Cine por y para adultes mayores: el desafío de construir sentidos comunes liberadores
La Cooperativa Caleidoscopio Realizaciones coordina, desde mayo, un taller dirigido a mujeres, lesbianas, trans y travestis en el Centro Trans de Córdoba. Un espacio de aprendizaje colectivo para hacer cine con perspectiva de género y lógicas participativas, donde las voces de les adultes mayores son las protagonistas.
Por Soledad Sgarella para La tinta
“Nuestra venganza será llegar a viejas”, dijo Alma Fernández, referenta del activismo trans y egresada del Bachillerato Popular Trans Mocha Celis, en Buenos Aires. Su frase terminó de viralizarse cuando Tiziana, la primera niña trans argentina en cambiar su identidad de género en su DNI, la escribió en su cartulina para tomarse las fotos del esperado momento.
La expresión de Alma viene justa para empezar la nota. Sucede que la Cooperativa Caleidoscopio arrancó, el mes pasado, con el Laboratorio de Cine y Audiovisual Comunitario para adultes mayores en el «Centro Trans» de Barrio Los Naranjos de Córdoba y es una propuesta precursora en esta ciudad.
Gratuito y dirigido a mujeres, lesbianas, trans y travestis, el taller resultó ganador en la convocatoria 2018 del Concurso de Arte y Transformación Social, organizado por el Fondo Nacional de las Artes.
“Elegimos la población de adultes mayores porque son sectores que no cuentan con muchas actividades culturales y artísticas para realizar ni espacios en donde puedan hablar de sus problemáticas, compartir, divertirse”, dicen a La tinta desde Caleidoscopio.
“Conocimos el Centro Trans el año pasado, durante la filmación de la serie de cortos documentales Nosotras que caminamos juntas y, a partir de allí, comenzamos a pensar en sumar el cine comunitario a su agenda de actividades. Es un espacio socio cultural que ofrece formación laboral, talleres culturales y contención a personas trans, y es abierto a toda la comunidad. Se han integrado muy bien en el barrio y a sus talleres asisten mujeres del barrio, de todas las edades, pero, principalmente, adultas mayores”, agregan.
Caleidoscopio Realizaciones reúne a profesionales del cine, la fotografía y la comunicación social desde el 2011. Las trabajadoras relatan que la cooperativa se formó “a partir de las posibilidades que se abrían para les realizadores audiovisuales del interior del país con la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Algunas de nosotras formábamos parte de la ´Coalición por los 21 Puntos´ que fue el sustento de aquella ley y todas teníamos militancia en diferentes espacios feministas o de defensa de los derechos de las mujeres. Nuestra primera experiencia de trabajo en conjunto fue la serie documental Caleidoscopio. Diversos colores, los mismos derechos, que aborda los prejuicios y estereotipos de género a partir de experiencias de vida reales y que ganó el Primer Premio en Serie Documental Argentina en el Festival Internacional de Cine Político en 2013. A partir de entonces, decidimos conformarnos legalmente como cooperativa y apostar a que esta se convirtiera en nuestra principal fuente de trabajo”.
Caleidoscopio se presenta como un equipo cuya meta principal es realizar proyectos que promuevan valores sociales, contar historias que generen empatía y emociones.
Y el Laboratorio de Cine y Audiovisual Comunitario para adultes mayores es protagonista en este marco de trabajo. El Taller busca -desde la educación popular- construir un espacio en donde las mujeres, lesbianas y trans puedan usar los recursos audiovisuales para relatar sus historias en primera persona.
“Entendemos al cine comunitario como una herramienta de inclusión social con un enorme potencial transformador. Creemos en la importancia de generar procesos de participación, liberar las capacidades de expresión, sustentar la interacción colectiva y analizar lo que nos pasa sin prejuicios para establecer sentidos comunes auténticos y liberadores”, cuentan.
La cooperativa es parte de la Red de Productoras Audiovisuales Asociativas «CONTAR» y, desde hace unos pocos años, han sumado, a la realización audiovisual, talleres de fotografía y video con perspectiva de género, en los que producen materiales fotográficos y fanzines.
Cuando indagamos en cómo está siendo sostener una cooperativa de trabajo en este contexto de crisis del país, el equipo de Caleidoscopio es claro en la respuesta: “realmente, llevar adelante una productora audiovisual cooperativa es bastante difícil en estos tiempos, ya que es una industria muy incipiente en el interior del país y las políticas públicas para apuntalar este sector son totalmente insuficientes. La disminución de presupuesto para la cultura y el achicamiento del INCAA son realmente muy perjudiciales para nuestras posibilidades laborales en Córdoba”.
Completan su contestación con transparencia y dicen a nuestro medio que ser una cooperativa de trabajo en el ámbito cultural es, para ellas, una apuesta: “Para nosotras, es una experiencia a la que apostamos fuertemente, porque nos apasiona lo que hacemos: contar lo que la gran industria no cuenta, las experiencias organizativas solidarias e innovadoras que se dan los sectores populares, las mujeres, la comunidad LGTB, les jóvenes, los pueblos originarios, etc. Buscamos contar historias de una manera diferente a la que nos tiene acostumbradas la lógica del mercado, donde todo entra en el formato de “héroes y princesas”. Creemos que estas nuevas narrativas se construyen no solo en los contenidos, sino también en las formas de producir. Por eso, apostamos a una manera de trabajar cooperativa, donde cada una aporta lo que sabe y aprende de las otras, donde no hay palabra santa ni parámetros que no puedan discutirse. Esas nuevas formas de trabajar también las vamos construyendo cotidiana y amorosamente. Apostamos a promover la participación de mujeres en roles que, históricamente, se han considerado masculinos dentro del trabajo audiovisual como camarógrafas, sonidistas, directoras, etc.”.
Las Caleidoscopio saben (y dicen) que hacer cine desde estas perspectivas -y hacerlo con principios cooperativistas y feministas- no es fácil. Pero también saben, y también dicen, que las lógicas de trabajo en la cultura están cambiando y, como ellas, hay más, cada vez en más lugares: “Afortunadamente, estas nuevas formas de trabajar lo audiovisual van creciendo en distintas provincias. Si bien cada lugar tiene características particulares, conocemos productoras similares a la nuestra como Wayruro Comunicación Popular en Jujuy, Productora de La Tierra en Misiones, Mucha Siesta en Santa Fe y Matria en Buenos Aires.
Más allá de las dificultades, estamos convencidas de que este camino vale la pena y suma un granito más de arena a las transformaciones que, desde miles de espacios, se están gestando detrás del sueño de una sociedad donde todxs tengamos oportunidad de realizarnos libremente como personas”.
*Por Soledad Sgarella para La tinta.