La memoria activa como tradición y mística
Por Vladimir Sosa, integrante del Centro de Estudiantes del Manuel Belgrano, para El Resorte
Como todos los 24 de marzo, estudiantes de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano, nos preparamos con varias semanas de anticipación. Organizamos charlas, visitas a Espacios de la Memoria, pasamos películas en el “cine bajo las estrellas”, hacemos muraleadas, intervenciones y otras actividades que gestionamos nosotrxs como sujetxs activxs en la construcción de la Memoria Colectiva.
Todos los años hacemos el acto por el 24, es una tradición inamovible. En este, leemos algún texto que quisiéramos escribir lxs estudiantes. A través del Centro de Estudiantes y otros espacios, tenemos espectáculos de música y casi siempre invitamos a familiares de desaparecidxs, como Sonia Torres, que nos emociona mucho siempre que viene trayendo consigo su fortaleza indómita e indoblegable.
Desde el Centro de Estudiantes del Manuel Belgrano (CEMB), el Consejo, la Comisión de la Memoria y la Dirección de la escuela trabajamos y damos origen a estas actividades que se dan en el marco de lo que llamamos Semana de la Memoria. Es una semana con mucho movimiento para todxs; y más para aquellxs que toman el compromiso de garantizar estas actividades. Ahí es donde se hace notar la responsabilidad histórica que tenemos lxs jóvenes de mantener enérgicamente la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Es que el Belgrano tiene una particularidad que muy pocos colegios secundarios tienen: tener 24 desaparecidxs. Por esto sentimos tan propia la lucha; vivimos envueltxs en una historia terrible que por decisión propia y ajena mantenemos presente en defensa y recuerdo de lxs compañerxs que nos faltan.
Ya llegado el 24 culminamos todo el trabajo de semanas y descansamos de un modo especial, caminando y cantando por las calles del centro. Ahí nos encontramos con amigxs y vivimos respetuosamente con mucha emoción el día por la Memoria, la Verdad y la Justicia; haciendo presentes a lxs 30.000, a Santiago Maldonado y a demás compañerxs que hoy nos faltan.
Al terminar la marcha guardamos las banderas y nos volvemos a nuestras casas, nos juntamos con amigxs para distendernos y divertirnos. Pero todxs más allá de dónde marchemos, de dónde vengamos o hacia dónde vayamos tenemos algo en común: un sentimiento mezclado de pena, alegría y euforia que nos empodera.
La Memoria Colectiva como límite institucional
Todo esto que pude contar tiene como objetivo que sea comprensible la respuesta reciente que dimos desde la comunidad del Manuel Belgrano como estudiantes, docentes, no docentes, madres y padres y directivos de la escuela frente a la situación de Santos David Revol. La respuesta que se dio en la asamblea interclaustro fue rápida y contundente: ante una gran preocupación damos el más enérgico repudio a los contenidos compartidos por el director del Departamento Médico de la escuela.
Creemos que fue bueno que rápidamente se haya dejado de lado el debate de si es correcto o no repudiar las publicaciones de este miembro de nuestra comunidad educativa cuando al fin y al cabo “sólo está compartiendo su opinión en un marco que permite la libertad de expresión”.
La libertad de expresión tiene sus límites y no podemos hablar de expresiones libres y legítimas cuando hablamos de dichos que desprecian al mismo Estado de derecho, la democracia, la libertad y la promoción de la Memoria, la Verdad y la Justicia que tanta lucha le costó -y le cuesta- a nuestro pueblo, a generaciones, al Estado y a nuestra escuela.
Avalar los crímenes de lesa humanidad y el terrorismo de Estado es algo inaceptable. “Si no hay justicia, hay escrache” es consigna hasta hoy y hasta que el procesamiento a Santos David Revol sea efectivo y conforme a nuestros reclamos.
Los crímenes de lesa humanidad lastiman profundamente y dejan heridas que no cicatrizan nunca. Lo que pasó en el Belgrano es muestra de esto. Por suerte contamos felizmente con la Memoria, causante de esa alegría que se nos mezcla con pena cuando hacemos buena práctica de ella.
Lo sucedido fue sentido por lxs estudiantes como un llamado de atención, algo que pasó para alertarnos de que el trabajo por la Memoria que nosotrxs hacemos no culmina en el 24 si no que es deber mantenerlo constante. La Memoria Activa, nutrida y en práctica es la bandera que decidimos alzar para siempre con un grito de ¡NUNCA MÁS!
* Por Vladimir Sosa, integrante del Centro de Estudiantes del Manuel Belgrano, para El Resorte / Imágenes: Colectivo Manifiesto.