“Sin nosotras no hay Ni Una Menos»
El lunes 3J volvimos a mostrarnos la fuerza de la rebelión. En el marco de un nuevo Ni Una Menos, las integrantes del «Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir» denunciaron los feminicidios y genocidios en las comunidades Indígenas de las 36 Naciones Originarias, apuntando al estado patriarcal y sus instituciones.
Por Redacción La tinta
“El estado Racista, Patriarcal, Colonial y Capitalista nos enfrenta a resistir el genocidio silencioso sobre nuestros cuerpos y en los territorio, en las comunidades como en las urbes.
¡Nos queremos plurinacional y con las disidencias!”.
El genocidio sobre los pueblos indígenas comenzado hace 527 años, se actualiza en el accionar estatal sobre el cuerpo territorio de las mujeres de las comunidades, con la complicidad de los medios masivos de desinformación y una sociedad que se afana en mirar para el costado. En un comunicado publicado el 3 de junio el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir denuncia las violencias a las que son sometidas por las industrias farmacéuticas, el asesinato, persecución y judicialización por la defensa del territorio, el secuestro para redes de trata, el histórico sometimiento racista, colonial, capitalista y patriarcal.
“Las multinacionales farmacéuticas en complicidad con el estado, experimentan con personas en situación de vulnerabilidad social”, reza el comunicado, destacando el descrédito que cae sobre la medicina tradicional ancestral de las comunidades. “Se difama constantemente nuestro saber sobre las plantas, estigmatizando a nuestras Machis, creando un montaje policial para poder encarcelarlas como respuesta de ensañamiento y venganza por ser ellas defensoras de los territorios ancestrales”, denuncia.
En este sentido, denuncian la creciente criminalización de las mujeres indígenas por “defender nuestro cuerpos territorios contra este sistema basado en una lógica Racista y Xenofóbica que niega la existencia de otras formas de vida, de otras culturas, de otro modo de ver el mundo”. Los territorios de las naciones pre-existentes son arrasados por “empresas extractivistas que los militarizan con la complicidad del Estado. Esta imposición genera una situación de extrema pobreza sobre nuestras Naciones focalizando la violencia en las Mujeres y niñes”.
Así, recuerdan el caso de Villa Río Bermejito en lo que hoy es la provincia de Chaco, donde el coordinador y vocero del Centro Mandela, Rolando Núñez, denunció que en una asamblea de más de 50 vecinas y vecinos, principalmente de la etnia qom, se relataron situaciones en las que el Ejército Argentino entregaba cajas alimentarias a las familias a cambio de sexo.
El mapa de las opresiones denunciadas se completa con las desapariciones forzadas de mujeres y niñes, que son “cautivadas por redes de trata de personas y por redes de tráfico de órganos, situación que viven a diario las hermanas que pertenecen a las comunidades fronterizas del Norte”. Este sometimiento, explican, se vive en silencio, siendo naturalizado por la sociedad, “avalado por la justicia occidental europea, que es funcional a los intereses de los grupos económicos, donde las autoridades del poder judicial son responsables de dejar impunes a quienes cometen los crímenes y de perseguir y encarcelar a gente inocente”.
Junto a las hermanas de las 36 Naciones Originarias, decimos: “No más Feminicidios, Transfemicidios, Travesticidios y Disidencias Asesinadas. Sí a la libre determinación de nuestros cuerpos, a la libre determinación de nuestros territorios, a la libre determinación de nuestros Pueblos”.
¡Marici weu!
¡Jallalla!
*Por Redacción La tinta / Imagen de portada: MEDIONEGRO.
