“Nos preocupa que quieran discutir nuestra identidad autopercibida”

“Nos preocupa que quieran discutir nuestra identidad autopercibida”
7 marzo, 2019 por Redacción La tinta

Paula Arraigada habló sobre la reaparición de las TERF y su intento por excluirlas del feminismo, aunque aseguró que las alianzas se mantienen fuertes con el movimiento de mujeres que les brindó respaldo en la última asamblea rumbo al 8M.

Por Martín Paoltroni para La Tetera

Paula Arraigada es militante trans/travesti peronista y fue una de las voces que se alzó en una de las asambleas feministas de Buenos Aires rumbo al Paro Internacional de Mujeres del 8 M. Allí, reafirmó el carácter amplio de la convocatoria frente al re surgimiento de las TERF, grupos de feministas radicales que rechazan la presencia de mujeres trans y travestis por ausencia de vagina. En diálogo con La Tetera, Arraigada habló sobre las RadFem y las vinculó con el avance de la derecha en la región. También aseguró que el movimiento de mujeres en Argentina “no es excluyente, sino todo lo contrario” y contó que sintió animosidad por parte de algunos sectores políticos de la izquierda cuando le tocó hablar en el comienzo de la asamblea.

—Hay un resurgimiento de grupos denominados RadFem bajo el argumento que el feminismo es solo para las mujeres con vagina. ¿A qué atribuís que aparezcan en este momento de fuerte crecimiento del movimiento feminista?

—Esos movimientos estuvieron presentes durante todos estos años, lo que pasa es que no habían encontrado la chispa que les permitiera resurgir y hacerse más visibles, hace cuatro años esto era impensado. Pero, en este último tiempo, con la llegada de la derecha al poder en la región, con Bolsonaro en Brasil y Macri en Argentina, aparecen sectores que intentan cuestionar lo que antes era imposible: los derechos humanos, la cantidad de desaparecidos, las libertades individuales.


En cuanto al movimiento trans excluyente (TERF), vienen trabajando de manera solapada con la cabeza de una activista abolicionista muy reconocida, que ha sido históricamente transfóbica, transodiante. Ahora han encontrado eco en un grupo minoritario que se vio fortalecido cuando se perdió la votación por la interrupción voluntaria del embarazo en el senado. Estos grupos logran mayor adherencia en el sector evangélico que son quienes claramente dicen que no deberíamos tener derechos y que lxs trans somos una herejía que su Dios condena.


Nos preocupa que quieran venir a discutir nuestra identidad autopercibida, nuestros derechos y que se exponga al juicio popular si nosotras somos o no somos, y si debemos o no tener derechos. Esas discusiones están saldadas. Es un claro retroceso al que nos pretenden llevar, pero quedó claro que el movimiento feminista ha dicho que no.

—¿Qué pasó en la asamblea Rumbo al Paro Internacional de Mujeres cuando se habló de este tema?

En la primera asamblea hacia el 8 de marzo, se habló poco, pero fue de forma contundente: se declaró el paro de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans, afros, originarias, gordas, migrantes, putas, ciegas, sordas, las mujeres pobres. Cuando se realizó la apertura, se dejó en claro que no sobraba nadie. Entonces, desde ese punto de vista, no había demasiado para agregar. Cuando se abren las exposiciones, la primera oradora fue una mujer trans y creo que estaba todo dicho, no había nada más que remarcar. El movimiento de mujeres no es excluyente, sino todo lo contrario, porque albergan el deseo de contener a todas y de ser el punto en común para todas las identidades políticas que componen el feminismo.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

—¿Qué tipo de peligro representan para la lucha de colectivo travesti/trans?

—Creo que no representan ningún peligro para la lucha del colectivo travesti/trans. Esto hace que nos unamos frente a un enemigo en común que son los anti derechos. Nosotras estamos peleando hace mucho tiempo, por lo tanto, creo que favorece nuestra lucha para unir esos puntos en común que todas tenemos. Por supuesto que no queremos que la unión venga de estos movimientos que están en contra de nuestros derechos.


Sí creo que perjudica a la sociedad, al movimiento feminista y al movimiento trans, en cuanto se impone la discusión sobre algo que ya estaba saldado. Que la opinión pública discuta hoy si nosotras somos mujeres o si tenemos derecho a estar o permanecer en espacios donde se discute el rol de la mujer y las políticas públicas, sí es un retroceso y sí es un peligro. Pero como siempre se ha hecho, con la organización y con la lucha, venceremos.


—¿Hay partidos políticos que albergan actualmente a grupos Terf o con reminiscencias de ese pensamiento?

No sé si los partidos políticos. Sí hay militantes que guardan ese pensamiento. Habrá que ver si el partido lo suscribe o es la manifestación de un sector. Sí creo que es algo que anida en la cabeza de muches y no sale a la luz porque no es políticamente correcto. Pero la realidad es que muchas piensan que las trans no deberíamos estar. Puedo decir, por ejemplo, que había un sector de la izquierda que mostraba un claro disgusto porque hubiera una trans abriendo la última asamblea. Ese sector no solo no aplaudió, sino que miraron con mala cara y hasta algunas abuchearon. Era claro que quedaron en minoría. Esto preocupa, no creo que sea la definición política de esos espacios, pero habría que preguntarse también qué están discutiendo. No me corresponde a mí discutir en esos espacios, sí creo que es de un fuerte grado de irresponsabilidad porque ellas están representando a un espacio partidario y sus decisiones individuales implican decisiones colectivas. Y ese día, en el momento de hablar, al abrir la asamblea, sentí mucha animosidad y hasta me sentí patoteada por ese grupo de compañeras de muy corta edad, pero de un nivel de agresividad enorme.

—¿Por qué es importante que las travestis/trans ocupen lugares de relevancia dentro del movimiento feminista?

—Es importante que nosotras cubramos todos los lugares posibles, no solo en el feminismo, sino también en la estructura del Estado, de las organizaciones, los sindicatos, en las estructuras de todo, así sea en un consorcio. Estar en todos los espacios que podamos para que nuestra voz esté puesta ahí y que seamos nosotras las que digamos qué es lo que necesitamos. Necesitamos estar en lugares de poder porque es la mejor manera de asegurarnos que parte de nuestras reivindicaciones se lleven a cabo.

No estamos hablando solo de género, sino también de clase: la mayoría venimos de una clase social carenciada, vulnerada, y, seguramente, si alguna estuviera en algún lugar de poder, no solo trabajaría por el colectivo trans, sino también por todo el conjunto social al que pertenece, por ese pueblo de base del cual procede. Hubo compañeras que han accedido a cargos, pero lo único que hicieron fue ocupar el puesto, eso no se ha replicado. Nosotras necesitamos que las compañeras tengan acceso a cosas elementales, de teorías ya estamos hartas. Lo que necesitamos es que esas teorías se llevan a la práctica.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

*Por Martín Paoltroni para La Tetera.

Palabras claves: feminismo, transfobia

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