Lucrecia Martel se negó a asistir al estreno de la película de Polanski: «No separo al hombre de su obra»
La directora argentina es la presidenta del jurado oficial del prestigioso festival de cine. “Como mujer y persona política participo en mi país en una batalla contra la violencia de género y contra la justicia negada y por eso no participaré en la cena de gala del film J’accuse para no tener que levantarme y aplaudir a Polanski, aunque eso no me impedirá juzgar sin prejuicios su obra”, destacó. El cineasta polaco es imputado desde hace más de 40 años en una causa por violación y a lo largo de su carrera recibió múltiples denuncias.
Lucrecia Martel confirma su fama de mujer de principios, afrontando con autoridad e inteligencia dos de los temas más espinosos de la actualidad y de este 76º Festival de Venecia en la que ella participa como presidente del jurado oficial que el 7 de septiembre otorgará los premios finales.
Se trata de la violencia contra las mujeres, encarnado en la presencia en concurso del cineasta Roman Polanski, imputado por violación de una menor en Estados Unidos hace más de 40 años –nunca se dictó condena definitiva porque el director huyó y jamás volvió a ese país, en el que todavía rige un pedido de extradición en su contra–. Pero Martel también señaló la escasa presencia de directoras en el cine mundial y en este festival, donde sólo dos mujeres participan del certamen oficial.
“Cuando acepté ser presidenta del jurado en Venecia no lo hice por estar de vuelta en esta bella ciudad, porque pienso que me sentiría ahora mejor en mi casa, sino porque creo que este es un rol eminentemente político y veo que tenía razón porque estos temas de la violencia contra las mujeres y la presencia de estas en el cine son, no solo de actualidad, sino también sociales y políticas” declaró.
“Pero al momento de aceptar no sabía que iba a tener que juzgar una obra de Polanski –agregó– porque yo, al contrario de muchos, no separo al hombre de su obra. Por eso, busqué en Internet y supe que la víctima del estupro lo había perdonado, diciendo que el hecho se había consumado por voluntad suya y de la madre, y yo no soy quien para superponerme a la voluntad de la víctima que ya lo ha perdonado”.
“Pero yo como mujer y persona política participo en mi país en una batalla contra la violencia de género y contra la justicia negada y por eso no participaré en la cena de gala del film J’accuse para no tener que levantarme y aplaudir a Polanski, aunque eso no me impedirá juzgar sin prejuicios su obra”, añadió.
“Yo no me puedo poner en el lugar de un juez para condenar a una persona; hasta cuándo vamos a excluir de la sociedad a alguien que ha cometido un error y ha sido condenado por ello, porque si es para siempre, tanto vale ajusticiar a la gente y no se habla más del asunto”, declaró categórica Martel.
El director artístico del festival, Alberto Barbera, declaró que este es un tema muy complejo: “En la historia del arte existen personas que han cometido crímenes aún más graves sin que por ello dejemos de admirar su obra. Hay quien dice que hemos tenido tiempo de hacer parte de la historia el problema pero es que acaso vamos a tener que esperar 200 años antes de apreciar en su justo valor una película de Polanski, para no hablar de la posibilidad de invitarlo a un festival”, argumentó. Y agregó: “Yo no soy juez sino crítico y de una obra me interesa su aspecto artístico y lo mismo debería hacer el público”.
Martel, por su parte, indicó: “No estoy de acuerdo con las cuotas rosadas, pero no veo otra solución para balancear el absurdo de que la presencia de mujeres en la industria cinematográfica y en el resto de la mayor parte de las actividades humanas, es menor que de la del hombre y no refleja numéricamente lo que pasa en la sociedad”.
“Y esto mientras no se logre forzar a la industria a rever su manera de pensar. Y esto no pasa no solo con las mujeres. Pasa también con otras minorías que no tienen el peso en el cine que tienen en la sociedad”, afirmó la presidenta del jurado.
“Veo además que este es festival número 76 de Venecia –desafió Martel– porque no hacemos el experimento de tener un 50 por ciento de realizadores y otro 50 por ciento de directoras, a ver que pasa?”.
Barbera se defendió diciendo que a la hora de seleccionar películas «el único criterio es el de la calidad, en el límite de nuestros gustos y opiniones».
“En cuanto nos es posible nosotros mantenemos la paridad, tenemos 50 y 50 por ciento de seleccionadores, el personal femenino es mayor que el masculino e incluso entre los cortos las realizadores superan en número el de sus colegas hombres”, declaró.
Pero el problema está en la fuente: “Debe haber igualdad de posibilidad de acceso a las escuelas de cine y a las financiaciones y así el número, en un futuro que espero sea próxima, la presencia en el cine podrá ser finalmente igual entre ambos sexos” concluyó.
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