El aislamiento forzado resulta una pesadilla cuando el 62 por ciento de los femicidios de los últimos 10 años fueron cometidos en la casa de las víctimas o en la vivienda compartida con el agresor, y más del 60 por ciento de los femicidas son pareja o ex pareja de las víctimas, según los datos del Observatorio Nacional MuMaLá “Mujeres, Disidencias, Derechos”. Esto está pasando al lado de tu casa, en la esquina, en el departamento de arriba. Nos hace falta un poco más que esa indignación que brota hoy con quien anda de paseo. Se necesita una ración extra de demanda y fortalecimiento de cuidados preventivos, de Educación Sexual Integral en las escuelas, de políticas públicas efectivas, de presupuesto real, de denuncia social firme. Es urgente que revisemos qué miramos y qué denunciamos, que la gente se saque la gorra, levante la cabeza de su ombligo y cuide a las vecinas.
Nosotras solidarias
El tejido solidario no se hizo esperar. Apenas se conoció la medida de cuarentena obligatoria, comenzaron a girar por las redes sociales decenas de personas y espacios organizados que ponían a disposición números de teléfonos para sostén emocional y para estrategias de prevención y acompañamiento a situaciones de violencia. Mientras otras tantas siguen garantizando, con los permisos de circulación correspondientes, las tareas de cuidado impostergables en las comunidades, como el reparto de comida a las familias precarizadas o los abortos no deseados.
Una de las iniciativas cordobesas que apuntan específicamente a prevenir y acompañar a personas en situación de violencia de género es el espacio Casa Comunidad, del Encuentro de Organizaciones. Bajo el lema “La violencia machista también es pandemia”, lanzaron una campaña de recaudación de fondos de emergencia. Desde el espacio, explican que “en este contexto de cuarentena, muchas mujeres están conviviendo con sus agresores sin otro lugar a donde ir. También hay mujeres que han logrado romper con la violencia y cargan la crianza de sus hijes. Hoy, esas mujeres que trabajan en las calles día a día para llevar la comida a sus casas no pueden hacerlo”.
Hacen un llamado a la solidaridad e invitan a colaborar para fortalecer las redes que se tejen en los territorios contra la violencia. Con el aporte de las personas, pretenden acercar alimentos, tarjetas de teléfono para estar comunicadas, elementos de higiene y desinfección a las mujeres e identidades disidentes y sus familias.
Como medida alternativa en tiempo de cuarentena, desde varios sectores feministas, se convoca hoy, lunes 30 de marzo a las 18 horas, a un ruidazo en las ventanas, los balcones y las terrazas. Por los 11 femicidios en los 10 días de cuarentena, por todas las encontradas sin vida el 28 de marzo, por quienes se ven obligades a cumplir cuarentena con su agresor. “Que el encierro no nos silencie, nos negamos a tragar la bronca”. Invitan, además, a subir el registro y apoyo a las redes con el hashtag #AlertaFeminista.
*Por Redacción La tinta.