Flores en el desierto
El proyecto «Flores en el desierto» recoge la historia de diez mujeres de México, integrantes del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), que fue creada por el Congreso Nacional Indígena (CNI), que busca dar visibilidad a la organización y la lucha de los pueblos originarios. En esta ocasión reproducimos el relato y las imágenes sobre Gabriela Molina, quien es concejala por el Desemboque de los Seris (territorio Comca’ac), cargo que le otorgo la Asamblea Tradicional de su comunidad. Estas fotografías de Luis Jorge Gallegos muestran la tradición, la lucha y la dignidad de ella y de toda su comunidad que le hace frente a los distintos poderes que les quieren robar sus tierras.
Por Gloria Muñoz Ramírez para Desinformémonos
El atajo a Desemboque de los Seris es un enorme jardín repleto de saguaro, cinita y pitaya, que los jóvenes comca’ac decidieron esconder para mantenerlo vivo. Por aquí no pasa nadie que no sea de la comunidad o invitado por ella. Gabriela Molina va al volante. Está desvelada porque el día anterior a éste encuentro enfrentó, junto a sus compañeros de la Guardia Tradicional, a un grupo de delincuentes que robaban el fruto de la pesca. En lancha y armados los persiguieron durante la madrugada, lograron detenerlos y los entregaron al Ministerio Público. La estampa retrata a esta Concejala de cuerpo entero. Lo mismo porta un chaleco negro y enfunda un arma como parte de la Guardia, que viste una larga y colorida enagua adornada con grecas hechas con listones, parte del traje tradicional de la nación comca’ac.
Con las aguas del Golfo de California de fondo, sentada en una pequeña silla de madera, Gabriela deshilvana con soltura las desgracias de este pueblo milenario, de los primeros, dicen, que poblaron Mesoamérica. Además del acecho de la delincuencia, los comca’ac, como el resto de los pueblos, naciones y tribus indígenas de México, enfrentan las amenazas de empresas mineras que se imponen en el territorio. Hace cuatro años, cuenta Gabriela, “llegaron los mineros a amenazarnos con armas”, porque así llegan estos proyectos a las comunidades. “Aceptas o te encañonan”. Los comca’ac decidieron que ni una ni otra. Y siguen resistiendo.
En el 2015, del territorio sagrado extrajeron los trabajadores de la mina La Peineta alrededor de 300 toneladas de tierra y devastaron 31 kilómetros lineales de la reserva indígena, afectando la vida del venado bura y del borrego cimarrón, entre otras especies, además de los daños a la salud humana y al medio ambiente. Gabriela o Gaby, como la llama la mayoría, advierte que los empresarios sonorenses quieren “llevarse el oro, la plata y el cobre que abunda en estas tierras”.
Fue precisamente la lucha contra las mineras lo que llevó a esta joven a involucrarse directamente en la defensa del territorio. Las mujeres de la comunidad empezaron a organizarse porque se estaban otorgando concesiones sin consentimiento y sin ninguna consulta. En ese momento, recuerda, “pensábamos que solamente era La Peineta, pero cuando empezamos a investigar encontramos ocho sitios concesionados a la minería a cielo abierto”. Aproximadamente a cinco kilómetros de Desemboque se encuentra la concesión minera La Rojiza. Y otra más en el cerro de Tepopa, más las tierras de Punta Chueca.
Desemboque de los Seris y Punta Chueca son las dos comunidades que conforman el territorio comca’ac. Juntas tienen una población de alrededor de dos mil hombres y mujeres de mar y arena. La asamblea tradicional de Desemboque fue la que eligió a Gabriela Molina para participar en el Concejo Indígena de Gobierno. Ella, hija del actual gobernador seri y nieta de la única mujer que ha tenido ese cargo, tiene hoy la responsabilidad de promover la organización y visibilizar las luchas de su pueblo, que no son pocas.
Además de la lucha contra las minas, hay otras amenazas contra este territorio de más de 200 mil hectáreas y 100 kilómetros de litoral. Sobre la zona desértica y la costa “hasta hoteles quieren construir”, además de un proyecto maremotriz auspiciado por la empresa Tiburón Agua y Electricidad que promueve el “Proyecto de desalinización de agua y de producción eléctrica mediante energía maremotriz Hermosillo”, que no es otra cosa que la venta de energía y agua al noroeste mexicano y al sudoeste de Estados Unidos.
*Por Gloria Muñoz Ramírez para des Informemonos
**Fotografía: Luis Jorge Gallegos