La marea verde arrasó con todo
En enero, quién iba a creer que Rial comenzaría a hablar del aborto. A partir de ahí la farándula, los medios, los funcionarios, personas que nunca antes habían dado cabida a la discusión del aborto le dieron lugar. Sorprendidas de ésto, o no tanto, lo cierto es que en el 2018 la lucha dio un salto cualitativo. El aborto está legalizado en las calles. La marea verde llegó a los rincones más recónditos de este continente e incluso lo atravesó. Argentina estuvo en la lupa y la marea salpicó para todos lados.
Por Redacción La tinta
La pelea por el aborto legal, seguro y gratuito en nuestro país tiene larga data. Podemos reconstruir con facilidad desde el inicio de los Encuentros Nacionales de Mujeres (ENM) en 1986. Al comienzo poquitas mujeres se encontraban todos los años, pero luego este movimiento fue creciendo exponencialmente y fortaleciéndose con reclamos y propuestas.
Parte de las tareas que quedaban para trabajar de año a año, de encuentro a encuentro, tenían que ver con visibilizar opresiones que vivimos a diario como cuerpos femeneizados, organizarnos en torno a la lucha feminista, formarnos, dar pelea. Desde nuestros lugares, y siempre unidas en la lucha, conseguimos que se aprueben algunas leyes que intentan, con las limitaciones propias de la ley, dar respuesta a ciertas problemáticas. Algunas de ellas son la ley de cupo femenino y trans, la ley para erradicar las violencias de géneros, la ley de identidad de género, la constitución del programa de salud sexual, la ley de parto respetado. La deuda, sin embargo, sigue siendo con el aborto, para que sea ley, y sea para todas, seguro, gratuito y donde queramos.
En 2004 en el marco del ENM surge la idea de constituir la Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito. Finalmente se lanza en 2005, el 28 de mayo, Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Su símbolo fue el pañuelo verde, su lema: “Educación Sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”.
Se presentaron siete proyectos desde entonces. Este año fue la primera vez que, gracias a la presión y al crecimiento del movimiento feminista, conseguimos que se trate en el Congreso.
Hubo más de 700 personas que desfilaron en Diputados para exponer argumentos a favor y en contra del proyecto de ley. De todas las generaciones, realidades, profesiones u ocupaciones. Los discursos antiderechos se basaban en cuestiones morales y religiosas, sin embargo quienes se presentaron a favor de la vida, de una vida digna, y por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, expusieron argumentos sumamente contundentes, con datos de nuestro país, de otros lugares del mundo, investigaciones sobre consecuencias en nuestra salud integral, de la ilegalidad y la legalidad de la interrupción del embarazo.
El 13 de junio fue el debate y votación en Diputados. Ganó por mayoría la legalización del aborto. El paso siguiente era el Senado. Y ahí la realidad era otra, suelen ser personas muy conservadoras y de mayor edad quienes conforman esa Cámara. Finalmente el 8 de agosto, con mucha expectativa y con más de dos millones de personas en las calles de Buenos Aires y en todas las ciudades del país, se votó en contra la legalización, es decir a favor del aborto clandestino.
Lo que ganamos
Claro que lo veníamos venir, pero seguíamos con esperanzas, con esas que nacen más del deseo que de la realidad. Sin embargo, sabemos que las leyes sirven para algunas cosas pero no para todas. El saldo de las discusiones, de los debates en torno al aborto, en todas las escuelas, en las casas, en los clubes, en las universidades, en los trabajos, en las familias, en las organizaciones sociales y partidos, no tiene vuelta atrás.
El aborto ya es legal: la mayoría de las personas se pronunciaron a favor de la ley, y sabemos también que los funcionarios no representan la voz del pueblo, sino los intereses y creencias de unos pocos. Sabemos que ya nadie va a abortar de la misma forma, que cada persona con cuerpo gestante que quiera practicarse un aborto se acordará de las miles que salimos con el pañuelo verde esas jornadas, de los discursos que circularon, del grito cansado y renovado de “en nuestros cuerpos decidimos nosotras”.
Recordamos nuestras experiencias, las de nuestras madres, amigas, hermanas, y sonreímos sabiendo que nunca más será igual, que si el estado nos sigue negando un derecho fundamental, nos tenemos a nosotres, que construimos las formas de abrazarnos, y de a poco también edificamos las herramientas necesarias para que, pese a la inmovilidad de los funcionarios de turno, nuestros abortos sean seguros.
Vimos también, alegremente esperanzadas, cómo miles de mujeres jóvenes se sumaban a luchar y renovaban las energías de una campaña que se fortaleció cada año. Cómo llenaron las calles de nuevas preguntas, y le dieron color verde a todo.
El mundo conoció nuestra lucha, que es la de todas, y la marea verde, atravesada por el #NiUnaMenos, lo inundó todo. Nos paramos en un grito colectivo que nos permitió decir, hablar, gritar, denunciar, compartir el dolor, y sanar en colectivo.
Pequeñas grandes victorias
Después de conocida la votación, y entendiendo que deberemos redoblar la apuesta, hubo al menos dos hechos que favorecieron nuestro espíritu guerrero. Por un lado el dilatado y esperado fallo del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Córdoba contra la asociación ultracatólica Portal de Belén, en la que se intentaba poner en discusión la constitucionalidad del Artículo 86 del Código Penal y la Guía de Abortos No Punibles en la provincia. En ésta ya no se jugaba el derecho universal al aborto, sino que era una traba símbolica, no legal, para los abortos legales que existen en nuestro país.
La provincia publicó, en marzo de 2012, la Guía de Procedimiento para la Atención de Pacientes que soliciten Prácticas de Abortos no Punibles que era sumamente restrictiva respecto del Protocolo nacional elaborado por el Ministerio de Salud de la Nación. A los pocos días, Portal de Belén hizo la presentación judicial que suspendió por seis años la aplicación del protocolo para los casos de violación, poniendo en suspenso las prácticas del aborto no punible contempladas en el Código Penal. Si bien la guía no es impedimento para la realización de abortos, sí genera confusión en la opinión pública y en los profesionales de la salud en torno al acceso a la práctica. Finalmente, el 18 de diciembre el fallo fue favorable y puede aplicarse la Guía. Una victoria del movimiento feminista y la Campaña por el Aborto Legal Seguro y Gratuito.
Por otro lado, celebramos el reconocimiento de la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) del uso gineco-obstétrico del misoprostol; medicación recomendada por la Organización Mundial de la Salud para realizar abortos seguros y de calidad. A partir del octubre el Programa de Salud Sexual y Reproductiva de la Ciudad de Buenos Aires anunció que pondría a disposición la presentación de Misoprostol 200mcg (MISOP) producida por el laboratorio Domínguez para todos los centros de salud que realizan la ILE (Interrupción Legal del Embarazo) de acuerdo al marco legal vigente en el artículo 86 del Código Penal.
Es decir, que además de que se reconozca en la Argentina el uso del misoprostol para prácticas obstétricas también se disputó el monopolio que hasta entonces tenía el laboratorio Beta, con la producción de Oxaprost (misoprostol+diclofenac). De 2014 a la actualidad la caja de 16 comprimidos de Oxaprost pasó de un valor de $452 a $4.500, es decir que incrementó diez veces su precio. El “Misop 200” se encontrará en farmacias de todo el país. Esta noticia significó un gran avance aunque sigue siendo una traba que sea producido por un laboratorio privado y todavía no es de producción pública; sin embargo en Santa Fe están avanzando con esto.
Fue un año atravesado por la marea verde, que no dejó de subir. No aprobar la ley tiene terribles consecuencias para todas las personas que deben abortar de manera clandestina, más aún para las compañeras de bajos recursos. Pero la lucha feminista de una multiplicidad de sectores demostró cuánto se crece en paralelo a ese reclamo y todo lo que podemos juntas, hermanadas. La fuerza imparable de la marea verde redobla sus energías para el año que empieza. No hay vuelta atrás, nunca más será igual. El deseo para este 2019: #QueSeaLey
*Por Redacción La tinta. Foto: Sub Cooperativa de Fotográfxs y Colectivo Manifiesto.