Carta para una amiga en Islandia

Carta para una amiga en Islandia
28 junio, 2018 por Redacción La tinta

Siempre que viaja, Ana le escribe cartas a Anu. Y Anu a Ana. Por obra de los sueños y el azar, Ana recorre Islandia en auto y con carpa a bordo. Desde Argentina, Anu responde mientras prepara una nueva jornada de Feminista Mundial, la transmisión en vivo que hace FM La Tribu y que cada partido de la Selección reúne a más pibas que mezclan mates con cerveza, que pasan de hablar de Messi a la lucha por el aborto y de ahí al acuerdo con el FMI. Como todas ellas, Ana y Anu conversan mientras rompen las barreras absurdas de la distancia.

Por Analía Fernández Fuks para La tinta

 

Carta de Anu para Ana

26 de junio, Buenos Aires, Argentina

Querida amiga:

Empiezo a escribirte con el mate de la mañana sobre la mesa. El sol todavía está muy bajo en el cielo, en casa hace frío porque la estufa no funciona pero sobretodo porque Busquets –tu sobrino – hace cuatro días se fue y no vuelve. Me había acostumbrado a escribir con él hecho una bolita de pelos en mis piernas, mordiéndome el buzo. Y extraño esa forma tan incómoda de teclear, porque por supuesto sacarlo nunca fue una opción. Es 26 y vos lo sabés: junio arde rojo. Bueno, digamos, que esta vez, venimos ardiendo más que junio y más que rojo. Pero hoy se cumplen 16 años del asesinato de Maxi y Darío. La mañana empieza con la vigilia que fue y con el acto y corte en el Puente Pueyrredón que es ahora. El partido de la selección, por ahora es muy lejano. Aunque por supuesto los canales de los medios masivos tienen que llenar sus horas de aire y entonces, fantasean con los cambios tácticos e inventan melodramas dentro del equipo nacional.

La carta va a tener saltos y pausas, cambios de escenario. Porque es el ritmo citadino. Son las siete y media, el cielo todavía no aclara las dudas que hay respecto al equipo que va a parar Sampaoli hoy en la cancha. Ya llegan algunos mensajes de amigxs y familia manija: “¿y Anuka, cómo decís que salimos?», “Ese Musa hoy nos liquida, no?”, “Es la última trasmisión que hacen en La Tribu si perdemos?”. No sé qué responder, amiga. Junto reflexiones ajenas que fui recibiendo estos días y las reenvío: “Si Nigeria se despierta muy bien, es imparable. Su defensa está siempre en un cumple. Tenemos chances si cambiamos el planteo. Si Messi aparece, si metemos un gol en los primeros minutos”. Digo cosas y uso mucho el condicional. Me gustaría decir que estoy triste porque mi gato no vuelve. Y ese sí es un condicionante para que hoy el partido me importe muy poco. #MessiTraéElAbortoLegalYAMiGato. Parafraseo ese hashtag que nos había hecho reír mucho a las dos. Aunque ambas sabemos que a la sanción la vamos a sacar desde el movimiento feminista y que posiblemente a mi gato lo traiga unx vecinx o vuelva solo.

Cambié el mate por el té de jengibre, miel y limón. Son las once y empiezan los partidos del grupo C. Los miro de reojo alternando uno y otro porque en esta fase definitoria no puede haber ventaja deportiva y juegan a la misma hora. Los veo en el celular. Es ridículo. Cubro el mundial pero un mundial nunca me quedó tan lejos. Los partidos se interrumpen en mi teléfono. Llegaron los telegramas a lxs compañerxs de Télam. 354 despidos. No sé si perderemos hoy en Rusia, pero acá estamos perdiendo puestos de trabajo. Me avisan las amigas periodistas que habrá asamblea para decidir la medida de fuerza. Las calles, sabemos, nunca las perderemos.

Si pasamos tenemos rival: Francia. Es la una y media. Estoy en un lugar que conocés bien. La oficina de La Tribu, en la computadora del fondo donde la luz no llega y hay un poco de silencio. Abajo, en el auditorio, lxs pibxs preparan todo. Faltan minutos para que empecemos la tercera trasmisión de Feminista Mundial. Te escribo mientras junto datos de Nigeria. ¿Sabías que está prohibido el matrimonio entre personas del mismo sexo? Una vez dijiste que te querías casar conmigo así que en Nigeria no podría ser, amiga. Hay penas de hasta 14 años de prisión por “hacer asociaciones, sociedad o uniones homosexuales”. Lo que sí tiene Nigeria es el equipo más potente de fútbol femenino de África. Le dicen “Las halconas” y salieron diez veces campeonas del torneo continental. Acá voy a dejarte y cuando vuelva a escribir sabremos de qué lado del mundo se festejará la clasificación a octavos. En esa Islandia minúscula y cuasi perfecta que nos muestran los medios o en esta Argentina endeudada, desempleada y llena de pañuelos verdes. Amiga, no tengo idea si querés que ganemos o perdamos. Y yo tampoco entiendo bien qué quiero. Ando un poco así, llena de tos, mocos y contradicciones.

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Amiga, son casi las ocho de la noche. Seguro ya te llegaron algunos mensajes contándote lo que pasó hoy a la tarde en el auditorio. Una vez más, se llenó. La construcción del relato feminista del fútbol es un hecho. Y es potente. De nuevo, el mate se mezcló con la birra, los pañuelos verdes de la Campaña con los pañuelos verdes que gritan “paro general” de Serigrafistas Queer, quienes querían que Argentina pasara con quienes querían que perdiera y así el mundial se acabara para nosotrxs, lxs que no miraban el partido y chamuyaban en la barra con lxs que no pestañearon y le daban indicaciones a la pantalla.


Se mixturaron las informaciones sobre el fútbol de las pibas con los despidos en Télam, con el FMI, con los comentarios del partido. Así me gusta vivir el fútbol como un camino donde nos encontramos también en nuestras diferencias y nos damos de cara con nuestros deseos, dudas y preguntas. Y en el medio de eso, claro, los abrazos que siguen siendo lo que más me gusta del juntarnos en un mismo lugar.


Te estoy escribiendo sentada en la mesa de la terraza mirando la luna enorme y blanca. Agradezco la normativa de que en esta zona del barrio no se permita construir edificios altos. Hay bocinazos todavía que repican contra el atardecer. Supongo que tienen que ver con los octavos de final y no con que tenemos fecha en el Senado para la votación del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo. Pero para mí sí – cada quien inventa sus mundos-, así que me sumo a esa celebración. Y aprovecho el bullicio de la calle para gritar un poco más alto el nombre de Busquets, a ver si tiene ganas de volver. Mientras tanto me quedo pensando: ¿Por qué aplaudimos tanto a Armani? ¿Qué hacemos mirando los partidos? ¿Si gana Argentina le sirve al gobierno? ¿Estamos festejando lo mismo que un votante de Cambiemos? ¿Deberíamos no pasar más el mundial en el bar? ¿El gol de Rojo cambia la coyuntura? ¿Cuánto dura la alegría? ¿A dónde duelen los despidos? ¿Messi tiene ese brazalete porque es abortero? ¿Nos van a meter la reforma laboral mientras estemos mirando cómo Higuaín patea de nuevo por arriba del travesaño? ¿Si junio arde rojo, agosto arde verde?

Te quiero un montón.

*Por Analía Fernández Fuks para La tinta

[Leé la carta de Ana, desde Islandia: Carta a una amiga desde Islandia]

 

Palabras claves: aborto, Analía Fernández Fuks, feminismo, Fútbol Femenino, Islandia, Mundial Rusia 2018

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