Miryam Gorban: «En este país, se está violando el derecho a la alimentación»

Miryam Gorban: «En este país, se está violando el derecho a la alimentación»
4 octubre, 2019 por Redacción La tinta

Por Mariana Jaroslavsky para Almagro Revista 

En medio del debate por la Ley de Emergencia Alimentaria, partida presupuestaria destinada a atender la alimentación que se extenderá hasta diciembre de 2022, la Directora de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA (Calisa Nutrición), recibió a Almagro para hablar sobre de qué se trataría, de su necesidad y de la situación alimentaria del país.

Miryam Kurganoff de Gorban está pronta a cumplir 88 años. Camina con bastón y mueve los rulos cada vez que sonríe. Anda en remis, taxi, combi, colectivo, de acá para allá, entre la ciudad de Buenos Aires y Lomas de Zamora, entre Buenos Aires y todo el país. “Tengo de a dos o tres compromisos por día. Jubilada, aparte, estoy de tiempo completo”. Milita desde los 17, cuando conoció a su marido Luis. «Él me dio las dos cosas que más amo, a mis hijos y a la militancia».

Estudió Nutrición en Buenos Aires, mientras sus compañeros de la escuela normal se quedaron siendo maestras y maestros rurales, y trabajó junto a Favaloro en el Sanatorio Güemes cuando inauguró la unidad de alta complejidad, por 1970. Siempre militó en su barrio, Lomas, donde se mudaron con Luis cuando se casaron. Él puso su consultorio de medicina, ella, de nutrición. Llevaron adelante una casa de la cultura abierta en el barrio por donde pasaron reconocidos artistas de todo el país y latinoamérica.

«Nací en la provincia de Santa Fe en 1931, en la ciudad de Ceres, pero al año debe ser que mis padres emigraron con la crisis del 30 a Santiago del Estero. Mi papá era talabartero y tapicero, y en esa crisis, te imaginarás, no había ni automóviles para tapizar ni sulqui o caballos para hacer los arneses y monturas. Me crié en Añatuya. Siempre digo que soy santiagueña porque fui a la escuela primaria y me recibí de maestra allí. Así que recién a los 16 vine a Buenos Aires. Me casé joven, a los 19 años, por eso tuve 5 hijos», cuenta.

Con su voz rastrera y vehemente, inaugura la charla: “Podés hacer cualquier cosa, pero con los chicos no te metás. Hay que cuidarlos. Al pobre, al rico, a todos, son el futuro. No puedo ver que hagan sufrir a una criatura, eso me pone loca. A veces estoy sentada, leyendo alguna cosa, y empieza a funcionar mi cabeza. Lo de políticas públicas me mata, porque siempre estoy ideando algún quilombo. Ahora estoy asesorando a la Municipalidad de Lomas de Zamora con los jardines comunitarios. Cada vez que llego de una visita vengo imaginando cosas, porque la situación de total indefensión de nuestra infancia es de terror. Más en los barrios tan pobres, donde en lugar de estar el Estado están los jardines que se llaman comunitarios, pero que en realidad son semiprivados, con muy poca ayuda del Estado».

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(Imagen: Daiana Valencia)

—¿Qué hacemos en emergencia alimentaria?

—Vos viste que uno de nuestros ministros más destacados dijo que este reclamo es propaganda política y digámosle, entonces, que sí, que el acto de la alimentación es un acto político. Miremos todas las cosas que hay alrededor. En este momento está la gente movilizándose en la calle. El tema es que los daños que produce las carencias en la alimentación son muy severos. Más en los niños que están en una etapa de crecimiento y desarrollo, sus carencias se van a multiplicar en su maduración, al acceso al conocimiento, al aprendizaje, a jugar. A vivir, en una palabra. Y en los grandes, la malnutrición trae una disminución en la capacidad laboral y en la cognoscitiva, fundamentalmente. Esta carencia pasa por la falta de los alimentos que son los más caros y los que más han sufrido el proceso de la inflación: la carne, la leche, los huevos, el queso, los frescos (frutas y verduras). Digamos que son las proteínas, las proteínas forman los tejidos, los huesos, alimentan al cerebro. Esta carencia nos va a dar un individuo débil que no está preparado para las contingencias de la vida, ya sean laborales, creativas, lo que sea. La malnutrición afecta el desarrollo del cerebro, ya lo sabemos, no necesitamos un microscopio.

Se pregunta y se responde sola.

“¿Cuáles son las alternativas? Hay 7 proyectos de Emergencia Alimentaria. Trabajamos con el diputado Leonardo Grosso también en esto. En primer lugar, aumentos presupuestarios, lo que pide esta ley de emergencia es que rápidamente se desvíen fondos hacia los comedores escolares y merenderos, donde gran parte de la niñez, por lo menos, la mitad de los chicos de los barrios, van a comer allí. Hay disminución de raciones. Cambian una presa de pollo por una hamburguesa de pollo, es decir un alimento ultraprocesado que la mitad debe ser soja, como hacen en todas las cosas para abaratar. Entonces, primero los fondos del Estado para garantizar todos los servicios públicos para quienes están asistiendo a la emergencia alimentaria. Después, la asistencia a los jubilados, porque es otra de las poblaciones vulnerables que están en alto riesgo. Garantizar que lleguen frutas y verduras crudas. Vos fijate que la queja de los comedores es que no hay alimentos frescos y son los que te dan las vitaminas. ¿Cómo está entonces el metabolismo de estas personas? Por otro lado hay que poner freno a la inflación y a la especulación. Esto, en el plano de la cadena alimentaria se da un sistema altamente concentrado, monopólico y transnacionalizado. Y son ellos los formadores de precios. Cuando Macri se reunió con los supermercadistas y dijeron que habían hecho un “acuerdo de caballeros”, y pusieron precios máximos, lo violaron al minuto, tanto es así que yo digo que fue un acuerdo de machirulos. Las empresas formadoras de precios ahora tienen motivos, que el cambio, que el dólar. Pero nosotros producimos los alimentos. Ese desequilibrio del mercado interno compromete altamente al comercio pyme, que es al que nosotros acudimos, por los precios de los alquileres y los servicios. Al mismo tiempo, otro factor que influye muchísimo en el valor de los alimentos, es la logística”.

—¿Por qué?

—Todos los alimentos acá se trasladan en camión. Si me preguntás, ¿cuáles son las primeras medidas que va a tener que tomar el nuevo gobierno? ¡Restablecer el tren! En el caso de las verduras y las frutas, está muy descentralizada la producción, pero concentrada la comercialización. De Salta a Buenos Aires, de Buenos Aires a Mendoza, de Mendoza a la Patagonia. Con altos costos por la dolarización de los combustibles. Y no solamente recuperar; extender la red. Este es un país muy extenso y el ferrocarril abarata y cuida el ambiente.

Pionera en la introducción del concepto de Soberanía Alimentaria en el país, compañera de cruzadas con la Madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas y de Vandana Shiva, una filósofa india que trabaja en el subcontinente y en el mundo entero por la agricultura familiar, campesina y la alimentación adecuada, Gorban dirige la CALISA desde su nacimiento, en 2013. Desde ese espacio problematiza el significado de la Soberanía Alimentaria, acuñado por la Vía Campesina en 1996: de qué manera se producen los alimentos, qué se produce, quién lo produce, dónde se produce, cómo se comercializa, quién lo decide. La Soberanía Alimentaria reivindica el derecho de las comunidades a decidir sobre su alimentación. “La comida no puede ser una mercancía”. Cuenta que eso quedó claro en el primer documento que se produjo en la Cumbre de Alimentación de Roma en 1996: “Ganancias para pocos o alimentos para todos”. “La agricultura ahora produce dinero y no produce alimentos y eso modificó el mercado interno por el externo”, continúa con preocupación.

“El otro tema es que este modelo productivo está haciendo crisis. La crisis se expresa en lo que pasa en el Amazonas. Talan bosques para aumentar la producción de soja y, la producción de soja, para alimentar ganado. Esto que nosotros venimos señalando en todas nuestras clases, la vinculación entre el sistema productivo con la situación ambiental, el Amazonas es la expresión. Pero nosotros tenemos nuestros propios Amazonas. La deforestación del bosque de Chaco es de terror. La semana pasada estuve en Santiago del Estero que está considerada la región de mayor deforestación del mundo. Es brutal. La consecuencia: inundación, sequía, sequía, inundación. Los costos de los desastres climáticos son muy altos. No estamos libres de estos problemas en la medida que sigamos como venimos.

—La ONU repite desde hace dos años al menos en cada informe sobre el Clima que la agricultura familiar e indígena tiene la capacidad de enfriar el clima.


—Claro. La agroecología va a enfriar el planeta. Claro que sí. Es la alternativa. Realmente la humanidad no tiene salida si no cambia el modelo productivo.


—¿Lo creés viable?

—Y bueno, no depende solo de nosotros, depende de todo el planeta. Que los grandes G20, G7 también tomen medidas en ese sentido. Si seguimos en este tren vamos a necesitar 7 planetas. La humanidad tendrá que ser consciente de esto.

A Miryam le parece importante que hayan aparecido grupos como los Jóvenes por el Clima, y se emocionó en la apertura del Foro Agrario del estadio de Ferro en mayo último, adonde confluyeron más de 3000 campesinos y trabajadores de la agricultura familiar y del campo que produce alimentos de todo el país, donde declaró a Canal Abierto: “Que ya esté el relevo es muy emocionante. Nuestros sueños valieron la pena, valió la pena la lucha”.

Recién nombrada Doctora Honoris Causa por la Universidad Nacional de Rosario, reconocida por todos los reclamos que tengan que ver con el deterioro en la alimentación del país y la crisis socioambiental –Médicos de Pueblos Fumigados, Red Nacional de Docentes por la Vida, la Coordinadora por una Vida sin Agrotóxicos en Entre Ríos: Basta es Basta, el Paren de Fumigar de Santa Fe, las 47 CALISAS de todo el país-, Gorban es un ícono para el sector. Tincho Martínez, productor agroecológico de la zona de Paraná recomienda: “Los desanimados, que vayan a escucharla hablar a la Miryam Gorban”.

—¿Cómo ves este momento en comparación con las crisis anteriores?

—El 2001 nos agarró con la guardia baja. En esa época desarrollamos estrategias de sobrevivencia y ahí el INTA y el INTI jugaron un gran papel. Capacitaron a grupos de mujeres y de gente carenciada para cocinar. Comenzaron con la tortilla de grasa clásica y siguieron con las panaderías, los pickles, las conservas. Ayudaron a desarrollar la economía social. Hoy ya hemos aprendido de esa experiencia y hemos avanzado. Ya hay centros de abastecimiento, de comercio justo, de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), se está desarrollando cada vez más. Lo están tomando incluso algunos municipios como política de gobierno. Estuve hoy por Lomas para ver qué medidas de esas podemos tomar. En Misiones tienen el programa Una Escuela, Una Huerta. También están reproduciendo la feria soberana, los feriazos, verdurazos, cosas que no teníamos en 2001. No es sencillo. Hoy resolvimos que la municipalidad arme una granja para abastecer por lo menos la parte proteica, pollos y huevos a los jardines, a los centros de jubilados. Estamos detrás de Un Jardín, Una Huerta acá también, cuidada por los chicos. Tomamos medidas. Pero no son medidas para mañana. El tema es qué hacemos mañana.

En 2001 en una conferencia internacional dije que nosotros estábamos con hambre y me dijeron que todos los países tienen hambre. Sí, pero nosotros producimos alimentos, no es lo mismo. Al mismo tiempo, la exportación nosotros no la consumimos y el 80 por ciento de nuestra tierra cultivable está sembrada de algo que no es para nosotros. Eso ha significado producir menos trigo, menos cebada, menos centeno, menos vacas.

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(Imagen: Daiana Valencia)

—Vos hablás mucho de la leche, pero está desprestigiada.

—Eso es algo que está asociado a la corriente del veganismo. Pero, en los hechos, la leche es un alimento completo que da calcio, proteínas, y grasas de alta calidad, lo único que no te da es hierro. Lo que pasa que hay intolerancia, sí. Pero no lo podemos generalizar.

—¿Aun la ultraprocesada?

—Lo que importa es que sea pasteurizada, nada más. La ultrapasteurizada con agregado de vitaminas es para cobrar más, no tiene ningún sentido. La leche común viene hervida, pasteurizada y chau. No como ese “producto a base de leche” que era para cerdos. Y lo otro que hicieron, agregarle soja. La manipulación con el tema de la leche es una de las muestras de la perversión de este modelo.

—¿Cómo ves el mapa en el país de los casos en donde las comunidades denuncian las consecuencias de las fumigaciones?

—El Superior Tribunal de la Provincia de Entre Ríos volvió a ratificar las distancias para las fumigaciones (aunque el gobernador Gustavo Bordet volvió a decretar en contra de esta medida en agosto y la puja judicial continúa). Se agrega un despacho de la justicia en Pergamino y otro de Exaltación de la Cruz. Se van sumando, este fin de semana en Santa Clara tenemos la Reunión de Pueblos Fumigados de la Provincia. Ya tenemos un documento para presentar ante las autoridades y modificar aunque sea, qué se yo, diez centímetros. Paren de fumigar, el tema es que paren de fumigar. Un agrónomo cordobés contaba en Santiago que le rinde económicamente también la producción agroecológica. Dio números. Nosotros hablamos de circuitos cortos. Ellos dicen que en los espacios donde no se puede fumigar no se puede producir, nosotros decimos que sí. Presentamos la Ley de Escudos Verdes en la Cámara de Diputados. Es de lo que habla Walter Pengue y la Universidad General Sarmiento.

—¿Qué cosas te preocupan más?


—Antes teníamos el mapa del hambre, ahora es el del sobrepeso y la obesidad. Hay muchos mitos, como ese de que cuesta mucho cocinar. Me preocupa que ya son más de 20 años de fumigar los campos. Lo primero que hablamos en las clases son los efectos de los agrotóxicos en la salud. Ahora vemos el aumento del cáncer, pero también trastornos neurológicos, en la conducta de los niños, parkinson, alzheimer, autismo. Y lo nuevo, los cambios en la microbiota intestinal. Esto ya abre un abanico de patologías de las más diversas. A la par, aparece un sujeto social en el campo que antes no estaba: jóvenes, mujeres, los que nos traen la comida a la mesa. No son la idea que tenemos de campesinos que son dueños de una chacra de 5, 10, 50 hectáreas. Este no tiene tierra, pero produce la lechuga, el queso y el vino.


También van cambiando los patrones de consumo. De la calle principal de Lomas a la principal de Banfield tenés 15 cuadras, dos Burger King, dos Mostaza, otros más de no sé qué mierda. Y las verdulerías me tengo que ir a Lomas o Banfield, antes las tenía acá a la vuelta. Antes tenía el almacén a la vuelta, la panadería al lado. No puede ser que tengas que caminar 10 cuadras para ir a una carnicería o a una verdulería, sobre todo la verdulería. Como el pescado, los barrios no tienen pescado.

La reflexión, la unión de informaciones, experiencias y recuerdos es una trama que se ató sola en el correr de la conversación. Habló del aporte científico de Andrés Carrasco, del Grupo de Reflexión Rural de Jorge Rulli, de lo complejo que fue entender el problema de la alimentación desde una mirada política. En medio de la reflexión sobre los miedos, Gorban asegura: “No nos han vencido, al contrario, hemos crecido. Todo lo que hemos conseguido en esta lucha es un montón. Una lucha a brazo partido, dura, y después aparece un presidente que te dice que es válido fumigar, pero los pueblos dicen que no. Hemos avanzado en cosas simples, en la demanda, por ejemplo, de los consumidores por productos más sanos a partir de la denuncia que hemos hecho de que el plato está envenenado”.

—¿Cuáles fueron las mayores discusiones que tuviste en tu vida?

Creo que sin dudas el debate más importante es el que estamos teniendo ahora, con la Soberanía Alimentaria. Cuando en 1986 me entero, a los 60 años, que era la Cumbre Mundial Sobre la Alimentación de la FAO, me pagué el pasaje, pero no quise ir a título personal. En ese momento estaba en la Organización de Graduados de Nutrición y organicé un debate sobre la situación de la alimentación, salió un documento que se llamó Primero la Alimentación. En ese debate participó CETERA y el Servicio de Paz y Justicia de Pérez Esquivel y Marta Maffei. Yo siempre digo que ellos son mis padrinos de la Soberanía porque dieron el empujón. Participé de la Cumbre y para mí el debate más importante fue este, me abrió la cabeza, no tenía la dimensión que hoy tengo. Tenía una visión mucho más chiquita y acotada de algo de tipo individual. A lo mejor del tipo institucional, pero paraba ahí. No en la visión política de la alimentación. Ahí se juntó con mi formación. Hice un click y se dio la teoría con la práctica.

Vi que el problema de la alimentación era un hecho político y que estaba vinculado a la estructura y al desarrollo capitalista o no de los pueblos. Cada vez me convenzo más de eso. Cuando veo acá el curso y los debates que se arman siempre giran alrededor de si tenemos un plato de comida o no lo tenemos. Para mí en este país se está violando el derecho a la Alimentación. ¿Tenemos derecho a la alimentación o a la malnutrición? Cuando a los chicos dale que dale con las galletitas, con los jugos en polvo, las madres se ofenden si no les dan jugo en polvo porque piensan que están haciendo economía, y uno piensa que es un problema de salud. Vayas por el andarivel que vayas te encontrás con este fraude alimentario.

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(Imagen: Daiana Valencia)

*Por Mariana Jaroslavsky para Almagro Revista / Fotos: Daiana Valencia.

Palabras claves: Alimentación, Miryam Gorban, soberanía alimentaria

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